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Acerca de Manuel Amezcua

Académico. Catedrático UCAM. Profesor del Departamento de Historia de la Ciencia, Universidad de Granada. Presidente de la Fundación Index, Granada, España. https://www.fundacionindex.com/gomeres/?p=883

Los saberes populares en salud: un legado cultural para el cuidado contemporáneo

Herrera Justicia, Sonia; Amezcua, Manuel. Los estudios sobre el saber popular en salud en España: fundamentos de un área de conocimiento en construcción. Cultura de los Cuidados 2025; 70: 169–182. https://doi.org/10.14198/cuid.28643.

Introducción: A partir del siglo XIX, académicos e investigadores han documentado y valorado las prácticas y conocimientos familiares, poniendo de manifiesto un diálogo continuo entre la medicina oficial y las tradiciones populares. Objetivo: Describir las aportaciones y los autores, que durante el siglo XIX y hasta la actualidad, han mostrado interés por el saber popular en salud. Metodología: Revisión de obras impresas y electrónicas, integrando contribuciones desde el ámbito de la etnografía y antropología y excluyendo el ámbito literario y costumbrista. Resultados: Los estudios identificados muestran cómo las prácticas populares de salud, que incluyen desde el uso de plantas medicinales hasta rituales mágicos-religiosos, varían según la región. En muchas áreas, especialmente en Andalucía, estas prácticas han evolucionado, pero mantienen su relevancia cultural y su influencia en la salud familiar. Conclusión: Se subraya la necesidad de un reconocimiento más profundo de los saberes populares como elementos esenciales para comprender la historia cultural de la salud y su influencia en la sociedad contemporánea. Además, las futuras investigaciones deben enfocarse en el dinamismo de estos saberes, especialmente en el contexto de una sociedad en constante evolución.
Palabras clave: medicina Popular; folclore; historia; cambio social; cuidado familiar; salud de la familia.

En este artículo analizamos cómo los conocimientos y prácticas populares han moldeado la atención sanitaria en distintas regiones de España. Este trabajo se centra en destacar las aportaciones de estudiosos y académicos desde el siglo XIX hasta la actualidad, mostrando la riqueza y diversidad de este patrimonio cultural.

El cuidado de la salud en el ámbito familiar ha sido una constante a lo largo de la historia, desarrollado a través de prácticas transmitidas de generación en generación. Desde el uso de plantas medicinales hasta rituales mágico-religiosos, estas tradiciones han coexistido y dialogado con la medicina oficial. Sin embargo, con el avance de la medicalización y la tecnología, muchas de estas prácticas han sido relegadas, aunque aún conservan su valor cultural y social en comunidades específicas.

En su contenido destacamos que, a lo largo de los siglos, regiones como Andalucía han sido clave en la conservación y evolución de estos saberes. En esta comunidad, las prácticas populares relacionadas con la salud no solo han demostrado su utilidad pragmática, sino que también reflejan una cosmovisión cultural única.

El artículo identifica varias líneas de investigación clave:

  1. Diversidad regional: Desde las prácticas mágico-religiosas en Andalucía hasta los remedios tradicionales del País Vasco y Galicia, se subraya cómo cada región aporta matices únicos a los saberes populares.
  2. Conexión con la antropología y la etnografía: Desde mediados del siglo XX, disciplinas como la antropología han contribuido significativamente al estudio sistemático de estas prácticas, destacando su dinamismo y capacidad de adaptación a contextos cambiantes.
  3. Transmisión generacional y globalización: Las tradiciones populares han evolucionado mediante un proceso de transmisión oral enriquecido por la interacción cultural, como lo ejemplifica el caso de Canarias y su conexión con América Latina.

En el artículo concluimos que los saberes populares en salud no deben considerarse como simples reliquias del pasado, sino como una fuente viva de conocimientos que puede enriquecer la práctica sanitaria contemporánea. Este enfoque invita a reconocer la importancia del contexto cultural en la atención a la salud, promoviendo una visión más inclusiva y sensible hacia las necesidades de comunidades diversas.

Además, subrayamos la necesidad de fomentar investigaciones futuras que aborden el equilibrio entre la preservación de estas tradiciones y su integración en un mundo globalizado. Metodologías participativas que involucren a las comunidades en la documentación de sus propios saberes son esenciales para garantizar su relevancia y continuidad.

El reconocimiento y la integración de los saberes populares en la atención sanitaria pueden estimular la sensibilidad transcultural de los profesionales de la salud. Estos conocimientos permiten una mejor comprensión de las prácticas y creencias de los pacientes, favoreciendo una comunicación efectiva y una atención más humanizada.

En un contexto donde la diversidad cultural es cada vez más evidente, pensamos que con este trabajo ofrecemos un marco valioso para que los profesionales de la salud no solo respeten las tradiciones de sus pacientes, sino que también encuentren formas de incorporarlas de manera ética y efectiva en el cuidado. Así, los saberes populares en salud no solo enriquecen la práctica clínica, sino que también refuerzan el vínculo entre los profesionales y las comunidades a las que sirven.

Los grandes modelos de lenguaje (LLMs) como herramienta transformadora en la Investigación Académica

Mishra T, Sutanto E, Rossanti R, Pant N, Ashraf A, Raut A, Uwabareze G, Oluwatomiwa A, Zeeshan B. Use of large language models as artificial intelligence tools in academic research and publishing among global clinical researchers. Scientific Reports, 2024; 14: 31672. https://doi.org/10.1038/s41598-024-81370-6.

Estr artículo explora cómo los modelos de lenguaje extendido (LLMs, por sus siglas en inglés) como GPT, Bard y Llama han irrumpido en el campo de la investigación académica, generando entusiasmo por su utilidad pero también preocupación por sus implicaciones éticas.

La investigación encuestó a 226 investigadores clínicos de 59 países. De estos, el 87,6% estaba al tanto de los LLMs, y los más familiarizados tendían a tener un mayor número de publicaciones indexadas en PubMed. Aunque solo el 18,7% había usado estos modelos en publicaciones previas, destacaron su utilidad en tareas como corrección gramatical, formateo, redacción y revisión de manuscritos. Sin embargo, casi el 40% no reconoció el uso de LLMs en sus trabajos, lo que plantea dilemas éticos importantes.

Entre las ventajas, los autores subrayan la capacidad de los LLMs para reducir la carga de trabajo en tareas repetitivas, como la revisión de literatura o la generación de contenido preliminar. Estas herramientas democratizan el acceso a tecnologías avanzadas de procesamiento del lenguaje natural, permitiendo a investigadores de diversos contextos mejorar la calidad y la eficiencia de sus publicaciones.

A pesar de estos beneficios, el estudio resalta preocupaciones clave: la generación de información engañosa, el sesgo no intencionado y los riesgos de integridad académica. Los autores enfatizan la necesidad de normativas claras, como políticas de transparencia en la divulgación del uso de LLMs y herramientas para detectar su empleo en publicaciones.

El interés en estas herramientas no solo radica en su potencial para optimizar procesos, sino en cómo podrían redefinir el futuro de la publicación académica. Según el estudio, más del 50% de los encuestados predicen un impacto positivo global de los LLMs, aunque el 32,6% se muestra aún incierto sobre su alcance.

En síntesis, los LLMs representan una revolución en la investigación académica, con el potencial de transformar las prácticas actuales. Sin embargo, su implementación ética es esencial para evitar riesgos y maximizar beneficios. Este estudio ofrece una llamada a la acción para establecer marcos regulatorios que permitan un uso responsable y transparente de estas tecnologías.

Artículo identificado por UNIVERSO ABIERTO

La Mamarta, modelo de la hospitalidad en la España barroca

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La figura de Marta de Jesús Carrillo, conocida como la madre Marta, ofrece un fascinante testimonio del desarrollo de la hospitalidad en la España del Siglo de Oro. Su vida y obra, marcadas por un profundo compromiso con los más necesitados, nos permiten comprender no solo la evolución de las prácticas asistenciales en el siglo XVII, sino también el impacto cultural y espiritual de estas iniciativas.

Marta de Jesús nació en Priego de Córdoba y, tras enviudar y sufrir la pérdida de varios de sus hijos, decidió dedicarse por completo al servicio de los demás. Como terciaria franciscana, adoptó un estilo de vida austero y se entregó a la fundación de hospitales para peregrinos y desamparados. Uno de sus proyectos más destacados fue el Hospital de la Misericordia en Cabra del Santo Cristo, una obra que combinaba la atención sanitaria con el alivio espiritual. Este hospital, inspirado en los principios de hospitalidad establecidos por San Juan de Dios, no solo ofrecía refugio, sino que también ayudaba a los peregrinos a continuar sus viajes o retornar a sus lugares de origen.

La obra de Marta trascendió las barreras locales. Sus viajes a Sevilla y otras regiones, en busca de recursos para financiar sus fundaciones, muestran una notable capacidad de organización y un compromiso inquebrantable con su misión. Su legado fue continuado por mujeres como Beatriz Jerónima de la Concepción, quien consolidó la creación de hospitales como el Pozo Santo, destinado al cuidado de mujeres desamparadas.

Lo que hace especialmente relevante este trabajo es cómo la hospitalidad de Marta no solo atendió necesidades físicas, sino que también promovió una espiritualidad encarnada en la atención al prójimo. Este modelo, basado en la caridad activa y la gestión comunitaria, marcó un hito en la historia asistencial de la España barroca. Además, su historia, envuelta en leyendas populares, como la de su supuesto cuerpo incorrupto, refleja la fascinación cultural de su tiempo por figuras que unían lo espiritual con lo tangible.

Este análisis invita a valorar el papel de las mujeres en la creación y desarrollo de obras asistenciales, muchas veces invisibilizadas en la historiografía tradicional. Marta de Jesús no solo fundó hospitales, sino que también contribuyó al establecimiento de un modelo de atención basado en la dignidad y el respeto hacia los más vulnerables, que sigue inspirando en la actualidad.

Amezcua, Manuel. El espectro bondadoso de la madre Marta. Una mujer fundadora de hospitales entre la leyenda y la evocación. La Semana, Diario Jaén, 22.12.2024; 21-24. Leer el artículo.

ALCOR DE ENTREDICHOS II – 22.12.2024

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El espectro bondadoso de la madre Marta

Una mujer fundadora de hospitales entre la leyenda y la evocación

Comienzo por agradecer a Rafael Rubio Santoyo por haber accedido a acompañarme semanas atrás para seguir los itinerarios de la madre Marta de Jesús en Sierra Mágina. Rafael, además de un excepcional escultor, es pura sabiduría concentrada en un cuerpo humano. De sus recuerdos salió la curiosa anécdota de la infancia en torno a la protagonista de este reportaje, y no será la última que estimule próximas entregas sobre la cultura popular de Cabra del Santo Cristo.

Otros dos cabrileños hicieron posible la existencia histórica de la Mamarta: el profesor Lázaro Gila Medina ha desentrañado en buena parte su biografía en sus libros de historia de Cabra y una colaboración en la revista Contraluz, mientras que Ramón López Rodríguez tuvo la perspicacia de relacionar la Marta de Jesús del Hospital de la Misericordia de Cabra con la homónima del Hospital del Pozo Santo de Sevilla, que hasta entonces se tenían por dos personas diferentes, y que su fina intuición hermanó cuando en un paseo por el casco histórico de la ciudad observó su nombre en el azulejo sobre la puerta del monumento sevillano.

Por lo demás, hace unos años pude adentrarme en los libros del Hospital de la Misericordia de Cabra que se conservan en el archivo parroquial, para escribir un primer estudio sobre la historia de la institución, que completé con prospecciones en los archivos Municipal de Úbeda, Histórico Diocesano de Jaén y el Provincial de Sevilla instalado en su Diputación. Posteriormente divulgué el personaje en un simposio internacional y no será este el último texto que publicaré sobre la figura excepcional de la Madre Marta de Jesús.

De especial utilidad ha sido el opúsculo «Noticias Edificantes sobre las Madres Marta de Jesús y Beatriz Jerónima de la Concepción», publicado por el Hospital del Pozo Santo, que transcribe la carta del prior González del moral y otros valiosos testimonios.

El caso de la madre Marta como fundadora hospitalaria me pareció tan singular que lo he llevado a mis clases de historia de la Enfermería, para lo cual he tuneado un muñeco que intenta representarla, en un ejercicio de innovación docente en la Universidad.

El Real Colegio de Cirugía de Cádiz y su influencia en el impulso de la Cirugía en España

Ramírez Gallardo, Ana. El Real Colegio de Cirugía de Cádiz y su influencia en el impulso de la Cirugía en España.  Gomeres: salud, historia, cultura y pensamiento [blog]. 27/12/2024. Disponible en https://www.fundacionindex.com/gomeres/?p=3925.

El Real Colegio de Cirugía de Cádiz fue creado en 1748 en un contexto histórico marcado por el comienzo de la dinastía de los Borbones y del periodo de la “Ilustración”. Su objetivo era llevar a cabo una renovación del ámbito sanitario y comenzó formando a los cirujanos de la Armada. En él se tomaron una serie de medidas que trataremos a lo largo de este trabajo, entre ellas un planteamiento de formación integral que combinara medicina y cirugía. Además, se llevaron a cabo innovaciones como el “Anfiteatro de Anatomía” o las “Asambleas Literarias”. El objetivo de este trabajo es evaluar el legado histórico y la importancia que ha tenido este Colegio en la dignificación de cirugía, y terminaremos resaltando los hallazgos más importantes obtenidos.

Palabras clave: Ilustración, Cirugía, Dignificación profesional, Anatomía, Historia de la Medicina, Historia de la Cirugía.

Hoy en día no podríamos imaginarnos una sociedad en la que la medicina y la cirugía no fuesen los pilares básicos en el cuidado del ser humano. En especial los cirujanos, los llamados “salvadores de vidas”, son considerados personas que poseen grandes habilidades e inteligencia. Pero esto no ha sido siempre así. El papel del cirujano ha experimentado muchas transformaciones a lo largo de la historia, desde ser considerado inculto, socialmente inferior o prohibírsele la entrada a las Universidades, a convertirse en la importante figura que actualmente es.

Para estudiar cómo ocurrió esta transición nos remontamos a sus inicios: la fundación del Real Colegio de Cirugía de Cádiz. Dicho Colegio se convirtió en la entidad médico-quirúrgica con más renombre en España, revitalizando el papel del cirujano en la época. Especialmente nos planteamos comprobar la relevancia que tuvo para el desarrollo de esta disciplina y el valor que le dio. Para ello, vamos a tratar una serie de apartados comenzando por la historia del Colegio, hablando de quiénes lo componían, cómo funcionaba y de las novedades que aportó. Recogeremos todo lo estudiado llegando a una serie de conclusiones.

Para la realización de este trabajo ha tenido un gran peso la búsqueda bibliográfica en distintas fuentes de información como artículos, páginas webs o libros. Además, he utilizado el gestor bibliográfico BibGuru.

El papel de la medicina española del siglo XVIII se ve condicionada por un contexto histórico lleno de cambios tanto a nivel político como social y científico. En dicho periodo tiene lugar la Guerra de Sucesión Española (1701-1714) que concluyó con el paso del reinado de los Austrias a los Borbones. Este estuvo marcado por “La Ilustración” y las “Reformas Borbónicas”, las cuales serían claves en la modernización en el ámbito médico y cultural.1

En España, el retraso científico y social era considerable. Además, la ausencia de enseñanza práctica en las Universidades reflejaba el estancamiento de las disciplinas de medicina y cirugía.2 En este contexto, varias personalidades fueron relevantes en la creación de los Colegios de Cirugía. Entre ellos, el cirujano francés Jean Lacombe en 1718 fue designado Cirujano Mayor de la Armada.3

Pedro Virgili

En una época en la que había escasa formación en medicina y el cirujano no tenía prestigio, su principal objetivo fue ensalzar esta profesión y llevar a cabo la renovación de la cirugía naval española. Contando con el apoyo de ministros muy influyentes, llevó a cabo la creación en 1728 de un “Anfiteatro Anatómico” y una “Escuela de Practicantes de Cirugía de la Armada”.2 Una de las decisiones más importantes fue “encomendar la atención sanitaria del personal embarcado a los cirujanos que, a partir de 1728, se integraron en un Cuerpo específico que, poco a poco, consolidó su prestigio y su estatus social dentro de la armada”.4

Lacombe junto con Pedro Virgili (ayudante de Cirujano Mayor de la Armada) fundaron el 11 de noviembre de 1748 el Real Colegio de Cirugía de la Armada, tras la firma de los Estatutos del Centro por Fernando VI. Este se sitió en Cádiz por no tener universidad y porque contaba con la protección de la marina.1

El Real Colegio de Cirugía de Cádiz supuso un antes y un después en el ámbito científico, especialmente para los cirujanos. Su creación fue consecuencia de un contexto social marcado por tensiones: entre médicos y cirujanos, y dentro de estos últimos entre cirujanos latinistas y cirujanos empírico-romancistas.

Hasta entonces los cirujanos poseían un estatus social por debajo de los médicos. Por otro lado, los cirujanos empíricos no se formaban en universidades sino mediante la práctica y observación, no sabían leer el latín y eran culturalmente inferiores.2 A diferencia de estos, los cirujanos latinistas sí accedían a universidades y abogaban por un enfoque teórico basado en textos en latín. Sin embargo, los empíricos tenían más éxito al tener más pericia en la práctica.

El principal objetivo de este Colegio fue dignificar la profesión de cirujano, acabar con los empíricos e igualar su nivel de prestigio con el de los médicos. Para ello integró ambos enfoques de enseñanza, la teórica y la práctica, además de tener como objetivo unificar la medicina y cirugía.

Aun así, los médicos que se formaban en las Facultades de Medicina tampoco contaban con aspectos básicos como prácticas en Hospitales.2 Por ello, las innovaciones llevadas a cabo por dicho Colegio fueron los cimientos de lo que conocemos actualmente como práctica médica, llevando a la medicina española a una situación de alto prestigio a nivel europeo.

Entre las novedades se encuentra la intención de un enfoque integral de la enseñanza, con el estudio conjunto de medicina y cirugía, ya que “no se podía ser buen cirujano sin estar también en posesión de amplios conocimientos teóricos de Medicina”.5 También se le dio una mayor importancia a la práctica clínica y por eso se crearon la “Escuela de Anatomía”, la “Biblioteca Médica”, así como laboratorios de prácticas, salas de disecciones y jardines botánicos.1 Esta Biblioteca, financiada por primera vez por los propios miembros del colegio, contó con los mejores y más completos libros en el ámbito quirúrgico-médico.

El profesorado estaba compuesto por cuatro Maestros y un Demostrador Anatómico, todos ellos cirujanos Navales que desempeñaban la función de Ayudantes de Cirujano Mayor. Su sueldo era de 50 escudos de Vellón cada mes para garantizar su dedicación exclusiva y evitar que recurriesen a otras prácticas externas para ganar dinero.6 A parte de los Maestros también se contó con el Director Pedro Virgili, un Bibliotecario y un Boticario.

Sesenta colegiales, de entre 17 y 20 años, entraron inicialmente en el Colegio. Entre ellos contaron con cirujanos expertos de otros hospitales con el objetivo de que pasaran a ser cuanto antes los futuros profesores. Además, con el paso del tiempo, tanto el número de colegiales como de profesores aumentó progresivamente. El sueldo de cada uno fue de un real de Vellón y una ración de comida diarios.2

Observación de Francisco Martínez sobre una amputación (Archivo Universidad de Cádiz)

Para poder ser colegial había que cumplir una serie de requisitos como saber escribir, leer o contar, además de ser “buenos latinos y filósofos”.6 Los alumnos más sobresalientes eran enviados a los mejores centros médico-educativos en países como París o Bolonia. El objetivo era que adquiriesen el máximo número de conocimientos, se graduasen allí e incluso algunos volviesen y formasen parte del profesorado del Colegio.7

El método de enseñanza se basó en la agrupación en cuatro grupos o «Clases»: (a) De Anatomía y Fisiología, (b) De Patología y Terapéutica, (c) De Operaciones, y (d) De Materia Médica, Medicina Práctica y Farmacia.

Además, el plan de estudios de seis años contaba con las siguientes asignaturas básicas: Osteología, Anatomía, Operaciones, Enfermedades de Huesos y Vendajes, Enfermedades de las Mujeres o Partos, y Análisis de los Medicamentos y Botánica.2

El plan docente se consolidó con las Ordenanzas de 1791 que supusieron la intención de unir la Medicina y Cirugía e hicieron que esta fuera la primera entidad extrauniversitaria en Europa que concediera Grados de Bachillerato y Licenciatura en Cirugía y Medicina.3 Además, hay que tener en cuenta que los miembros del colegio tuvieron acceso a documentos científicos prohibidos por la Inquisición en aquel entonces.6

Los colegiales estaban internados en el Colegio y contaban con un horario prácticamente militar: “de 5 a 6 de la madrugada estudio; de 6 a 8’30, «curación», con asistencia a la visita de Cirugía y Medicina y ejecutar sangrías, unturas y apósitos y curar vejigatorios; de 8’30 a 9, desayuno; de 9 a 10’30, lección de uno de los Maestros; de 10’30 a 11’30, tiempo para repasar las notas tomadas; de 11’30 a 12, almuerzo; de 12 a 14 horas, recreo; de 14 a 15’30 ó 16, explicación de otro Maestro; de 16 a 18, tiempo para reflexionar lo explicado y un rato de diversión; de 18 a 20 horas, tiempo de estudio de cada colegial en su cuarto; de 20 a 22, cena y otro rato libre; y a las 22 horas se tocaba silencio.”

Además, algún tipo de incumplimiento de estas normas llevaba a “castigos” como estar solo a pan y agua un día o incluso la cárcel. Tres faltas equivalían a la expulsión.2

Como ya he mencionado, el estudio de la Anatomía fue la gran protagonista. Este fue el gran contraste con las antiguas Facultades de Medicina, ya que se potenció la práctica en disecciones, así como un modelo teórico-práctico más moderno.2

Otra de las grandes aportaciones se dio en la Materia y Terapéutica Médicas. Hasta entonces los médicos eran los encargados de la administración de los “medicamentos internos”, es decir, los que se administraban dentro del cuerpo. Mientras que los cirujanos estaban especializados en intervenciones externas al cuerpo como las amputaciones. Una de las primeras decisiones fue que los cirujanos del Colegio pudieran usar ambos medicamentos y para ello se consiguió “establecer junto al colegio un Jardín Botánico  de  plantas  medicinales,  así ́ como  un  Gabinete  de  Historia  Natural”.7  De  ese modo, estos tendrían conocimientos de la composición de los medicamentos y podrían prepararlos si lo requiriese.

Por último, cabe resaltar la importancia de las conocidas “Asambleas Literarias”, que fueron sesiones clínicas en las que participaban todos los miembros del Colegio. Un profesor o alumno distinguido presentaba un caso clínico y se debatía en común, impulsando también los conocimientos que habían obtenido del extranjero.2

En ellas también se hacían recopilaciones de “Observaciones”3 en las que se registraban casos clínicos, procedimientos quirúrgicos y otros avances de los colegiales bajo supervisión de los maestros. Esto se hacía con el objetivo educativo de plasmar el progreso de los estudiantes, además de registrar aspectos de interés.

El Real Colegio de Cirugía de Cádiz fue el primero de los Colegios de Cirugía que se originaron en “La Ilustración”. Seguido de él se creó otro en Barcelona (1760) y otro en Madrid, el de San Carlos (1787). Estos dos se fundaron tras comprobarse el éxito que supuso el de Cádiz  en la reforma de la cirugía española.7

Para cuando se instituyó el de Barcelona, el gaditano ya era un modelo de centro de enseñanza extrauniversitaria. En él se habían formado una gran cantidad de profesionales. Estos habían adquirido una gran importancia en nuestra sociedad, revalorizando la importancia de cuidar y curar al cuerpo humano, ya no solo en nuestro país si no a nivel europeo.6 Por lo que podemos afirmar que la creación de este colegio “constituye un hecho capital en la historia de nuestro pensamiento filosófico y científico”.8

Cambios políticos y sociales hicieron que el colegio cerrase en el siglo XIX. Aun así, su legado perdura hasta nuestros días. En 1843 los Reales Colegios pasan a ser “Facultades de Ciencias Médicas” y en 1845 “Facultades de Medicina”.1

Tras haber hecho una revisión del papel que tuvo el Real Colegio de Cirugía de Cádiz, podemos afirmar que sus aportaciones fueron clave en el ámbito médico del siglo XVIII en España. Supusieron un punto de inflexión en el avance de la cirugía y medicina de la época. En él se desarrollaron novedosas técnicas quirúrgicas e investigaciones en este campo que dieron un gran prestigio a esta institución. Además, se le dio una gran importancia a la realización de disecciones, la práctica en pacientes en el hospital, la investigación médica, el aprendizaje mediante la combinación de observación y práctica, el intercambio de conocimientos entre médicos y cirujanos, así como entre maestro y colegial. Muchas de las técnicas que se desarrollaron siguen siendo relevantes en la cirugía de hoy en día. Su más importante aportación fue plantar la semilla que culminaría un siglo más tarde: la dignificación del papel del cirujano. En definitiva, estableció las bases sobre las que se asienta la cirugía moderna.

1. Ares Camerino A. Los Inicios. Colegio de Médicos. 2023. https://comcadiz.es/2023/11/20/los-inicios/.

2. Cabrera-Afonso JR. La Medicina Española del siglo XVIII: el Real Colegio de Cirugía de Cádiz. Anales de la Real Academia Nacional de Medicina. 2008; 125(4):581-606. https://www.ranm.es/images/pdf/anales/2008-04.pdf.

3. Márquez Espinós C. Las «Observaciones» del Real Colegio de Cirugía de la Armada en Cádiz (1742-1836). Cuadernos de Investigación de Fondos del Archivo UCA. 2021;(3):32–57. https://orcid.org/0000-0002-1830-1018.

4. Gracia Rivas M. La Sanidad naval española: De Lepanto a Trafalgar. Cuadernos de Historia Moderna. Anejos, 2006; 5: 167-185.

5. Ferrer, Diego. “De la unión del estudio de la Medicina y la Cirugía”. Medicina e Historia, 1996; fascículo XXIV: pág. 4.

6. Astrain Gallart M. El Real Colegio de Cirugía de Cádiz y la profesionalización de los cirujanos. Identidad e Imagen de Andalucía en la Edad Moderna. 2018. https://www2.ual.es/ideimand/el-real-colegio-de-cirugia-de-cadiz-y-la- profesionalizacion-de-los-cirujanos/.

7. Valle S, Antonio J. Historia del Real Colegio de Cirugía de la Armada de Cádiz, y su resonancia magistral en la cirugía española actual. e_BUAH. Biblioteca digital Universidad de Alcalá. 2021. https://ebuah.uah.es/dspace/handle/10017/51211.

8. Rodríguez Sánchez RA. El tránsito de la medicina antigua a la moderna en España (1687-1727): los principales protagonistas. Thém Rev Filos. 1999. https://idus.us.es/handle/11441/27394.

«El hombre que supo amar», una película sobre la obra humanitaria de Juan de Dios en Granada

Fernández Mariscal, Marta Andrea. «El hombre que supo amar», una película sobre la obra humanitaria de Juan de Dios en Granada. Gomeres: salud, historia, cultura y pensamiento [blog]. 18/12/2024. Disponible en https://www.fundacionindex.com/gomeres/?p=3837

En la época Moderna, en España, ante la cada vez más creciente pobreza y mendicidad, surgía la necesidad de retirar a los pobres del paisaje urbano.1,2 De aquí surge la cuestión de cómo controlar esa mendicidad en las calles. Debe tenerse en cuenta en este contexto el surgimiento y fuerza del mercantilismo, del utilitarismo, y de la búsqueda del progreso.3

Existía así el debate de qué hacer con los pobres y enfermos, que se percibían como un elemento molesto y problemático en las calles (Ley Tavera de 1540 sobre recogimiento de pobres).2 La disyuntiva, de la mano de la Reforma protestante luterana y la Contrarreforma católica, y de diversos autores que respaldaban una u otra visión con sus escritos y propuestas, se encontraba principalmente en quiénes, en qué circunstancias y de mano y control de quién, podían recibir limosnas.2-4

Cabe destacar que la asistencia sanitaria recaía casi exclusivamente sobre la Iglesia, pero ante el cisma de esta, se suscita este dilema con dos vertientes bien diferenciadas. De esta manera se establece una lucha entre la caridad cristiana frente a la utilidad, la entrega indiscriminada de limosnas frente a la clasificación y distinción de los verdaderos y falsos pobres (a diferencia de ociosos), entre si el control y regulación de todo ese sistema se debía dar desde la propia Iglesia o desde una institución civil, con una visión de justicia social.2,4

La Iglesia en este tiempo era una institución poderosa, más aún en España que era profundamente católica y un foco importante de la Contrarreforma tridentina. Por ello, en ese contexto, era muy difícil que se tuvieran en cuenta las tesis reformistas, aunque algunos autores españoles proponían llevarlas a cabo. Partidarios de controlar la mendicidad mediante iniciativas para emplear a los verdaderos pobres, y en contra de la limosna indiscriminada también a los pobres ociosos, destacarían autores como Juan Luis Vives (valenciano) con su obra “De subventione  pauperum”  (1526)2,3 y otros posteriores de corte vivista, como Juan  de  Robles, o los reformistas Giginta o Pérez de Herrera.2 Mientras que a favor de la caridad cristiana como tradición para salvar las almas de los creyentes, se posicionaron autores que defendían la caridad como derecho de los pobres y su libertad para mendigar, entre los que destacó el teólogo Domingo de Soto, que aunque reconocía el problema, se distanciaba de los anteriores respecto a los métodos.2,3

Como posibilidad para paliar el problema, surgen las casas de misericordia y los albergues. Además, aparece también la interesante figura de los llamados Venerables hospitalarios, piadosos caritativos que entregan su vida a ayudar a los necesitados, destacando aquí la figura de la que se ocupa este trabajo, San Juan de Dios.2,4

Granada era en este tiempo un lugar con muchos movimientos, cambios y disputas. A finales del siglo XV, ocurre la toma de la ciudad, finalizada el día 2 de enero de 1492. Este hecho conllevará el cambio de toda la cultura musulmana que estaba instaurada en el territorio, y la imposición forzosa del cristianismo que traían los autores de ese proceso, los Reyes Católicos.5 Parte de la población musulmana optó por el exilio mientras que otra parte optó por la asimilación. El crisol de culturas era inevitable, moriscos y conversos, mudéjares (aunque perseguidos en ocasiones), y también existían falsos conversos. Por otro lado, llegaban a poblar Granada gente de múltiples procedencias y, por tanto, era un enclave de diferentes culturas.

También cabe destacar que no solo por eso era una época de profundos cambios, se da el descubrimiento de América y todo lo que ello conlleva, además de cambios socio-económicos importantes, así como el avance gracias en parte a la imprenta, que permitía la transmisión del conocimiento, aunque aún muy poco accesible para la mayoría. Pero a pesar de los grandes avances en muchos campos sigue siendo una sociedad muy pobre en una gran mayoría, con desequilibrios y grandes disputas por temas religiosos y de otras índoles. Así como con una asistencia sanitaria muy precaria a pesar de los avances que se iban realizando, en la que todavía se llevaban a cabo prácticas altamente cruentas y de poca o ninguna base científica, con connotaciones mágicas y espirituales, y con un trato al enfermo muy deficiente, como ahora se analizará.1

Es necesario en este caso situarse en el contexto histórico de la España moderna. Más concretamente se analizarán sucesos ocurridos en Granada en el siglo XVI, de la mano de la figura de Juan Ciudad, en referencia a la asistencia hospitalaria que se daba en ese momento, la discusión que había sobre cómo enfocarla, y la que él quería ofrecer a todas las personas.

Primero se clasifica la obra que se analizará, en este caso la película “El hombre que supo amar”, estrenada el 10 de agosto de 1978 en España, por la General Films Corporation SA. El director de la obra cinematográfica fue Miguel Picazo (director importante en España, con películas como “La tía Tula” en su quehacer). El guion es de Santiago Moncada. Los actores que actúan en la película son, entre otros, Timothy Dalton (Agente 007, Licencia para matar, y Alta tensión, entre otras) en el papel de Juan Ciudad, Alberto de Mendoza (Juan de Ávila), José María Prada (Gran Inquisidor), Antonio Ferrandis (Dr. Cabrales), Jonathan Burn (Antón Martín), Ángela Molina (Jazmín), Fernando Hilbeck (Yusuf), Antonio Casas (alguacil), Luis Ciges, Pilar Bardem… Se rodó principalmente en Granada, qué mejor lugar que donde ocurrió la mayor parte de la historia de la película en la realidad, aunque hubo fragmentos rodados en otros lugares.1,6

Miguel Picazo, director de la película

Juan Ciudad Duarte, nacido en Montemor-o-novo (Portugal) en 1495, fue pastor, soldado, sufrió una serie de desventuras y terminó condenado a muerte por un incidente, de la cual al final fue liberado, posteriormente fue albañil, y librero en Granada.

En la película se ve cómo, siendo librero, conoce a Yusuf y a su familia, donde por cierto se puede apreciar el rechazo de la Iglesia y de la sociedad ante algunos descubrimientos y avances científicos. Tras ver la barbarie cometida contra esa familia por ser falsos conversos, el arresto y posible tortura de Yusuf, la muerte de su hijo pequeño (tan solo un niño) entre otros muchos de ellos, la desaparición de la hija, queda destrozado.1

Aunque no es la única barbaridad que observa, también la brutalidad con que se juzga a ladrones (a veces ni siquiera por cuenta propia sino por encargos de otros), a otros delincuentes, además del hambre y pobreza que hay, y la degeneración en la sociedad.1

Tras ver tanta desigualdad e injusticia, lo toman por loco al quejarse de ello en público visiblemente alterado, siendo así ingresado en el Hospital Real, pasando una estancia poco confortable cuanto menos. Esto es debido a que el trato recibido en dicho hospital era bastante pobre, y las técnicas utilizadas eran duras y sin base médica, además de que la intención del hospital no era atender al enfermo y mantenerlo cómodo.1

El Hospital Real en aquella época era una institución donde se atendían enfermos generales, pero sobre todo dementes y con sífilis.5 Estaba en el poder de la monarquía.5 Hoy día el Hospital Real es sede del Rectorado de la UGR y de la Biblioteca Universitaria. En la película podemos ver cómo realizaban prácticas cruentas y basadas en creencias no científicas, como expulsar demonios, o castigos para expiar culpas. También se hacían sangrías, y algunos procedimientos para eliminar los malos humores. Además, se torturaba a algunos pacientes como parte de esa expiación de los pecados. Realmente se observan imágenes perturbadoras.1,5

Es tras esa estancia en el Hospital Real, que Juan Ciudad decide ponerse a disposición de los necesitados, tratando por todos los medios a su alcance de buscar unas mejores condiciones para los ingresados en hospitales, mendigos que viven en la calle, pobres inocentes y enfermos, así como toda persona que necesitase ayuda y mejorar su vida, o simplemente cubrir sus necesidades básicas. No haría distinción además de sexo, edad, condición social, religión, etc.1

Justo en ese contexto mantiene conversaciones con Juan de Ávila, que en el papel de su mentor podría decirse, le ayuda a poder lograr el objetivo que se propone Juan Ciudad, ayudar a los necesitados, tener su propio hospital. Entonces es cuando recomendado por Juan de Ávila viaja para formarse en cuidados en el Monasterio de Guadalupe, volviendo a Granada ya con unos conocimientos de lo que podríamos asemejar a la profesión de enfermería.1

Es así que funda su primer hospital, donde recoge a pobres y enfermos, buscando ayuda de los más pudientes en todos los rincones, y ocupándose de tareas como dar de comer a los necesitados, hospedarlos, mantener su higiene, cuidarlos, curar sus heridas, consolarlos, enterrar a los muertos, y mantener toda esa actividad pidiendo todas las limosnas posibles1.Además, podemos ver en la película otras acciones que llevaba a cabo, como hablar con prostitutas para intentar sacarlas de esa vida.1

En la película se puede apreciar cómo tiene dificultades y oposiciones de todas las clases, intentos de cerrar su hospital, enfrentamientos con el “doctor” que operaba en el Hospital Real que se queja de su poca profesionalidad, cuando según él, a diferencia de Juan Ciudad, él sí podía curar a los enfermos porque sabía de medicina. Esto termina en la película en una escena tremenda también, en la que un paciente, originalmente de Juan Ciudad, termina muriendo a manos del otro Dr. Cabrales, con la testarudez de que iba a curarlo e iba a salir andando por su propio pie. Sin embargo, termina saliendo en brazos de Juan Ciudad para ser enterrado, lo había matado el supuesto doctor con su práctica.1

La película también refleja, entre otras muchas buenas obras de Juan Ciudad, su acto heroico en el incendio del Hospital Real, en el cual, jugándose su propia vida, rescata a muchos ingresados de las llamas1, además de ayudar a mitigar el fuego sacando muebles por las ventanas tras sacar a las personas, cosa que es útil para lidiar contra el fuego pero que entonces no se hacía como hoy día pueden hacerlo los bomberos (es el patrón de los bomberos en España). Finalmente se ve cómo recibe el apoyo de la Iglesia y conciudadanos.1

Destaca el hecho de que Juan Ciudad, más tarde santificado como San Juan de Dios, no solo fue fundador hospitalario e inspiró la Orden Hospitalaria que lleva su nombre (vigente actualmente en muchos lugares del mundo) con voto de hospitalidad,2 sino también y más importante, supuso un punto de inflexión para renovar la asistencia hospitalaria en España y por ende en todo el orbe católico. En este nuevo modelo de asistencia hospitalaria se dignifica al paciente, se le respeta y realmente se trata de cuidarlo y curarlo. Su dedicación incondicional no solo es un modelo a seguir, sino que supone un impacto en la sociedad, en la gestión de los hospitales, en la enfermería, supone un cambio de paradigma en la atención sanitaria.2 Es un claro ejemplo del humanismo por el que se sigue luchando día a día, para intentar lograr una mejor atención al paciente, más humana, más cercana y poniendo en valor y como centro a la persona, que sufre y que necesita ayuda, que necesita ser bien atendida en todos los sentidos. Por supuesto ya se ha avanzado muchísimo, pero todo ello es en parte gracias a ese germen que él sembró para una mejor calidad de vida del paciente, sus derechos, la gestión de los hospitales, en cuanto a profesionales su formación y la de los estudiantes, la higiene, la separación de enfermos, la enfermería y cuidados, cubrir las necesidades básicas del paciente, la actuación ética de los sanitarios.1,2,4

1. Picazo M. El hombre que supo amar [película]. España: General Films Corporation SA; 1978. Disponible en YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=4-F2y-nq7wo.

2. Amezcua M. Cuidados y sociedad en la España Moderna. Granada: Fundación Index, 2019. https://ciberindex.com/c/proT/pt20192.

3. Pérez García P. Municipalización hospitalaria y reforma de la beneficencia en De subventione pauperum: una nota valenciana al programa vivesiano sobre la organización de la asistencia pública. Saitabi 1996; Extra 1: 115-139.

4. Girón Irueste FM. El hospital de San Juan de Dios y la medicina granadina del siglo XIX. Actual. Med. 2013; 98: (790). Supl. 22-24.

5. Valenzuela Candelario J. El Hospital Real y la medicina renacentista. Actual. Med. 2013; 98: (790). Supl. 19-21.

6. Amezcua, Manuel. Síntesis CAI (clasificar-analizar-interpretar). Gomeres [blog], 24/09/2015. Disponible en https://index-f.com/gomeres/?p=108.

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Esta entrada ha sido realizada por alumnado de 3º de Medicina de la Universidad de Granada en el marco de las prácticas de la asignatura “Historia de la Medicina”, curso 2023-24.

En un lugar de los Entredichos de Noalejo

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Isabel Ahumada Gendra. El pasado 13 de diciembre de 2024, UniRadio, la emisora de la Universidad de Jaén, emitió en directo una entrevista de una hora de duración dentro del programa «Redescubriendo Historias Giennenses», dirigido por Plácido Carlos Caballero Miranda. En esta ocasión, el protagonista fue Manuel Amezcua Martínez, Cronista Oficial de Noalejo, quien ofreció un recorrido fascinante por la historia y la cultura de este emblemático pueblo de la provincia de Jaén. En la presentación del invitado, el presentador destacó la amplia trayectoria profesional de Manuel Amezcua, tanto en los servicios sanitarios como en la universidad, siendo en la actualidad catedrático de la UCAM y profesor en la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada.

La entrevista comenzó con una introducción a la situación geográfica de Noalejo, un municipio ubicado entre la comarca de Mágina y los Montes Orientales de Granada. Esta posición estratégica, en la frontera entre Jaén y Granada, ha definido gran parte de su historia y tradiciones. A lo largo de los siglos, la localidad ha sido escenario de intercambios comerciales, disputas territoriales y procesos culturales únicos, resultado de la mezcla de influencias entre ambas provincias.

Manuel detalló cómo la geografía de Noalejo, con un paisaje de contrastes dominado por montes y barbechos, ha dado lugar a una toponimia cargada de simbolismo. Lugares como la «Cañada del Oso» y el «Portillo de los Azores» son ejemplos de los rastros históricos que aún perviven en la memoria colectiva.

El cronista repasó los orígenes de Noalejo, desde los vestigios de la Prehistoria y la Edad Antigua hasta su transformación en un enclave estratégico durante la Edad Media. Destacó la relevancia de las pinturas rupestres en Navalcán y los restos romanos que vinculan a Noalejo con la mansión Viniolis, mencionada en el Itinerario Antonino.

Durante la Edad Moderna, la figura de Mencía de Salcedo, fundadora de Noalejo, cobró protagonismo. Amezcua relató cómo esta mujer visionaria impulsó la creación del municipio y su parroquia, convirtiéndola en un eje económico y espiritual para la comunidad. Además, subrayó los continuos conflictos territoriales y pleitos legales que marcaron esta etapa, reflejo de la compleja relación entre los concejos de Granada y Jaén.

Noalejo posee un rico patrimonio cultural y natural. Entre los monumentos destacados se encuentran la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, que alberga dos réplicsa de la Sábana Santa de Turín, conservadas en la parroquia, que presentó como un tesoro singular con un gran potencial turístico. En cuanto al patrimonio inmaterial, Manuel hizo un emotivo repaso por las tradiciones y festividades locales, como la Feria Real «Villa de Noalejo», las procesiones de Semana Santa y la Fiesta de la Virgen de Belén con sus encierros de toros. También destacó platos típicos de su gastronomía, como los «gitajos «, las migas matanceras o las tortas de «pringá», que reflejan la esencia cultural del municipio.

Otro aspecto tratado fue el fenómeno del curanderismo, muy arraigado en la comarca, y el impacto de la emigración masiva en las décadas de 1950 a 1970, que transformó la vida social y económica de Noalejo. Manuel destacó cómo las generaciones que emigraron mantuvieron vivos los lazos con su tierra natal, llevándose consigo tradiciones y creencias.

La entrevista concluyó con una invitación a explorar los paisajes naturales de Noalejo, desde Navalcán hasta la Torre del Gallarín, donde los visitantes pueden disfrutar de rutas de senderismo únicas. Además, Manuel recomendó algunas publicaciones para quienes deseen profundizar en la historia del municipio, incluyendo sus propios libros y los trabajos realizados en diversas Jornadas de Historia que se han desarrollado en los últimos años en el municipio.

A lo largo de esta apasionante conversación, Manuel Amezcua mostró por qué Noalejo es mucho más que un pequeño pueblo andaluz. Con una herencia histórica rica y un patrimonio cultural vibrante, Noalejo invita a redescubrir su historia, que combina tradición y modernidad en un entorno único. Esta entrevista se convierte en un testimonio vivo de la importancia de preservar y divulgar el legado cultural de los pueblos, recordándonos que cada rincón de nuestra geografía tiene historias que merecen ser contadas.

El hospital en llamas: cuando la ciencia resurge de la ceniza

Publicado por José Espinosa de los Monteros. Noosfera 25/11/2024.

 “Un hospital, un incendio, un enfermero. Génesis de una heroicidad” es el título de la ponencia presentada por Manuel Amezcua dentro de los actos conmemorativos del 125 aniversario del Colegio de Enfermería de Cádiz. El 21 de noviembre de 2024 y en el salón de actos de dicho colegio tuvo lugar la Mesa-Coloquio “Juan de Dios, patrón y reformador de la Enfermería”, con la participación del Dr. Francisco Ventosa Esquinaldo, director del Centro Universitario San Juan de Dios de Sevilla, que glosó la biografía del fundador hospitalario hasta su llegada a Granada, y del Dr. Manuel Amezcua, presidente de la Fundación Index y profesor de historia de la Ciencia de la Universidad de Granada, con la moderación de Manuel Cano Leal, Secretario de la institución convocante.

El prof. Amezcua se apoyó en relatos históricos de testigos para describir cómo el fuego comenzó en la cocina de los aposentos del capellán mayor del hospital, tras un convite celebrado en honor de una dama de alta alcurnia. Las llamas, avivadas por el calor de un asado desmedido, se propagaron rápidamente por las techumbres y artesonados de madera, convirtiendo el hospital en un infierno. La magnitud del desastre atrajo a gran parte de la población de Granada, que, impotente, observaba cómo el fuego arrasaba con todo.

Participantes en la Mesa-Coloquio “Juan de Dios, patrón y reformador de la Enfermería”

Fue entonces cuando Juan de Dios, un hombre ya conocido por su entrega a los más necesitados, se convirtió en el protagonista de una hazaña inolvidable. Ignorando el peligro, entró al hospital en llamas para rescatar a los enfermos más vulnerables. Sacó ropa, camas y personas y su determinación y valentía parecían desbordar los límites humanos. Testigos del momento narraron cómo desapareció entre las llamas y el humo, y cómo después emergió ileso, con solo las pestañas y cejas chamuscadas. Para muchos, su supervivencia fue poco menos que un milagro.

Para el Dr. Amezcua, la acción de Juan de Dios no solo salvó vidas aquella jornada, sino que demostró el poder del compromiso y la intuición en los momentos más críticos. Más allá de ser un acto heroico, su intervención representa un ejemplo para la enfermería ante las catástrofes: responder con rapidez ante la adversidad, con un conocimiento práctico fundamentado en la experiencia y guiado por el compromiso.

San Juan de Dios en el incendio del Hospital Real, de Manuel Gómez Moreno

El impacto del incendio fue múltiple. Para el Hospital Real supuso años de reconstrucción y una redefinición de su actividad, en adelante con dificultades para conciliar su función asistencial y limosnera y completar las obras del edificio. Para Juan de Dios, reafirmó su lugar como figura ejemplar, convirtiéndose en un símbolo de dedicación y sacrificio. Y también tuvo repercusión en la propia enfermería, de manera que orientó hacia un modelo de compromiso sustentado en el conocimiento. Su legado como fundador hospitalario continuó durante siglos, reflejándose en manuales y textos que instruían a los nuevos enfermeros, consolidando así el carisma de la hospitalidad en el núcleo de la formación enfermera.

Todavía en el siglo XIX, textos como el Arte de Enfermería de José Bueno y González continuaban innovando, adaptándose a los nuevos tiempos y reclamando por vez primera la enfermería como una ciencia particular, con principios claros y prácticas específicas. Fue el comienzo de una profesionalización que aún hoy se sigue construyendo. Para el prof. Amezcua, el mensaje de Juan de Dios resuena con fuerza a más de cuatro siglos del incendio: la capacidad de un solo individuo para cambiar el destino de muchos. Su gesta es un recordatorio de que la enfermería no solo es una profesión, sino una vocación que, cuando se ejerce con compromiso y conocimiento, tiene el poder de transformar vidas.

Granada conmemora este año el 475 aniversario de esta heroica intervención como parte de su rica historia, destacando el papel decisivo de la enfermería en la sociedad y recordándonos que, como sugirió Juan de Dios, la conjunción de la acción con la palabra es la base del conocimiento. Una ecuación que, en forma de teoría y práctica, sigue iluminando el camino de miles de enfermeras en todo el mundo.

A continuación puedes visualizar la mesa redonda completa.

“Quien mejor puede iluminar el camino de los jóvenes talentos es la ciencia”

Publicado por José Espinosa de los Monteros. Noosfera 22/11/2024.

El Dr. Manuel Amezcua, catedrático de la UCAM y reconocido líder internacional en el campo de la enfermería, ha compartido su perspectiva sobre el liderazgo y la innovación en una reciente entrevista realizada en el marco del programa BIP Erasmus+ UE, «Expanding the frontiers of global leadership in health and welfare during pandemics» (Zwolle, Holanda, Universidad de Nord y Universidad de Windesheim). La entrevista fue realizada el 18 de noviembre de 2024 por las alumnas de la UCAM, Ángela Martín y Alba Ríos.

El Dr. Amezcua destacó que un buen liderazgo no solo requiere conocimiento profundo en el campo de trabajo, sino también la capacidad de transmitir entusiasmo y compartir tanto logros como dificultades. Según el profesor, el liderazgo auténtico se basa en un aprendizaje mutuo, lo que fortalece las relaciones laborales y fomenta un ambiente de cooperación.

Sin duda uno de los hitos en la trayectoria del Dr. Amezcua fue la creación de la Fundación Index y su base de datos CUIDEN, que nacieron de la necesidad de gestionar los profundos cambios en la atención primaria de salud en España durante los años 80. Hoy, estas iniciativas son referentes internacionales en la promoción de la investigación y el conocimiento enfermero, mostrando el poder transformador de la colaboración y la independencia institucional.

Precisamente como pionero en el desarrollo de la enfermería de atención primaria en España, el Dr. Amezcua subrayó que este nivel asistencial es esencial para el buen funcionamiento del sistema sanitario. También señaló la necesidad de reforzar el papel de las enfermeras en la comunidad, llevando la educación y la prevención al seno de las propias familias.

Las jóvenes entrevistadoras se interesaron sobre el papel del liderazgo basado en la evidencia, ya que el Dr. Amezcua considera que su inclinación hacia la investigación ha sido el motor de su trayectoria. De hecho, cree firmemente que la ciencia debe guiar las grandes decisiones en la asistencia, la gestión y la docencia. Este enfoque ha sido clave para consolidar su papel como referente en la disciplina enfermera, por lo que no duda en recomendar a los jóvenes que sean rebeldes y contestatarios, incluso que cuestionen críticamente las posiciones dogmáticas de quienes se presentan como líderes, y que permitan que sea la ciencia quien les ilumine en la toma de decisiones importantes durante su desarrollo profesional.

El programa BIP Erasmus+ UE continúa siendo un espacio fundamental para intercambiar ideas y expandir horizontes en el liderazgo global en salud y bienestar, un propósito al que el Dr. Amezcua ha contribuido con su experiencia y visión.

Románticos y costumbristas nos muestran la herencia del cuidado familiar

Herrera Justicia, Sonia; Amezcua Martínez, Manuel. El cuidado familiar entre dos siglos: Granada y Jaén en testimonios de viajeros románticos y escritores costumbristas. Revista del Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino, 2024; 1(36): 189-207. https://www.cehgr.es/revista/index.php/cehgr/article/view/418.

El este artículo intentamos ofrecer un panorama sobre cómo la tradición y el conocimiento popular han influido en los cuidados de salud en el entorno familiar de las provincias andaluzas de Granada y Jaén entre los siglos XIX y XX. A través de los testimonios de viajeros románticos y escritores costumbristas, se documentan las prácticas cotidianas de salud, remedios caseros y costumbres locales que aún tienen resonancia en la actualidad.

Durante el siglo XIX, los viajeros románticos llegaron a España buscando lo exótico y lo auténtico, especialmente en Andalucía. En sus escritos, relataron no solo las bellezas naturales de lugares como Granada y Jaén, sino también las prácticas de vida y cuidados de salud del pueblo andaluz, que iban desde el uso de plantas medicinales hasta rituales y amuletos para prevenir enfermedades. La literatura de viaje de estos viajeros se ha convertido en una rica fuente para entender la relación de las familias con la salud y la enfermedad en esta época.

Los testimonios de la época reflejan cómo, ante la falta de acceso a medicina oficial, las familias recurrían a los remedios caseros y a los «terapeutas populares», como las comadres, curanderos o barberos, que realizaban pequeñas intervenciones. Las prácticas de salud también incluían el uso de recursos naturales y elementos simbólicos, como amuletos o rituales asociados con creencias populares.

Granada y Jaén contaban con una biodiversidad rica en plantas medicinales y, en lugares como Sierra Nevada, se recolectaban hierbas con fines curativos, incluyendo manzanilla, lavanda y genciana. Este uso de plantas fue transmitido a lo largo de generaciones y aún persiste, aunque hoy en día es más común encontrar estos remedios en tiendas especializadas o supermercados.

Los viajeros documentaron el uso de baños y aguas termales, especialmente en lugares como Alhama y Lanjarón en Granada o Marmolejo en Jaén. Estas aguas eran apreciadas no solo por sus propiedades curativas, sino también por su importancia en la higiene diaria de las personas. Estos baños termales han evolucionado hasta ser hoy destinos recreativos.

Se cuidaba la ventilación y limpieza de las habitaciones como método preventivo contra las enfermedades. Las familias comprendían la importancia del aire fresco y, en la fiesta del Corpus, era común ventilar y limpiar las habitaciones para renovar el ambiente.

La alimentación tenía un papel destacado en la vida diaria y en los cuidados de salud. Los viajeros documentaron la fascinación por los mercados, el consumo de alimentos como el chocolate o el jamón, y prácticas culinarias que favorecían la salud, como el consumo de caldos para aliviar las indigestiones.

En el estudio llegamos a la conclusión que muchas de las prácticas de salud descritas en estos relatos de viajeros románticos y escritores costumbristas siguen siendo relevantes hoy en día. Constatamos que el saber popular ha logrado adaptarse y evolucionar, manteniendo su esencia en nuestra sociedad. Igualmente resaltamos la importancia de revalorizar y preservar estos conocimientos como parte de la identidad cultural y el legado de las familias, y planteamos que, frente a la modernización, el rescate de lo cotidiano puede ofrecer una alternativa saludable y más consciente en el autocuidado contemporáneo.

¿Cómo pensaba Juan de Dios el cuidado de enfermería y qué practicas terapéuticas utilizaba?

Amezcua, Manuel. La noción de cuidado y prácticas terapéuticas de Juan de Dios: su influencia en el modelo de la hospitalidad. Almansor 2024; 3(6): 11-32.

En la historia de la enfermería, hay figuras cuyo legado trasciende generaciones. Es el caso de Juan de Dios, un hombre cuya dedicación y humanidad inspiraron el modelo de enfermería de la hospitalidad y el cuidado integral de los más necesitados en la España del Antiguo Régimen. Su obra no solo revolucionó la asistencia hospitalaria de su tiempo, sino que sus principios siguen vigentes hoy, como una inspiración para el cuidado en la enfermería de nuestro tiempo.

Este artículo recoge los resultados de un estudio que presenté un año antes en Montemor-o-Novo (Portugal), el pueblo natal de Juan de Dios, con motivo de un congreso de la Sociedad Portuguesa de Historia de la Enfermería dedicado a su figura, al que fui invitado. Ahora ve la luz en la revista de cultura del municipio, que ha autorizado su difusión.

Con este estudio me propuse explorar y analizar el impacto de Juan de Dios en el modelo de enfermería de la hospitalidad, que emergió en la España del Antiguo Régimen. A través de un análisis de fuentes primarias, como sus cartas, primera biografía y otros documentos históricos, intenté desentrañar cómo Juan de Dios concebía y practicaba el cuidado, no solo en su dimensión física, sino también en su aspecto espiritual, proporcionando una atención integral a los enfermos. Mi pretensión era reconstruir la génesis de la noción de hospitalidad, a la vez que identificar los recursos y procedimientos que utilizaba para procurar el cuidado. Y lo hacía desde el convencimiento de que el modelo de hospitalidad de juandediano hunde sus raíces en el humanismo cristiano.

Juan de Dios encontró en Granada el lugar donde podía expresar su vocación de ayuda a los más desfavorecidos. En sus cartas, dirigidas a colaboradores y amigos, expresaba sus preocupaciones por la falta de recursos y compartía reflexiones espirituales que alimentaban su misión. Estas cartas nos revelan su profunda espiritualidad y su inquebrantable compromiso con el bienestar de los demás.

Un doble análisis del texto, sintáctico y semántico, me permitió decodificar el marco conceptual del modelo de la hospitalidad tal como fue concebido por su inspirador, que más tarde ilustrarán con hechos concretos sus biógrafos y testigos de su buena fama.

Para Juan de Dios, la hospitalidad no era solo un acto de caridad, sino un principio fundamental que debía guiar toda labor de cuidado. Su visión no se limitaba a atender las necesidades físicas, también incluía la dimensión espiritual de cada persona. En su modelo de cuidado, los enfermos eran atendidos en cuerpo y alma, como un todo indivisible. La “salud del cuerpo y del alma” era su ideal, y alcanzar este equilibrio era, para él, una forma de restaurar la dignidad de aquellos que, por su situación de pobreza o enfermedad, eran socialmente vulnerables.

En su discurso, Juan de Dios trataba la necesidad como el núcleo de su idea de cuidado. Para él, la satisfacción de las necesidades físicas y espirituales era esencial para que la persona pudiera superar su fragilidad y vivir con dignidad. Al cuidar el cuerpo, veía el instrumento necesario para servir al otro; al cuidar el alma, ayudaba a las personas a encontrar paz y esperanza. Esta visión trascendía la simple atención a la enfermedad y se adentraba en la confortación espiritual, algo que para él era tan importante como el alivio del dolor físico.

El esquema del modelo de hospitalidad de Juan de Dios, que represento en la figura adjunta, sintetiza su enfoque de cuidado integral mediante tres grupos de virtudes que han de guiar la práctica hospitalaria:

Voluntad de servir: Este aspecto resalta el compromiso con el cuidado de los más desfavorecidos, expresado a través de virtudes como la alegría, la diligencia y la dedicación. Es una disposición a atender al otro con entusiasmo y esfuerzo genuino.

Buen hacer: Se refiere a la competencia y habilidad necesarias para ofrecer una ayuda efectiva y de calidad. Incluye valores como la generosidad, la paciencia, la previsión y la sabiduría, lo cual garantiza un cuidado bien ejecutado.

Honestidad: Este pilar subraya la actitud ética y desinteresada del cuidador, reflejada en virtudes como la humildad, el respeto y el compromiso ético. La honestidad permite que el cuidado sea auténtico y sin esperar recompensa.

Estas virtudes configuran un modelo de hospitalidad que enfatiza la dignidad y el respeto hacia el paciente, integrando la atención física y espiritual.

Los recursos terapéuticos

Juan de Dios abordaba el cuidado desde cuatro elementos fundamentales:

Su propio cuerpo: Muchas veces utilizaba su propio cuerpo para ayudar. En numerosas ocasiones, cargaba enfermos sobre sus hombros, llegando incluso a llevar dos a la vez. Este acto representaba no solo su fortaleza física, sino su voluntad de sacrificio y cercanía con los necesitados.

Objetos cotidianos: En un contexto de escasez, sus recursos terapéuticos se limitaban a lo que tenía a mano. Usaba desde aceite de candil hasta tierra, productos comunes que aplicaba con gran habilidad para curar heridas y aliviar dolencias.

La palabra: Juan de Dios era un orador apasionado. Sus palabras de consuelo, sus consejos y oraciones servían para aliviar el sufrimiento emocional de los pacientes y les ofrecían esperanza. Su discurso era también una herramienta de motivación para aquellos que ayudaban en su obra.

El hospital: Fundó su propio hospital en Granada, un espacio que reflejaba su visión de la hospitalidad. Allí, recibía a personas de todas las condiciones, sin importar la naturaleza de su enfermedad o su situación social. Para él, la igualdad en la atención era fundamental para devolver la dignidad a cada paciente.

El modelo de hospitalidad de Juan de Dios se convirtió en una referencia que trascendió su época. Fue reconocido como el fundador de una nueva forma de cuidar a los más vulnerables. Sus principios, centrados en el cuidado integral del cuerpo y el alma, perduraron durante siglos y aún hoy inspiran a la enfermería moderna a adoptar una perspectiva más humana y compasiva.

La historia y el legado de Juan de Dios nos recuerdan que el cuidado integral de las personas no es solo una cuestión de salud física, sino también de atención a sus necesidades emocionales y espirituales. En un mundo donde la tecnología avanza, este enfoque de hospitalidad sigue siendo esencial para lograr un cuidado verdaderamente humanizado.