“No regresarán los santos, pero mucha gente seguirá encomendándose a ellos»

Manuel Amezcua, en su casa de Cabra del Santo Cristo, hace unos días

Cuando van a cumplirse veinte años de la publicación de la célebre obra “La Ruta de los Milagros”, entrevistamos a su autor, Manuel Amezcua

Juan José Montiel en Alcalá la Real Información, el 22.08.2023 Leer completo

Se cumplen veinte años de la publicación de una obra que, con el pasar del tiempo, se ha ido convirtiendo en mítica en nuestra comarca, como es “La Ruta de los Milagros”, donde dio usted testimonio de un fenómeno como el del curanderismo en la Sierra Sur. ¿Por qué surge aquí con esta fuerza, fue diferente nuestra tierra de otras partes de la España profunda? 

Gracias por la calificación, es cierto que “La Ruta de los Milagros” lleva múltiples ediciones y no parece que el interés decaiga, hasta el punto que estoy trabajando sobre una edición especial con tal motivo. El que haya personas que se dediquen al arte de curar al margen de la medicina oficial es un fenómeno social y cultural que se ha dado en todas las culturas desde tiempos inmemoriales. En Alcalá, por ejemplo, aparece testimoniada su presencia desde el siglo XV, gozando en algunos casos de un gran prestigio social, como era el caso de los “saludadores”, que eran contratados por los municipios para actuar ante plagas como la langosta o la rabia. La particularidad del modelo de curanderismo en la Sierra Sur es que su ejercicio está desempeñado por líderes populares, fuertemente anclados al territorio y con singulares connotaciones religiosas. El sincretismo es sin duda su principal hecho diferenciador, pues a las habilidades terapéuticas se une una función espiritual que explica por qué fueron considerados popularmente como verdaderos “santos”, y así les llamaron en vida y tras su muerte. En cuanto a la razón de su presencia en la zona se pueden manejar diversidad de argumentos, pero entre ellos pesan mucho las características del territorio, su secular apartamiento y la pervivencia de rasgos culturales de tipo arcaico que el sistema de creencias ha permitido que lleguen hasta nuestros días, desempeñando funciones que nos pueden parecer extemporáneas.

¿Quiénes fueron personas como el “Santo Manuel” o el “Santo Custodio”? ¿Fueron personas especiales? 

La tríada Luisico, Custodio y Manuel asentó el arquetipo de Santo-curandero de la Sierra Sur y la que logró mayor eficacia en su proyección exterior. Actuando durante un siglo, supieron mantenerse como alternativa en el abordaje de las aflicciones humanas, a la vez que se adaptaron a las necesidades cambiantes de la sociedad. Luisico Aceituno actuó principalmente en el cambio del siglo XIX al XX en su cortijo del Cerrillo del Olivo y de atender a las bestias pasó pronto a asistir a las personas. Custodio extendió el modelo asistiendo no solo males del cuerpo, sino también actuando como consejero ante las decisiones que podían comprometer la supervivencia de las familias. Y Manuel, desde su esquiva presencia, cerró el ciclo de un modelo de taumaturgo anclado en su casa-santuario que recuerda a otras formas de santería muy extendidas en otras culturas, especialmente las de tradición animista en África y en algunos entornos latinoamericanos. Todas ellas se afirman en la influencia que el líder ejerce sobre sus adeptos, que, como es el caso que nos ocupa, terminan convirtiendo sus casas en santuarios y sus tumbas en centros de peregrinación.

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