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«El hombre que supo amar», una película sobre la obra humanitaria de Juan de Dios en Granada

Fernández Mariscal, Marta Andrea. «El hombre que supo amar», una película sobre la obra humanitaria de Juan de Dios en Granada. Gomeres: salud, historia, cultura y pensamiento [blog]. 18/12/2024. Disponible en https://www.fundacionindex.com/gomeres/?p=3837

En la época Moderna, en España, ante la cada vez más creciente pobreza y mendicidad, surgía la necesidad de retirar a los pobres del paisaje urbano.1,2 De aquí surge la cuestión de cómo controlar esa mendicidad en las calles. Debe tenerse en cuenta en este contexto el surgimiento y fuerza del mercantilismo, del utilitarismo, y de la búsqueda del progreso.3

Existía así el debate de qué hacer con los pobres y enfermos, que se percibían como un elemento molesto y problemático en las calles (Ley Tavera de 1540 sobre recogimiento de pobres).2 La disyuntiva, de la mano de la Reforma protestante luterana y la Contrarreforma católica, y de diversos autores que respaldaban una u otra visión con sus escritos y propuestas, se encontraba principalmente en quiénes, en qué circunstancias y de mano y control de quién, podían recibir limosnas.2-4

Cabe destacar que la asistencia sanitaria recaía casi exclusivamente sobre la Iglesia, pero ante el cisma de esta, se suscita este dilema con dos vertientes bien diferenciadas. De esta manera se establece una lucha entre la caridad cristiana frente a la utilidad, la entrega indiscriminada de limosnas frente a la clasificación y distinción de los verdaderos y falsos pobres (a diferencia de ociosos), entre si el control y regulación de todo ese sistema se debía dar desde la propia Iglesia o desde una institución civil, con una visión de justicia social.2,4

La Iglesia en este tiempo era una institución poderosa, más aún en España que era profundamente católica y un foco importante de la Contrarreforma tridentina. Por ello, en ese contexto, era muy difícil que se tuvieran en cuenta las tesis reformistas, aunque algunos autores españoles proponían llevarlas a cabo. Partidarios de controlar la mendicidad mediante iniciativas para emplear a los verdaderos pobres, y en contra de la limosna indiscriminada también a los pobres ociosos, destacarían autores como Juan Luis Vives (valenciano) con su obra “De subventione  pauperum”  (1526)2,3 y otros posteriores de corte vivista, como Juan  de  Robles, o los reformistas Giginta o Pérez de Herrera.2 Mientras que a favor de la caridad cristiana como tradición para salvar las almas de los creyentes, se posicionaron autores que defendían la caridad como derecho de los pobres y su libertad para mendigar, entre los que destacó el teólogo Domingo de Soto, que aunque reconocía el problema, se distanciaba de los anteriores respecto a los métodos.2,3

Como posibilidad para paliar el problema, surgen las casas de misericordia y los albergues. Además, aparece también la interesante figura de los llamados Venerables hospitalarios, piadosos caritativos que entregan su vida a ayudar a los necesitados, destacando aquí la figura de la que se ocupa este trabajo, San Juan de Dios.2,4

Granada era en este tiempo un lugar con muchos movimientos, cambios y disputas. A finales del siglo XV, ocurre la toma de la ciudad, finalizada el día 2 de enero de 1492. Este hecho conllevará el cambio de toda la cultura musulmana que estaba instaurada en el territorio, y la imposición forzosa del cristianismo que traían los autores de ese proceso, los Reyes Católicos.5 Parte de la población musulmana optó por el exilio mientras que otra parte optó por la asimilación. El crisol de culturas era inevitable, moriscos y conversos, mudéjares (aunque perseguidos en ocasiones), y también existían falsos conversos. Por otro lado, llegaban a poblar Granada gente de múltiples procedencias y, por tanto, era un enclave de diferentes culturas.

También cabe destacar que no solo por eso era una época de profundos cambios, se da el descubrimiento de América y todo lo que ello conlleva, además de cambios socio-económicos importantes, así como el avance gracias en parte a la imprenta, que permitía la transmisión del conocimiento, aunque aún muy poco accesible para la mayoría. Pero a pesar de los grandes avances en muchos campos sigue siendo una sociedad muy pobre en una gran mayoría, con desequilibrios y grandes disputas por temas religiosos y de otras índoles. Así como con una asistencia sanitaria muy precaria a pesar de los avances que se iban realizando, en la que todavía se llevaban a cabo prácticas altamente cruentas y de poca o ninguna base científica, con connotaciones mágicas y espirituales, y con un trato al enfermo muy deficiente, como ahora se analizará.1

Es necesario en este caso situarse en el contexto histórico de la España moderna. Más concretamente se analizarán sucesos ocurridos en Granada en el siglo XVI, de la mano de la figura de Juan Ciudad, en referencia a la asistencia hospitalaria que se daba en ese momento, la discusión que había sobre cómo enfocarla, y la que él quería ofrecer a todas las personas.

Primero se clasifica la obra que se analizará, en este caso la película “El hombre que supo amar”, estrenada el 10 de agosto de 1978 en España, por la General Films Corporation SA. El director de la obra cinematográfica fue Miguel Picazo (director importante en España, con películas como “La tía Tula” en su quehacer). El guion es de Santiago Moncada. Los actores que actúan en la película son, entre otros, Timothy Dalton (Agente 007, Licencia para matar, y Alta tensión, entre otras) en el papel de Juan Ciudad, Alberto de Mendoza (Juan de Ávila), José María Prada (Gran Inquisidor), Antonio Ferrandis (Dr. Cabrales), Jonathan Burn (Antón Martín), Ángela Molina (Jazmín), Fernando Hilbeck (Yusuf), Antonio Casas (alguacil), Luis Ciges, Pilar Bardem… Se rodó principalmente en Granada, qué mejor lugar que donde ocurrió la mayor parte de la historia de la película en la realidad, aunque hubo fragmentos rodados en otros lugares.1,6

Miguel Picazo, director de la película

Juan Ciudad Duarte, nacido en Montemor-o-novo (Portugal) en 1495, fue pastor, soldado, sufrió una serie de desventuras y terminó condenado a muerte por un incidente, de la cual al final fue liberado, posteriormente fue albañil, y librero en Granada.

En la película se ve cómo, siendo librero, conoce a Yusuf y a su familia, donde por cierto se puede apreciar el rechazo de la Iglesia y de la sociedad ante algunos descubrimientos y avances científicos. Tras ver la barbarie cometida contra esa familia por ser falsos conversos, el arresto y posible tortura de Yusuf, la muerte de su hijo pequeño (tan solo un niño) entre otros muchos de ellos, la desaparición de la hija, queda destrozado.1

Aunque no es la única barbaridad que observa, también la brutalidad con que se juzga a ladrones (a veces ni siquiera por cuenta propia sino por encargos de otros), a otros delincuentes, además del hambre y pobreza que hay, y la degeneración en la sociedad.1

Tras ver tanta desigualdad e injusticia, lo toman por loco al quejarse de ello en público visiblemente alterado, siendo así ingresado en el Hospital Real, pasando una estancia poco confortable cuanto menos. Esto es debido a que el trato recibido en dicho hospital era bastante pobre, y las técnicas utilizadas eran duras y sin base médica, además de que la intención del hospital no era atender al enfermo y mantenerlo cómodo.1

El Hospital Real en aquella época era una institución donde se atendían enfermos generales, pero sobre todo dementes y con sífilis.5 Estaba en el poder de la monarquía.5 Hoy día el Hospital Real es sede del Rectorado de la UGR y de la Biblioteca Universitaria. En la película podemos ver cómo realizaban prácticas cruentas y basadas en creencias no científicas, como expulsar demonios, o castigos para expiar culpas. También se hacían sangrías, y algunos procedimientos para eliminar los malos humores. Además, se torturaba a algunos pacientes como parte de esa expiación de los pecados. Realmente se observan imágenes perturbadoras.1,5

Es tras esa estancia en el Hospital Real, que Juan Ciudad decide ponerse a disposición de los necesitados, tratando por todos los medios a su alcance de buscar unas mejores condiciones para los ingresados en hospitales, mendigos que viven en la calle, pobres inocentes y enfermos, así como toda persona que necesitase ayuda y mejorar su vida, o simplemente cubrir sus necesidades básicas. No haría distinción además de sexo, edad, condición social, religión, etc.1

Justo en ese contexto mantiene conversaciones con Juan de Ávila, que en el papel de su mentor podría decirse, le ayuda a poder lograr el objetivo que se propone Juan Ciudad, ayudar a los necesitados, tener su propio hospital. Entonces es cuando recomendado por Juan de Ávila viaja para formarse en cuidados en el Monasterio de Guadalupe, volviendo a Granada ya con unos conocimientos de lo que podríamos asemejar a la profesión de enfermería.1

Es así que funda su primer hospital, donde recoge a pobres y enfermos, buscando ayuda de los más pudientes en todos los rincones, y ocupándose de tareas como dar de comer a los necesitados, hospedarlos, mantener su higiene, cuidarlos, curar sus heridas, consolarlos, enterrar a los muertos, y mantener toda esa actividad pidiendo todas las limosnas posibles1.Además, podemos ver en la película otras acciones que llevaba a cabo, como hablar con prostitutas para intentar sacarlas de esa vida.1

En la película se puede apreciar cómo tiene dificultades y oposiciones de todas las clases, intentos de cerrar su hospital, enfrentamientos con el “doctor” que operaba en el Hospital Real que se queja de su poca profesionalidad, cuando según él, a diferencia de Juan Ciudad, él sí podía curar a los enfermos porque sabía de medicina. Esto termina en la película en una escena tremenda también, en la que un paciente, originalmente de Juan Ciudad, termina muriendo a manos del otro Dr. Cabrales, con la testarudez de que iba a curarlo e iba a salir andando por su propio pie. Sin embargo, termina saliendo en brazos de Juan Ciudad para ser enterrado, lo había matado el supuesto doctor con su práctica.1

La película también refleja, entre otras muchas buenas obras de Juan Ciudad, su acto heroico en el incendio del Hospital Real, en el cual, jugándose su propia vida, rescata a muchos ingresados de las llamas1, además de ayudar a mitigar el fuego sacando muebles por las ventanas tras sacar a las personas, cosa que es útil para lidiar contra el fuego pero que entonces no se hacía como hoy día pueden hacerlo los bomberos (es el patrón de los bomberos en España). Finalmente se ve cómo recibe el apoyo de la Iglesia y conciudadanos.1

Destaca el hecho de que Juan Ciudad, más tarde santificado como San Juan de Dios, no solo fue fundador hospitalario e inspiró la Orden Hospitalaria que lleva su nombre (vigente actualmente en muchos lugares del mundo) con voto de hospitalidad,2 sino también y más importante, supuso un punto de inflexión para renovar la asistencia hospitalaria en España y por ende en todo el orbe católico. En este nuevo modelo de asistencia hospitalaria se dignifica al paciente, se le respeta y realmente se trata de cuidarlo y curarlo. Su dedicación incondicional no solo es un modelo a seguir, sino que supone un impacto en la sociedad, en la gestión de los hospitales, en la enfermería, supone un cambio de paradigma en la atención sanitaria.2 Es un claro ejemplo del humanismo por el que se sigue luchando día a día, para intentar lograr una mejor atención al paciente, más humana, más cercana y poniendo en valor y como centro a la persona, que sufre y que necesita ayuda, que necesita ser bien atendida en todos los sentidos. Por supuesto ya se ha avanzado muchísimo, pero todo ello es en parte gracias a ese germen que él sembró para una mejor calidad de vida del paciente, sus derechos, la gestión de los hospitales, en cuanto a profesionales su formación y la de los estudiantes, la higiene, la separación de enfermos, la enfermería y cuidados, cubrir las necesidades básicas del paciente, la actuación ética de los sanitarios.1,2,4

1. Picazo M. El hombre que supo amar [película]. España: General Films Corporation SA; 1978. Disponible en YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=4-F2y-nq7wo.

2. Amezcua M. Cuidados y sociedad en la España Moderna. Granada: Fundación Index, 2019. https://ciberindex.com/c/proT/pt20192.

3. Pérez García P. Municipalización hospitalaria y reforma de la beneficencia en De subventione pauperum: una nota valenciana al programa vivesiano sobre la organización de la asistencia pública. Saitabi 1996; Extra 1: 115-139.

4. Girón Irueste FM. El hospital de San Juan de Dios y la medicina granadina del siglo XIX. Actual. Med. 2013; 98: (790). Supl. 22-24.

5. Valenzuela Candelario J. El Hospital Real y la medicina renacentista. Actual. Med. 2013; 98: (790). Supl. 19-21.

6. Amezcua, Manuel. Síntesis CAI (clasificar-analizar-interpretar). Gomeres [blog], 24/09/2015. Disponible en https://index-f.com/gomeres/?p=108.

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Esta entrada ha sido realizada por alumnado de 3º de Medicina de la Universidad de Granada en el marco de las prácticas de la asignatura “Historia de la Medicina”, curso 2023-24.

Románticos y costumbristas nos muestran la herencia del cuidado familiar

Herrera Justicia, Sonia; Amezcua Martínez, Manuel. El cuidado familiar entre dos siglos: Granada y Jaén en testimonios de viajeros románticos y escritores costumbristas. Revista del Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino, 2024; 1(36): 189-207. https://www.cehgr.es/revista/index.php/cehgr/article/view/418.

El este artículo intentamos ofrecer un panorama sobre cómo la tradición y el conocimiento popular han influido en los cuidados de salud en el entorno familiar de las provincias andaluzas de Granada y Jaén entre los siglos XIX y XX. A través de los testimonios de viajeros románticos y escritores costumbristas, se documentan las prácticas cotidianas de salud, remedios caseros y costumbres locales que aún tienen resonancia en la actualidad.

Durante el siglo XIX, los viajeros románticos llegaron a España buscando lo exótico y lo auténtico, especialmente en Andalucía. En sus escritos, relataron no solo las bellezas naturales de lugares como Granada y Jaén, sino también las prácticas de vida y cuidados de salud del pueblo andaluz, que iban desde el uso de plantas medicinales hasta rituales y amuletos para prevenir enfermedades. La literatura de viaje de estos viajeros se ha convertido en una rica fuente para entender la relación de las familias con la salud y la enfermedad en esta época.

Los testimonios de la época reflejan cómo, ante la falta de acceso a medicina oficial, las familias recurrían a los remedios caseros y a los «terapeutas populares», como las comadres, curanderos o barberos, que realizaban pequeñas intervenciones. Las prácticas de salud también incluían el uso de recursos naturales y elementos simbólicos, como amuletos o rituales asociados con creencias populares.

Granada y Jaén contaban con una biodiversidad rica en plantas medicinales y, en lugares como Sierra Nevada, se recolectaban hierbas con fines curativos, incluyendo manzanilla, lavanda y genciana. Este uso de plantas fue transmitido a lo largo de generaciones y aún persiste, aunque hoy en día es más común encontrar estos remedios en tiendas especializadas o supermercados.

Los viajeros documentaron el uso de baños y aguas termales, especialmente en lugares como Alhama y Lanjarón en Granada o Marmolejo en Jaén. Estas aguas eran apreciadas no solo por sus propiedades curativas, sino también por su importancia en la higiene diaria de las personas. Estos baños termales han evolucionado hasta ser hoy destinos recreativos.

Se cuidaba la ventilación y limpieza de las habitaciones como método preventivo contra las enfermedades. Las familias comprendían la importancia del aire fresco y, en la fiesta del Corpus, era común ventilar y limpiar las habitaciones para renovar el ambiente.

La alimentación tenía un papel destacado en la vida diaria y en los cuidados de salud. Los viajeros documentaron la fascinación por los mercados, el consumo de alimentos como el chocolate o el jamón, y prácticas culinarias que favorecían la salud, como el consumo de caldos para aliviar las indigestiones.

En el estudio llegamos a la conclusión que muchas de las prácticas de salud descritas en estos relatos de viajeros románticos y escritores costumbristas siguen siendo relevantes hoy en día. Constatamos que el saber popular ha logrado adaptarse y evolucionar, manteniendo su esencia en nuestra sociedad. Igualmente resaltamos la importancia de revalorizar y preservar estos conocimientos como parte de la identidad cultural y el legado de las familias, y planteamos que, frente a la modernización, el rescate de lo cotidiano puede ofrecer una alternativa saludable y más consciente en el autocuidado contemporáneo.

¿Cómo pensaba Juan de Dios el cuidado de enfermería y qué practicas terapéuticas utilizaba?

Amezcua, Manuel. La noción de cuidado y prácticas terapéuticas de Juan de Dios: su influencia en el modelo de la hospitalidad. Almansor 2024; 3(6): 11-32.

En la historia de la enfermería, hay figuras cuyo legado trasciende generaciones. Es el caso de Juan de Dios, un hombre cuya dedicación y humanidad inspiraron el modelo de enfermería de la hospitalidad y el cuidado integral de los más necesitados en la España del Antiguo Régimen. Su obra no solo revolucionó la asistencia hospitalaria de su tiempo, sino que sus principios siguen vigentes hoy, como una inspiración para el cuidado en la enfermería de nuestro tiempo.

Este artículo recoge los resultados de un estudio que presenté un año antes en Montemor-o-Novo (Portugal), el pueblo natal de Juan de Dios, con motivo de un congreso de la Sociedad Portuguesa de Historia de la Enfermería dedicado a su figura, al que fui invitado. Ahora ve la luz en la revista de cultura del municipio, que ha autorizado su difusión.

Con este estudio me propuse explorar y analizar el impacto de Juan de Dios en el modelo de enfermería de la hospitalidad, que emergió en la España del Antiguo Régimen. A través de un análisis de fuentes primarias, como sus cartas, primera biografía y otros documentos históricos, intenté desentrañar cómo Juan de Dios concebía y practicaba el cuidado, no solo en su dimensión física, sino también en su aspecto espiritual, proporcionando una atención integral a los enfermos. Mi pretensión era reconstruir la génesis de la noción de hospitalidad, a la vez que identificar los recursos y procedimientos que utilizaba para procurar el cuidado. Y lo hacía desde el convencimiento de que el modelo de hospitalidad de juandediano hunde sus raíces en el humanismo cristiano.

Juan de Dios encontró en Granada el lugar donde podía expresar su vocación de ayuda a los más desfavorecidos. En sus cartas, dirigidas a colaboradores y amigos, expresaba sus preocupaciones por la falta de recursos y compartía reflexiones espirituales que alimentaban su misión. Estas cartas nos revelan su profunda espiritualidad y su inquebrantable compromiso con el bienestar de los demás.

Un doble análisis del texto, sintáctico y semántico, me permitió decodificar el marco conceptual del modelo de la hospitalidad tal como fue concebido por su inspirador, que más tarde ilustrarán con hechos concretos sus biógrafos y testigos de su buena fama.

Para Juan de Dios, la hospitalidad no era solo un acto de caridad, sino un principio fundamental que debía guiar toda labor de cuidado. Su visión no se limitaba a atender las necesidades físicas, también incluía la dimensión espiritual de cada persona. En su modelo de cuidado, los enfermos eran atendidos en cuerpo y alma, como un todo indivisible. La “salud del cuerpo y del alma” era su ideal, y alcanzar este equilibrio era, para él, una forma de restaurar la dignidad de aquellos que, por su situación de pobreza o enfermedad, eran socialmente vulnerables.

En su discurso, Juan de Dios trataba la necesidad como el núcleo de su idea de cuidado. Para él, la satisfacción de las necesidades físicas y espirituales era esencial para que la persona pudiera superar su fragilidad y vivir con dignidad. Al cuidar el cuerpo, veía el instrumento necesario para servir al otro; al cuidar el alma, ayudaba a las personas a encontrar paz y esperanza. Esta visión trascendía la simple atención a la enfermedad y se adentraba en la confortación espiritual, algo que para él era tan importante como el alivio del dolor físico.

El esquema del modelo de hospitalidad de Juan de Dios, que represento en la figura adjunta, sintetiza su enfoque de cuidado integral mediante tres grupos de virtudes que han de guiar la práctica hospitalaria:

Voluntad de servir: Este aspecto resalta el compromiso con el cuidado de los más desfavorecidos, expresado a través de virtudes como la alegría, la diligencia y la dedicación. Es una disposición a atender al otro con entusiasmo y esfuerzo genuino.

Buen hacer: Se refiere a la competencia y habilidad necesarias para ofrecer una ayuda efectiva y de calidad. Incluye valores como la generosidad, la paciencia, la previsión y la sabiduría, lo cual garantiza un cuidado bien ejecutado.

Honestidad: Este pilar subraya la actitud ética y desinteresada del cuidador, reflejada en virtudes como la humildad, el respeto y el compromiso ético. La honestidad permite que el cuidado sea auténtico y sin esperar recompensa.

Estas virtudes configuran un modelo de hospitalidad que enfatiza la dignidad y el respeto hacia el paciente, integrando la atención física y espiritual.

Los recursos terapéuticos

Juan de Dios abordaba el cuidado desde cuatro elementos fundamentales:

Su propio cuerpo: Muchas veces utilizaba su propio cuerpo para ayudar. En numerosas ocasiones, cargaba enfermos sobre sus hombros, llegando incluso a llevar dos a la vez. Este acto representaba no solo su fortaleza física, sino su voluntad de sacrificio y cercanía con los necesitados.

Objetos cotidianos: En un contexto de escasez, sus recursos terapéuticos se limitaban a lo que tenía a mano. Usaba desde aceite de candil hasta tierra, productos comunes que aplicaba con gran habilidad para curar heridas y aliviar dolencias.

La palabra: Juan de Dios era un orador apasionado. Sus palabras de consuelo, sus consejos y oraciones servían para aliviar el sufrimiento emocional de los pacientes y les ofrecían esperanza. Su discurso era también una herramienta de motivación para aquellos que ayudaban en su obra.

El hospital: Fundó su propio hospital en Granada, un espacio que reflejaba su visión de la hospitalidad. Allí, recibía a personas de todas las condiciones, sin importar la naturaleza de su enfermedad o su situación social. Para él, la igualdad en la atención era fundamental para devolver la dignidad a cada paciente.

El modelo de hospitalidad de Juan de Dios se convirtió en una referencia que trascendió su época. Fue reconocido como el fundador de una nueva forma de cuidar a los más vulnerables. Sus principios, centrados en el cuidado integral del cuerpo y el alma, perduraron durante siglos y aún hoy inspiran a la enfermería moderna a adoptar una perspectiva más humana y compasiva.

La historia y el legado de Juan de Dios nos recuerdan que el cuidado integral de las personas no es solo una cuestión de salud física, sino también de atención a sus necesidades emocionales y espirituales. En un mundo donde la tecnología avanza, este enfoque de hospitalidad sigue siendo esencial para lograr un cuidado verdaderamente humanizado.

Entre el resplandor y la oscuridad, las reformas de la Enfermería

El avance de la profesión se ha producido por el doble itinerario de la ciencia y de la conciencia

Ver RESEÑA DE LA ACADEMIA

NOOSFERA. El Presidente de la Fundación Index, Dr. Manuel Amezcua, pronunció el pasado 2 de junio de 2021 una conferencia en la Academia de Enfermería de la Comunidad Valenciana con el título «Entre el resplandor y la oscuridad: las reformas de la Enfermería en la historia», en la que defendió las relaciones de continuidad entre los dos grandes episodios que han marcado la evolución de la Enfermería en occidente: la reforma de la hospitalidad en la España contrarreformista y la reforma Nightingale en la Inglaterra victoriana. Con el formato webinar, la conferencia está disponible en el canal YouTube de la Fundación Index:

La presentación del conferenciante corrió a cargo del Dr. José Antonio Ávila Olivares, Presidente de la Academia, quien destacó la importancia de conocer los grandes hitos que explican la realidad actual de la Enfermería, poniendo énfasis en la labor que realizaron líderes enfermeros como Juan de Dios o Bernardino de Obregón, cuyo reconocimiento universal de la Enfermería es una de las asignaturas pendientes en nuestro tiempo.

El prof. Amezcua, Catedrático de la UCAM, donde imparte clases de Historia de la Enfermería, expuso los momentos reformadores a través de sus principales líderes, en este caso Juan de Dios y Florence Nightingale: «Juan de Dios lo hizo por la vía de la conciencia, posicionándose de forma comprometida ante la desigualdad y reclamando el principio cristiano de la redención a través de las buenas obras, Nightingale hizo lo propio tres siglos más tarde, restaurando el principio hipocrático de que solo la naturaleza cura, demostrando científicamente que el cuidado integral de la persona en su entorno previene la enfermedad y produce resultados efectivos en el restablecimiento de la salud».

Para el presidente de la Fundación Index, la reforma de la Hospitalidad dio lugar a la llamada Época Áurea de la Enfermería, que se inicia con la fundación del hospital de San Juan de Dios de Granada en el siglo XVI, extendiéndose por Europa y la América Católica, y que estuvo vigente hasta las desamortizaciones del los bienes de la Iglesia en las primeras décadas del siglo XIX, que conllevó  la supresión de las órdenes hospitalarias y la expropiación de sus hospitales.

La reforma de la hospitalidad modelizó una nueva concepción de hospital, orientado a la curación más que a la reclusión, como dominaba en tiempos medievales, con una gobernanza profesionalizada, en manos de enfermeros mayores, que introdujeron innovaciones como la separación de enfermos en salas diferenciadas, además de incorporar escuelas de enfermeros que se convirtieron en el motor de cambio de una enfermería profesionalizada.

El Dr. Amezcua reivindicó la memoria de autores como Andrés Fernández, Agustín de Victoria, Simón López o José Bueno González, ya que escribieron y publicaron los primeros manuales de enfermería. Gracias a ellos, en la época áurea, se concretó el saber enfermero y por tanto se inicia la Enfermería como disciplina enseñada por principios y unos contenidos que constituyen el precedente de lo que hoy se enseña en la Universidad.

Con Florence Nightingale, con su dedicación al cuidado de los soldados heridos, con la reforma de la asistencia y con sus estudios epidemiológicos en el hospital de Scutari (Turquía), la enfermería se abraza a la ciencia para no soltarse más, dando paso a su posterior inclusión en la Universidad. Según el conferenciante, el modelo salubrista instaurado por la enfermera británica supondrá otro impulso definitivo al avance de la enfermería, que a partir de entonces se tendrá por profesión laica, desempeñada por mujeres formadas y remuneradas. Desde Nightingale, desde la creación de la Escuela de Enfermería con su nombre hasta la más reciente formulación de los perfiles de Enfermería de Práctica Avanzada por el CIE, cada dos décadas, se puede identificar un nuevo hito en el desarrollo de la enfermería como profesión y como ciencia del cuidado.

Según argumentó el prof. Amezcua, las enfermeras de nuestro tiempo no podemos dejar de reconocernos en esos matices o tendencias que nos caracterizan al enfocar el cuidado y que responden a las influencias de estos modelos que nos precedieron. Si Nightingale nos dejó una impronta de corte racionalista, que hoy aboga por categorizar los procesos de cuidado, por adoptar lenguajes estandarizados y normalizar procedimientos en aras de una mayor seguridad clínica del paciente, los principios juandedianos de la hospitalidad aparecen en nuestra mirada constructivista, que nos orienta a reconocer en cada persona su componente biológico, psicológico, cultural, social y espiritual, que expresamos a través de la ética y la humanización del cuidado.

El pasado año se conmemoró el bicenterario del nacimiento de la que está considerada como la fundadora de la enfermería contemporánea, habiendo sido homenajeada en todo el mundo, siendo esta actividad parte de esa campaña. Por ello, ya en el coloquio, el Dr. Ávila invitó a los participantes, en su mayor parte del ámbito iberoamericano, a que, a partir de ahora, incrementemos el reconocimiento a Juan de Dios para equipararlo a Nightingale, ya que ambos merecen por igual ocupar un lugar preferente entre quienes han impulsado el desarrollo de la enfermería como profesión.

El webinar fue de acceso libre y registró un total de 309 inscripciones procedentes de 16 países, en su mayor parte de Iberoamérica, lo que pone de manifiesto el interés creciente por la historia de la Enfermería. Especialmente en el ámbito docente, de hecho un grupo de 50 alumnos de la Universidad de Milagro (Ecuador) siguieron la conferencia, mientras que otros profesores asistentes se interesaron por la grabación de la misma para utilizarla con sus alumnos.

La desconocida historia de la Histeria

Cómo citar esta entrada

Serrano Pontes, Andrea; Martín Martín, Marta; Mancilla Pérez, Laura. La desconocida historia de la Histeria. Gomeres: salud, historia, cultura y pensamiento [blog]. 27/12/2017. Disponible en https://index-f.com/gomeres/?p=2158

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La Histeria viene del griego “hysteron” que significa útero. Según la RAE (Real Academia Española) la Histeria es “Enfermedad nerviosa crónica, más frecuente en la mujer que en el hombre, caracterizada por gran variedad de síntomas, principalmente funcionales y a veces por ataques convulsivos”1. Merece la pena hacer una referencia histórica hacia esta patología pues si algo tiene es “una historia tan grande y tan bella que sería una pena renunciar a ella”, según Pierre Janet2. Efectivamente, la historia de la histeria es tan fascinante, que no solo sirve para la investigación, sino que puede ser una gran novela llena de personajes insólitos.

 

A lo largo de la historia…

Remontándonos a sus orígenes, en el antiguo Egipto, podemos llegar al más antiguo texto médico: un papiro descubierto en Kahoun de 1900 a.C. En lo poco que se conserva de este documento denomina la enfermedad como “perturbaciones del útero”. La teoría diagnóstica, la descripción de los síntomas y la idea del tratamiento que aparece en él, serán aceptados hasta el siglo XIX. La idea principal es que la enfermedad se relaciona con un órgano femenino muy concreto, el útero, que no tiene lo que desea y en consecuencia se desplaza de manera imprevista por el cuerpo.

En la Antigüedad Clásica muchos filósofos abordaron el tema de la Histeria. Entre ellos el gran Platón que afirma en Timeo, Diálogos: “En las mujeres lo que se llama matriz o útero es un animal que vive en ella con el deseo de hacer hijos. Cuando permanece mucho tiempo estéril después del periodo de la pubertad apenas se le puede soportar pues se indigna, va errante por todo el cuerpo, bloquea los conductos del aliento, impide la respiración, causa una molestia extraordinaria y ocasiona enfermedades de todo tipo”. Otros como Hipócrates y Galeno utilizan este concepto en sus escritos para dar explicación a las patologías femeninas.

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En la Edad Media, la Histeria se traduce en un mal que se ha apoderado de las mujeres, son brujas que se dejan influenciar por el Diablo. En este momento, la patología deja de verse como una enfermedad y empieza a ser tratada desde el ámbito religioso. Es deber de la Iglesia deshacerse de los malos ejemplos, en este caso las mujeres “endemoniadas”, persiguiendo y juzgando a cualquiera de ellas, con castigos como la hoguera.

En el Renacimiento, la Histeria pierde su contexto demoníaco y va a desvincularse de la Iglesia y de los Sacerdotes como “sanadores” del mal, para volver al campo de la Medicina, lo que da paso a la Ciencia y a los científicos, que tratan de descubrir el misterio de la mujer diferente: la mujer histérica.

En el siglo XIX la Histeria adquiere mayor poder como diagnóstico médico y llena los sanatorios de mujeres histéricas. La Medicina va a admitir una nueva realidad, la mujer posee instinto sexual y necesita las relaciones sexuales para mantenerse sana. Nuevamente la sexualidad femenina viene ligada a la salud reproductiva, con la importancia de un útero sano. Esto va a producir que Medicina e Iglesia se unan.

En el siglo XX una mujer no podía realizar ninguna tarea similar a las del hombre por el riesgo de volverse histérica, una pregunta incómoda en un momento inapropiado podía ser un indicio de la patología. Sin embargo, comenzó la introducción de unos principios de igualdad, así como la participación de la mujer en la vida laboral y sindical, coincidiendo todo esto con la aparición de los movimientos feministas, los diagnósticos de histeria decayeron progresivamente.

¡Estás histérica!

histeria4En la Antigüedad, la concepción del útero como animal que se desplaza hacia relacionar síntomas como asfixia, dolores viscerales, tics, espasmos y cambios de humor con la enfermedad histérica. Freud, en sus “Estudios sobre la Histeria” designa un cuadro en el que los síntomas son la respuesta a un conflicto inconsciente de la persona, esta sintomatología incluye: anestesias sensoriales, contracturas, parálisis, tics, vómitos, anorexia, perturbaciones de la visión, alucinaciones, convulsiones… Todos se engloban dentro de su “Teoría Traumática de la Histeria”.

En “Tratados Prácticos de las enfermedades de los órganos sexuales de la mujer” de F. W. Scanzoni (1862) trata la “Neuralgia de Útero” que presenta una sintomatología que va desde gordura o anemia a escozor en genitales, latidos que atravesaban la pelvis, estrechez anormal de la vagina o la sequedad de sus paredes.

Tratamiento

La enfermedad de la histeria fue diagnosticada en la medicina occidental hasta mediados del siglo XIX. En la Edad Media se realizaban sufumigaciones medievales. Esta técnica o tratamiento consistía en hacer que la paciente se sentase sobre un quemador que producía humos ascendentes. Con esto se pensaba que se relajarían los genitales femeninos haciendo así que la histeria desapareciese. También los médicos recomendaban montar en bicicleta, viajar en tren o incluso montar a caballo. Esto tuvo tanta influencia que se crearon máquinas para montar en caballo en casa.

Pero ninguna de las terapias anteriores se comparaba con la hidroterapia, esto hizo que se popularizaran los balnearios en el siglo XIX. Este tratamiento consistía en la aplicación de agua a presión o agua bombeada en los genitales femeninos haciendo que se excitaran los centros nerviosos además de profundizar la respiración e incrementar las secreciones. Este tratamiento era muy bueno pero tenía un inconveniente, el dinero, era muy caro montar un balneario por lo que los médicos tenían que seguir ideando terapias que estuvieran al alcance de todas las mujeres con esta enfermedad.

Terapias médicas con masaje. Las pacientes que tenían histeria debían someterse a un tratamiento denominado “masaje pélvico”, que se basaba en la estimulación de los genitales manualmente por parte del doctor o de la matrona hasta hacerle llegar al orgasmo, en esta época se llamaba “paroxismo histérico”, al considerar el deseo sexual reprimido de las mujeres una enfermedad.

histeria1

Acudir a la consulta por esto se volvió muy habitual, hasta tal punto que los médicos y enfermeras empezaron a inventar todo tipo de artefactos para que este tratamiento fuera más fácil, más efectivo, más rápido y más limpio, ya que los médicos se cansaban porque podían tardar hasta una hora en realizar este masaje. Este masaje no se consideraba un acto sexual ya que no había coito.

Sala de vibraciones en la consulta y vibrador personal. El médico británico llamado Joseph Mortimer Granville fue el primero en crear el vibrador en 1870, ya que decía que estaba cansado de masturbar manualmente a sus pacientes. Por esto, creó el primer vibrador electro-mecánico con forma fálica, y aunque no era de un tamaño muy reducido que se pueda decir, fue todo un éxito, ya que lograba “aliviar” a las pacientes en menos de diez minutos de una manera eficaz, limpia y sencilla. En la misma época decidieron fabricar un vibrador personal para evitar visitas “vergonzosas” a las consultas.3

En nuestros días…

Las huellas de la Histeria se siguen observando:

– Se usa el término Histeria como sinónimo de nerviosismo o excitación extrema, determinando además que la persona histérica es aquella que no sabe lo que quiere o que cambia de parecer muy rápido, sin razón alguna o motivo aparente.

– En algunas culturas, se entiende como histérica aquella mujer que es capaz de seducir sin ningún tipo de interés romántico o sentimiento de amor. Otro modo de ver el calado actual de la Histeria es analizando la filmografía, por ejemplo muchas películas reflejan mujeres “histéricas” por situaciones determinadas que desestabilizan su vida. Otras también muestran la historia de la Histeria en concreto sus curiosos tratamientos, como es la película “Histeria” (2011) dirigida por Tanya Wexler cuyo enlace adjuntamos a continuación.

Bibliografía

1. Fernández Levada EA, Fernández García A, Celda Antojan I. Histeria: Historia de la Sexualidad Femenina. Cultura de los Cuidados 2014; 18 (39). Disponible en: Http://dx.doi.org/10.7184/cuis.2014.39.08.

2. López R. La actualidad de la Histeria. Madrina: Sección Clínica Nucleón, 2013.

3. González I. La infausta historia de la histeria femenina. elmundo.es salud. 2017; Disponible en: https://www.elmundo.es/vida-sana/sexo/2017/10/24/59e0cd27468aebee3a8b4686.html


Esta entrada ha sido realizada por alumnado de 1º A de Enfermería de la Universidad de Granada en el marco de la asignatura “Evolución Histórica de los Cuidados. Teorías y Modelos”, curso 2017-18.

Patch Adams: la salud es cuestión de risa

Cómo citar esta entrada

Castillo García, Laura; Castillo Arévalo, Ángela; Calderer Dengra, María; Álvarez Luis, María. Patch Adams: la salud es cuestión de risa. Gomeres: salud, historia, cultura y pensamiento [blog]. 11/12/2017. Disponible en https://index-f.com/gomeres/?p=2145

«Soy un doctor, pero sobre todo me considero un activista por la paz, la justicia y el cuidado de todas las personas»

Patch Adams es una película del año 1998 ambientada en 1969, dirigida por Tom Shadyac. El protagonista principal es Robin Williams. Basada en hechos reales sobre la vida del doctor Hunter “Patch” Adams y el libro Gesundheit: Good health is a Laughing Matter. Fue una película muy polémica en su tiempo.

Sinopsis

Un hombre con depresión ingresa por voluntad propia en un psiquiátrico y al estar en contacto con los demás pacientes y ver la relación que tienen estos con los doctores, se da cuenta de que lo que de verdad lo realiza como persona es ayudar a los demás de una forma distinta a la convencional: con humor. Decide estudiar medicina y obtiene los mejores resultados de la clase. Mientras sus compañeros se centran desde el principio en la teoría, en la enfermedad, él se centra en el trato con pacientes, lo que desata la polémica.

patch-adamsAnálisis

– En el psiquiátrico. La relación médico-paciente es distante, los doctores ven a los pacientes como meros objetos de estudio y de tratamiento. Patch Adams ve que este método no funciona realmente y él siendo un paciente decide tratar a los demás pacientes de una manera mucho más humana sin darle tanta importancia a la enfermedad que padecen.

– Universidad. Los compañeros, a principios de curso consideran a Patch Adams como una persona excéntrica y su actitud hacia él es de una rivalidad, ya que ellos se centran por completo en los estudios y en destacar académicamente, todo lo contrario que Patch Adams. A lo largo del curso, los compañeros, se dan cuenta que la ideología de Patch Adams da mejores resultados que los métodos convencionales, así que deciden realizar un proyecto de hospital diferente.

– Hospital. Patch Adams ignora las normas de la universidad (no se podía tener trato con los pacientes hasta el tercer curso) y entra al hospital con el único objetivo de que los pacientes no se sientan limitados por el hecho de padecer una enfermedad y puedan evadirse de esa situación. Al principio las enfermeras no lo entienden, pero poco a poco se dan cuenta de la mejoría tanto física como psicológica que tienen los pacientes. Pero otros miembros del personal sanitario no están de acuerdo, como el doctor Workl (dueño del hospital), cuya ideología se refleja en esta cita: “Los pacientes no necesitan un entretenimiento, ni un amigo, quieren un médico”.

Por último, hacer especial hincapié, en como el personal sanitario trata a los pacientes, por lo que Patch decide atenderlos de una manera más cercana, por ejemplo, los llama por su nombre y no como número de habitación.

Hunter Doherty y el Hospital Gesundheit

Hunter Doherty Adams nació el 28 de mayo de 1945 en Washington. Tiene 2 hijos, Atomic Zagnut y Lars Zig. Adams fue el hijo más pequeño de sus hermanos. Fue un poeta de Virginia muy laureado. En 1963 se graduó en la escuela secundaria de Wakefield. Además, también realizó cursos preuniversitarios de medicina1.

Adams

El instituto Gesundheit es la institución que creó Hunter Doherty (Patch Adams) junto a sus compañeros de clase, cuyo modelo mostró en un artículo escrito en marzo de 1971. Hoy en día, Hunter se dedica a dar conferencias para recaudar dinero. Su misión principal es «replantear y reclamar el concepto de hospital.»

Doce años fue el periodo mediante el cual tardó en formalizarse el hospital. Duró tanto porque no se encontraban fondos para financiar su mantenimiento. El Instituto Gesundheit actualmente se encuentra en un entorno sano: jardines, prados, agua, aire, lagos, cascadas… en Virginia Occidental.

Como base del hospital acordaron las siguientes normas:

1. Sin cargo
2. Sin reembolso de seguro médico.
3. Sin seguro por negligencia.
4. Entrevista inicial de 3-4 horas con el paciente.
5. Hogar como hospital.
6. Integración de todas las artes curativas.
7. Integración de la medicina con el rendimiento, artes y oficios, naturaleza, agricultura, educación, recreación y servicio social.
8. La salud del personal es tan importante como la salud del paciente.

Por lo tanto, este proyecto ofrece soluciones a los problemas sanitarios siendo totalmente gratuito y basado en la diversión y amistad, usando el Clowning como enlace entre las personas, siendo este un principio para la curación2.

Risoterapia

La risoterapia o clowning es una estrategia o técnica psicoterapéutica que produce beneficios mentales o emocionales mediante la risa. No cura enfermedades, pero alivia los síntomas, por ello no se puede clasificar como una terapia. Por ejemplo, UNICEF la utiliza para animar a niños con enfermedades o que han sufrido tragedias.

La ciencia ha demostrado que la risa produce muchos beneficios: reduce la ansiedad, estrés, depresión, insomnio, problemas cardiovasculares, respiratorios, adelgaza y aporta relajación y alegría, ya que nuestro organismo libera endorfinas3. Nos permite crear un entorno adecuado en el que estar cómodamente con uno mismo y únicamente pensar en el presente ya que al reír no es posible estar centrado en el pasado o en el futuro4.

Algunos consejos que nos proporciona Patch para sentirnos realizados como persona y que nos muestra con su actitud son:
«Ser amable con todos a todas horas. De forma exagerada»
«Apaga la tele y conviértete en alguien interesante. Actúa»
«Considera ser tonto en público. Canta en voz alta. Lleva ropa divertida.»4

Conclusión

La película nos enseña que es importante comprender a las personas que están en una situación difícil e intentar evadirlas de ella, por ejemplo, satisfaciendo sus deseos, contando chistes, haciendo juegos y haciendo uso de la imaginación. También es importante que la persona que esté en fase terminal y tenga miedo a morir, sea capaz de afrontar sus últimos momentos mostrando una actitud de superación, y aún así siendo capaz de disfrutar su vida. Hacer especial mención a la risoterapia como método de mejora física y mental que todos deberíamos adoptar en la vida diaria.

«Ser feliz es una decisión. Es decirse a uno mismo voy a amar la vida. No espero, podría o debería. Se trata de una intención. Y cuando uno está comprometido con esa intención, cuando ama la vida cada segundo, todo funciona». 

Bibliografía

1. Patch Adams. Wikipedia 2017; Disponible en: https://es.wikipedia.org/wiki/Patch_Adams [consultado 20 diciembre 2017].

2. The Gesundheit! Institute (web oficial de la fundación de Patch Adams). 2015 Disponible en: https://www.patchadams.org/ [consultado 20 diciembre 2017].

3. Risoterapia. Wikipedia 2015; Disponible en: https://es.wikipedia.org/wiki/Risoterapia [consultado 20 diciembre 2017].

4. Sin autor. Hunter «Patch» Adams. Serfelices.org [blog] 2017; Disponible en: https://www.serfelices.org/historias-de-vida/212-patch-adams [consultado: 20 diciembre 2017].


Esta entrada ha sido realizada por alumnado de 1º A de Enfermería de la Universidad de Granada en el marco de la asignatura “Evolución Histórica de los Cuidados. Teorías y Modelos”, curso 2017-18.

La escrófula o Mal del Rey

Cómo citar esta entrada

Fernández Segura, Sandra; García Lara, Marta. La escrófula o Mal del Rey. Gomeres: salud, historia, cultura y pensamiento [blog]. 17/11/2017. Disponible en https://index-f.com/gomeres/?p=2110

La escrófula es una enfermedad congénita que afecta a la constitución linfática de niños y adolescentes, que se caracteriza por lesiones cutáneas y mucosas y a menudo por lesiones tuberculosas de localización ganglionar, ósea o articular. Actualmente se denomina linfadenitis infecciosa tuberculosa.1,2 Es de etiología tuberculosa, aunque se ha demostrado que puede ser provocada por otros bacilos del género Mycobacterium.Puede ser de dos tipos, pulmonar o no pulmonar como ganglionar cervical.

79a---scrofulaEsta enfermedad aparecía principalmente en niños y jóvenes. Se puede comprobar haciendo referencia al estudio de Dubos donde se refleja que un 53% de niños de un orfanato (el hospicio de Kent) en Berlín eran afectados por esta enfermedad mientras que la cifra se reducía a un 1,7% en el ejército francés. También en el segundo libro de las predicciones del Corpus hippocraticum se afirma que los niños eran los más propensos a padecer esta enfermedad, pero se curaban de forma espontánea.3

Las causas de esta enfermedad eran variadas, podían deberse a varios factores como la alimentación, por el déficit de nutrientes, consumo de alimentos en mal estado o leche no pasteurizada. También por el ambiente, entorno húmedo, bajas temperaturas, grandes ciudades, etc.3

Evolución histórica de la escrófula

En el ámbito de la medicina griega clásica, el libro Perí ton adénon oulomelíes, incluido en el Corpus hippocraticum habla de la composición y la función de los ganglios linfáticos.  En el siglo I Celso propone varios ungüentos para curar esta enfermedad. Entre ellos destaca la pomada de lirio compuesta por amoníaco, cera, sebo de toro, etc. En el siglo II Galeno, médico griego de gran relevancia, dedujo que la escrófula podía originarse por acumulación de humores de una persona pletórica que desencadenaban en bubones.

HildegardEn la Edad Media los médicos explicaban que esta enfermedad podía aparecer manifestada en arterias, tendones, etc., pero sobre todo en regiones glandulares. La monja renana Hildegard von Bingen nombró una serie de productos de origen animal y vegetal como solución a dicho mal. Perteneciente a la Escuela médica de Salerno, la obra Regimen Sanitatis propone el higo en cataplasma para atacar a la escrófula.

En el siglo XVIII se mencionaban como tratamientos naturales a la escrófula la uña de asno, cenizas de cucaracha quemada, miel, la piel de la serpiente, entre otros. Los médicos extraían el líquido de las fístulas y las abrían hasta el fondo para introducirles estos remedios.  A finales de este siglo, el médico escocés Mathew Baillie describió el aumento de tamaño de las fístulas y su tacto más blando, pues tenían una sustancia blanca caseinosa mezclada con pus.

Ceremonia del Toque de Rey

Antes de que se comenzase a realizar esta ceremonia había otros tipos de ritos. En el medievo se les atribuía a ciertos hombres y mujeres la capacidad de sanar enfermedades. Roberto II el Piadoso, rey de Francia durante los años 996 1031, por gracia de Dios curaba a los enfermos leprosos besándole la mano. Este rito lo comenzó Felipe I, rey de Francia durante los años 1080 y 1108. Los reyes sucesivos, como Luis VI el Gordo, Luis IX el Santo se documentaron sobre este rito y lo continuaron. En Inglaterra este rito lo inició Enrique I, que reinó desde 1031 a 1060 y también lo continuaron los reyes posteriores.

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El rito fue evolucionando, desde un acto simple a uno cada vez más complejo. No eran exactamente igual en Francia e Inglaterra pero se basaban en una secuencia similar de actos. Primero los médicos seleccionaban a los pacientes escrofulosos. El rey se preparaba durante los días previos. Se realizaba una misa y al terminar el rey ponía las manos sobre el cuello o la cabeza del enfermo mientras recitaba una corta oración que en ocasiones era el pasaje de la Biblia en el que Jesús dice a sus discípulos: «pondrán la mano sobre los enfermos y se pondrán bien». También les entregaban inicialmente una moneda llamada ángel como limosna y más tarde esta fue sustituida por una medalla. Los enfermos debían guardar esta para mantener la curación. Esta ceremonia se practicaba en épocas festivas como la Pascua o Pentecostés, se evitaba realizar en verano por miedo al contagio.

El rey tenia el poder jurídico y político sobre sus súbditos gracias a su base teológica, pues se consideraba una imagen de Cristo. La Iglesia se opuso a este poder curativo pues querían que fuesen los sacerdotes quienes realizaran la ceremonia, pero finalmente el rey demostró que únicamente los reyes poseían esta virtud curativa haciendo desaparecer la escrófula.

Las causas por las que se eligió esta enfermedad y no otra fueron en primer lugar su alta frecuencia, pues se registraron numerosas personas que fueron diagnosticadas por el médico y recomendadas de asistir a la sanación del rey. Otra causa era que los ganglios podían cicatrizarse y disminuir su volumen de forma natural y aparentar una milagrosa curación. Además otra causa era que al celebrar una ceremonia exclusiva para ellos se sentían mejor psicológicamente.

Clovis_I_touching_for_scrofulaEste rito tuvo gran éxito durante siglos pero poco a poco empezaron a poner en duda el poder divino de los reyes con el racionalismo, pues empezó a concebirse al rey solo como un representante del Estado. También influyó la reforma protestante que se mostraba en contra de este rito. Wiseman aseguraba que los enfermos se curaban por el cambio de aire en el viaje o por imaginación con la medalla pero no por curación del rey.

La dinastía Tudor (Enrique VIII) fue la encarga en Inglaterra de realizar esta práctica, pero poco a poco se fue perdiendo. La última persona que realizó el toque del rey de esta dinastía fue Ana I, puso las manos a un niño escrofuloso pero no lo curó. Los reyes dejaron de realizar estos rituales porque la prensa se mofaba de ellos.2

Cuidado de escrofulosos en el Hotel Dieu

En Remis, una ciudad francesa, una joven llamada Marguerite Rousselet se impresionó ante la expulsión de los escrofulosos “víctimas de una enfermedad repugnante, generalmente reputada como incurable y excluidos del Hotel Dieu, escaso de espacio, y por temor a que contagiaran a otros enfermos”.1

hotel-dieu

Hacia 1645 Marguerite los acogió en una casa particular. Mas tarde, consiguió financiamiento y voluntarias para los cuidados a los enfermos. Esta organización empezó a crecer y pasó a considerarse sucursal del hospital Hotel Dieu. Fue conocida como “Hospicio de los incurables” y más tarde como Hôpital de Saint Marcoul.1

Nos gustaría concluir nuestra entrada con la frase “El cuidado es la esencia de la enfermería” cuyo autor es Jean Watson. Jean Watson es una enfermera estadounidense que se convirtió en una destacada teórica contemporánea en el ámbito de su profesión.

Bibliografía

  1. Duarte, Ignacio; Chuaqui, Claudia. Historia de la escrófula: de la discrasia humoral a la consunción. Revista Médica de Chile 2015; 144(4). Disponible en: https://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0034-98872016000400012&script=sci_arttext
  2. Duarte, Ignacio. La pretendida curación de la escrófula por el toque de rey. Revista Chilena de infectología 2014; 31(4). Disponible en: https://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0716-10182014000400013&script=sci_arttext&tlng=pt
  3. Duarte, Ignacio. La escrófula en el siglo XIX. Revista chilena de infectología 2017; 34(1). Disponible en: https://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0716-10182017000100008&script=sci_arttext

Esta entrada ha sido realizada por alumnado de 1º B de Enfermería de la Universidad de Granada en el marco de la asignatura “Evolución Histórica de los Cuidados. Teorías y Modelos”, curso 2017-18.

El estigma en la enfermedad mental

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Guerrero, Adrián . El estigma en la enfermedad mental. Gomeres: salud, historia, cultura y pensamiento [blog]. 5/11/2017. Disponible en https://index-f.com/gomeres/?p=2087

 

En los últimos tiempos, se le ha dado más importancia a la enfermedad de sintomatología física, pero no tanta a la salud mental, a pesar de que la OMS define la salud como el estado completo de bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades.

juvenalPodemos remontarnos a finales de siglo I y comienzos del siglo II cuando el autor romano Juvenal escribió esta cita latina perteneciente a sus sátiras “Mens sana in corpore sano”. Algo que podemos interpretar como la necesidad de una mente sana para un equilibrio de vital importancia.

El sociólogo canadiense Erving Goffman es autor de una obra titulada “Estigma”, en la cual definió estigma como el proceso en el cual la reacción de los demás estropea la “identidad normal”, reconociendo la experiencia de una enfermedad mental como forma de estigma, que se da en una gran variedad de contextos sociopolíticos en muchas partes del mundo.1

Para abordar sobre el estigma que causan las enfermedades mentales, debemos explicar que es una enfermedad mental. La enfermedad o trastorno mental puede definirse como la alteración de tipo emocional, cognitivo o comportamental, en el que quedan afectados procesos psicológicos básicos como la emoción, la conducta o el aprendizaje. Existen gran cantidad de enfermedades y trastornos mentales, entre los que podemos mencionar: esquizofrenia y trastornos psicóticos, trastornos del estado de ánimo, trastornos de ansiedad, trastornos disociativos, trastornos de la personalidad, trastornos adaptativos, trastorno bipolar, trastornos somatomorfos y trastornos facticios.2

Las enfermedades mentales son un gran estigma en nuestra sociedad y sobre todo en el mundo desarrollado del hemisferio norte. Tras una entrevista con un especialista en la materia, y en la que este dicte su diagnóstico, el paciente ya vive con ese estigma, el estigma de ser visto diferente al resto de la sociedad, el no encajar en ella, vivir aislado socialmente, y aprender a vivir con una enfermedad que en muchas ocasiones cursa de manera crónica, con sus consecuentes recaídas y brotes. Otro de los problemas a los que los enfermos mentales se enfrentan, es encontrar un trabajo, según un artículo del periódico El Mundo solo el 5% de los afectados por trastornos mentales graves tiene un trabajo.3

Muchas personas que padecen algún trastorno mental, evitan hablar de ello, para así evitar el rechazo social, aun así en este enlace se muestra un vídeo en el que diversos pacientes cuentan acerca de su experiencia con la enfermedad y las dificultades que han tenido a lo largo de su enfermedad.

Es digno de alabar que programas de televisión, como Gente Maravillosa, emita un programa especial contra la discriminación a las personas que padecen algún trastorno o enfermedad mental, en el cual mediante la puesta de cámaras ocultas en distintos lugares, se ven las reacciones de numerosas personas ante la presencia de un enfermo mental.

La mayoría de la sociedad ve a estos enfermos desde términos despectivos, calificándolos de ‘locos’, junto con la creencia de que el enfermo mental debe de estar ingresado en un psiquiátrico.

Según la Organización Mundial de la Salud, una de cada cuatro personas sufrirá un trastorno mental a lo largo de su vida, y en 2020 la depresión será la segunda causa mayor de incapacidad en el mundo después de las enfermedades coronarias. Sobre todo en los países desarrollados y economías más fuertes del hemisferio norte. Las personas con enfermedad mental crónica tienen numerosas experiencias de rechazo, especialmente en el ámbito laboral, en las relaciones sociales y grupos de amigos: el 44% afirma haber tenido experiencias de discriminación en el área laboral, el 43% en las relaciones con los amigos y el 32% con los vecinos o su entorno.

Algunas medidas para la prevención de las enfermedades mentales pueden ser: respecto a la alimentación se recomienda el consumo de vitamina B y DHA que es un ácido graso que forma parte del Omega-3 y puede encontrarse en pescados como el salmón o también en nueces, almendras y cacahuetes; respecto al ejercicio se recomienda realizar actividades físicas permitiendo así la correcta circulación sanguínea en los vasos cerebrales optimizando la función mental; además del ejercicio se recomiendan actividades intelectuales como leer y practicar juegos de memoria.

Concluyo con una frase del escritor Ray Bradbury que dice así “La locura es relativa. Depende de quién tiene a quién encerrado en qué jaula”; no es motivo de infamia padecer una enfermedad mental, la verdadera infamia es no ser tolerante con aquellas personas que padezcan algún trastorno mental.

Bibliografía

1. Goffman, Erving. Estigma: la identidad deteriorada. 2ª edición. Buenos Aires: Amorrortu, 1998.
2. Black, Andreasen. Introducción a la Psiquiatría. 5ª edición. Buenos Aires: Panamericana; 2012.
3. Sin autor. Enfermos mentales que triunfan en la vida. (19 de diciembre de 2011). Disponible en: https://www.elmundo.es/elmundosalud/2011/11/28/neurociencia/1322501921.html [acceso: 14 de octubre de 2017].


Esta entrada ha sido realizada por alumnado de 1º B de Enfermería de la Universidad de Granada en el marco de la asignatura “Evolución Histórica de los Cuidados. Teorías y Modelos”, curso 2017-18.

Hipócrates de Cos

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Hernández Mingorance, Laura. Hipócrates de Cos. Gomeres: salud, historia, cultura y pensamiento [blog]. 18/12/2016. Disponible en https://index-f.com/gomeres/?p=1676

Hipócrates es considerado junto a Galeno (130-200 d.C) como el padre de la medicina occidental. Se piensa, pero no se sabe con total seguridad, que nació en el 460 a.C. en la isla de Cos en Grecia. Era hijo de Heráclides, que también fue médico y del cual aprendió sobre medicina, así como de su abuelo, y de Praxítela, de la familia de los Asclepiades, quienes venían ejerciendo la medicina dieciocho generaciones antes. Tuvo dos hijos, Tésalo y Draco, que fueron alumnos suyos, y al menos una hija.

Comenzó sus estudios en el terreno de la medicina con 13 años en su ciudad natal, de la mano de su padre y su abuelo paterno. Continuó su formación en el Asclepeion de Cos. Además de medicina, estudió junto a Demócrito y Gorgias filosofía y otras materias. Fue discípulo del médico Heródico de Selimbria. Y un tiempo después decidió marcharse hacia Egipto para terminar su formación.

Hipócrates enseñó y practicó la medicina durante toda su vida, viajando al menos a Tesalia, Tracia y el mar de Mármara. No se sabe a ciencia cierta, pero se cree que murió en Larisa a la edad de 83 o 90 años.

Hipócrates en el campo de la Medicina

Este pionero de la medicina occidental, desarrolló un sistema basado en la observación y la experiencia para el estudio de las enfermedades, atribuyendo las causas de las mismas a fenómenos meramente naturales y no a intervenciones de los dioses como se creía hasta ese entonces. Además, consideró que el mantenimiento de la salud depende exclusivamente de la dieta y la higiene.

Fue el primero en recopilar de manera organizada los síntomas de los pacientes para elaborar diagnósticos a partir de ellos, práctica que le permitía predecir el curso de las enfermedades. Además, estableció relaciones entre los estados anímicos y ciertas patologías (Teoría de los humores), y sugirió que el contenido de los sueños podía revelar la verdadera naturaleza de los trastornos orgánicos.

En la Grecia Clásica existían dos escuelas principales donde se enseñaba la medicina, hablamos por un lado de la escuela de Cnido y por otro la de Cos. Cada una tenía un punto de vista diferente sobre como tratar las enfermedades. La escuela de Cnido daba más importancia al diagnóstico, mientras que la escuela de Cos (en la que estudió Hipócrates y que posteriormente pasaría a llamarse escuela Hipocrática) se centraba en el cuidado del paciente y el pronóstico. Esto precisamente hizo que la escuela de Cos fuera más exitosa a la hora de aplicar diagnósticos generales y tratamientos pasivos que la escuela de Cnido. Al estar prohibida la disección de cadáveres en esta época, para la escuela de Cnido era complicado determinar que provocaba enfermedades con síntomas poco conocidos. Así en la escuela de Cos se trataban enfermedades de manera más eficaz y permitió un gran desarrollo en la práctica clínica.

Podemos ver como la medicina actual en la que el médico busca un diagnóstico específico y un tratamiento especializado (como promovía la escuela de Cnido), se aleja de la forma en que se trabajaba en la escuela de Cos. Este cambio en el pensamiento médico desde el tiempo de Hipócrates ha provocado que éste recibiera duras críticas a lo largo de los últimos siglos.

Su obra

Corpus Hipocraticum; su mayor obra, recogida en 70 escritos breves en extensión y concisos, elaborados la mayoría por sus discípulos, donde se describen distintos descubrimientos sobre anatomía, la naturaleza del hombre, clínica y patología, epidemias, tratados terapéuticos, ginecología y tratados deontológicos.

Sus obras fueron traducidas al inglés, por primera vez de forma completa, por el médico escocés Francis Adams en 1849 como The Genuine Works of Hippocrates. En español está traducido todo el corpus en varios volúmenes:
– Volumen I: Juramento; Ley; Sobre la ciencia médica; Sobre la medicina antigua; Sobre el médico; Sobre la decencia; Aforismos; Preceptos; El pronóstico; Sobre la dieta en las enfermedades agudas; Sobre la enfermedad sagrada. 1990.
– Volumen II: Sobre los aires, aguas y lugares; Sobre los humores; Sobre los flatos; Predicciones I; Predicciones II; Prenociones de Cos. 1997.
– Volumen III: Sobre la dieta; Sobre las afecciones; Apéndice a «Sobre la dieta en las enfermedades agudas»; Sobre el uso de los líquidos; Sobre el alimento. 1997.
– Volumen IV: Tratados ginecológicos: Sobre las enfermedades de las mujeres; Sobre las mujeres estériles; Sobre las enfermedades de las vírgenes; Sobre la superfetación; Sobre la escisión del feto; Sobre la naturaleza de la mujer. 1988.
– Volumen V: Epidemias. 1989.
– Volumen VI: Enfermedades. 1990.
– Volumen VII: Tratados quirúrgicos. 1993.
– Volumen VIII: Naturaleza del hombre; Lugares en el hombre; Carnes; Corazón; Naturaleza de los huesos; Generación; Naturaleza del niño; Enfermedades IV; Parto de ocho meses; Parto de siete meses; Dentición; Visión; Glándulas; Anatomía; Semanas; Crisis; Días críticos; Remedios; Juramento II. 2003.

Contiene libros de texto, lecciones, investigaciones, notas y ensayos filosóficos sobre diversos temas médicos, que no siguen ningún orden concreto. Estas obras fueron escritas para todo tipo de públicos y con puntos de vista opuestos (a veces se observan contradicciones). Entre estos tratados destacan:

El juramento médico Hipocrático; establece una política ética profesional, en la que señala entre otras cosas, que el médico debe ser honesto, comprensivo y serio en su trabajo. A pesar de que el juramento no se utiliza en su forma original, es considerado la base de las leyes que definen las buenas prácticas y moralejas médicas en la actualidad. El juramento original ha sido sustituido por la Declaración de Ginebra, que la Asociación Médica Mundial formuló en 1948. El texto es el siguiente:

“EN EL MOMENTO DE SER ADMITIDO COMO MIEMBRO DE LA PROFESIÓN MÉDICA:
PROMETO SOLEMNEMENTE consagrar mi vida al servicio de la humanidad;
OTORGAR a mis maestros el respeto y la gratitud que merecen;
EJERCER mi profesión a conciencia y dignamente;
VELAR ante todo por la salud de mi paciente;
GUARDAR Y RESPETAR los secretos confiados a mí, incluso después del fallecimiento del paciente;
MANTENER, por todos los medios a mi alcance, el honor y las nobles tradiciones de la profesión médica;
CONSIDERAR como hermanos y hermanas a mis colegas;
NO PERMITIRÉ que consideraciones de edad, enfermedad o incapacidad, credo, origen étnico, sexo, nacionalidad, afiliación política, raza, orientación sexual, clase social o cualquier otro factor se interpongan entre mis deberes y mi paciente;
VELAR con el máximo respeto por la vida humana;
NO EMPLEAR mis conocimientos médicos para contravenir las leyes humanas, incluso bajo amenaza;
HAGO ESTAS PROMESAS solemne y libremente, bajo mi palabra de honor.”

Juramento hipocrático original:

“JURO POR APOLO médico y por Asclepio y por Higía y por Panacea y todos los dioses y diosas, poniéndoles por testigos, que cumpliré, según mi capacidad y mi criterio, este juramento y declaración escrita:
TRATARÉ al que me haya enseñado este arte como a mis progenitores, y compartiré mi vida con él, y le haré participe, si me lo pide, y de todo cuanto le fuere necesario, y consideraré a sus descendientes como a hermanos varones, y les enseñaré este arte, si desean aprenderlo, sin remuneración ni contrato.
Y HARÉ partícipes de los preceptos y de las lecciones orales y de todo otro medio de aprendizaje no solo a mis hijos, sino también a los de quien me haya enseñado y a los discípulos inscritos y ligados por juramento según la norma médica, pero a nadie más.
Y ME SERVIRÉ, según mi capacidad y mi criterio, del régimen que tienda al beneficio de los enfermos, pero me abstendré de cuanto lleve consigo perjuicio o afán de dañar.
Y NO DARÉ ninguna droga letal a nadie, aunque me la pidan, ni sugeriré un tal uso, y del mismo modo, tampoco a ninguna mujer daré pesario abortivo, sino que, a lo largo de mi vida, ejerceré mi arte pura y santamente.
Y NO CASTRARÉ ni siquiera (por tallar) a los calculosos, antes bien, dejaré esta actividad a los artesanos de ella.
Y CADA VEZ QUE entre en casa, no lo haré sino para bien de los enfermos, absteniéndome de mala acción o corrupción voluntaria, pero especialmente de trato erótico con cuerpos femeninos o masculinos libres o serviles.
Y SI EN MI PRÁCTICA médica, o aun fuera de ella viviese y oyere, con respeto a la vida de otros hombres algo que jamás deba ser revelado al exterior, me callaré considerando como secreto de todo lo de este tipo. Así pues, si observo este juramento sin quebrantarlo, séame dado gozar de mi vida y de mi arte y ser honrado para siempre entre los hombres; más, si lo quebranto y cometo perjuicio, sucédeme lo contrario.”

Aforismos; para Hipócrates los aforismos son una serie de proposiciones relativas a los síntomas y al diagnóstico de enfermedades. Es importante indicar que no es lo mismo hablar de aforismo, el cual resulta de la experiencia, que de axioma, que son verdades obvias y no requieren una comprobación. Aunque ambos son un tipo de paremia (enunciado breve, sentencioso e ingenioso que transmite un mensaje instructivo, incitando a la reflexión intelectual y moral). Los aforismos se han utilizado normalmente en aquellas disciplinas sin metodología de estudio o un método científico, tales como la agricultura, la medicina, la jurisprudencia y la política.

Estos aforismos completan el Juramento Hipocrático, y todo ello, constituirá la guía de la conducta médica. Han sido considerados durante mucho tiempo, y aún siguen siéndolo, “la Biblia de los médicos”, será el texto más utilizado en la docencia de las Universidades del siglo XII, Salerno, Palencia, Salamanca, Montpelier, Lérida, Paris, Padua, Bolonia…

Existe un gran número de aforismos Hipocráticos, por ello solo destacaré los que más me han llamado la atención:

«Vita brevis, ars longa, occasio praeceps, experimentum periculosum, iudicium difficile.» o “Ars longa vita brevis” (El arte (la ciencia) es duradero pero la vida es breve). Esta expresión se emplea para indicar que cualquier tarea importante requiere mucho esfuerzo y dedicación; pero la vida de quien la emprende es corta.
“A grandes males, grandes remedios.”
“El médico cura, sólo la naturaleza sana”
“En las enfermedades agudas, el frío de las extremidades es malo.”
“Después del sudor, entrar en frío no es bueno.”
“Es malo cuando la hemorragia sigue delirio o convulsión.”
“Los hombres obesos corren mayor riesgo de morir súbitamente (infarto) que los flacos.”
“Si el sueño o el desvelo son excesivos, mal agüero.”
“Criticar sin mejorar los trabajos de los demás es una grave prueba de ignorancia.”
“Trabajar con hambre no es bueno.”
“El miedo y la tristeza, cuando duran mucho, constituyen una afección.”

La aportación de Hipócrates a la medicina ha sido excepcional. Sin embargo, me parece aún más fascinante que muchas de las cosas que eran válidas en esa época, sigan siendo igualmente válidas en la actualidad, teniendo en cuenta los avances que se han hecho en medicina. Esto nos demuestra el trabajo tan bueno, que en su momento tanto Hipócrates como sus discípulos realizaron, y que asentaron las bases de la buena medicina con sus numerosas obras, que por suerte hoy podemos disfrutar.

Bibliografía

-Becerro de Bengoa Callau, Claudio. Medicina clásica griega e hipocrática. Revista La alcazaba, 18/02/12. Disponible en: https://www.laalcazaba.org/medicina-clasica-griega-e-hipocratica-por-claudio-becerro-de-bengoa-callau/ (acceso: 13/12/16).
-Equipo de buscobiografías.com. Hipócrates. Busca biografías, Diciembre de 1999. Disponible en: https://www.buscabiografias.com/biografia/verDetalle/7683/Hipocrates (acceso: 13/12/16).
-Hipócrates. Aforismos y sentencias. Disponible en: https://www.ellibrototal.com/ltotal/ficha.jsp?idLibro=6857 (acceso: 13/12/16).
-Hipócrates. Biografías.es. Disponible en: https://www.biografias.es/famosos/hipocrates.html (acceso: 13/12/16).
-Hipócrates. Wikipedia, 21/10/16. Disponible en: https://es.wikipedia.org/wiki/Hip%C3%B3crates (acceso: 13/12/16).
-Juramento hipocrático. Botanical online, Disponible en: https://www.botanical-online.com/juramentohipocratico.htm (acceso: 13/12/16).
-Montejo, Nuria. Aforismos de Hipócrates. Consultorio medicina natural, 11/02/12 Disponible en: https://consultoriomedicinanatural.blogspot.com.es/2012/02/aforismos-de-hipocrates.html (acceso: 13/12/16).
-Padilla, Javier. ¿De Cos o de Cnido?. Médico crítico, 10/06/08. Disponible en: https://medicocritico.blogspot.com.es/2008/06/de-cos-o-de-cnido.html (acceso: 13/12/16).
-Tratados hipocráticos. Wikipedia. Historia de la medicina, 09/11/14 Disponible en: https://es.wikipedia.org/wiki/Tratados_hipocr%C3%A1ticos (acceso: 13/12/16).
-Urso, Carmelo. Los aforismos de Hipócrates, padre de la medicina occidental. Carmelo Urso. En tiempo presente. Terapias alternativas (blog), 12/06/13. Disponible en: https://carmelourso.wordpress.com/2013/06/12/los-aforismos-de-hipocrates-padre-de-la-medicina-occidental/ (acceso: 13/12/16).
-Zoraya, Antonio. Aforismos y pronósticos de Hipócrates. Madrid: Biblioteca económica filosófica, 1904.


Esta entrada ha sido realizada por alumnado de 1º C de Enfermería de la Universidad de Granada en el marco de la asignatura “Evolución Histórica de los Cuidados. Teorías y Modelos”, curso 2016-17.

Medicina tradicional de los pueblos indígenas

Cómo citar esta entrada

López Hernández, Daniel. Medicina tradicional de los pueblos indígenas. Gomeres: salud, historia, cultura y pensamiento [blog]. 10/12/2016. Disponible en https://index-f.com/gomeres/?p=1647

Hoy día los fármacos juegan un papel crucial en nuestra sociedad. ¿Quién no recurre al clásico Ibuprofeno ante una migraña o inflamación? ¿O al Betadine después de haberse hecho una herida? Y por supuesto, ¿qué haríamos sin nuestros apreciados antibióticos, los cuales logran acabar con una infección bacteriana en cuestión de días? Sin embargo desde la década de los 70, la OMS habla de la necesidad de integrar fármacos tradicionales en nuestra medicina occidental, sobre todo por razones culturales y económicas ya que el 80% de la población mundial no tiene acceso a la medicina occidental y recurre así a la medicina tradicional.

Viajamos pues al corazón de la selva amazónica, más concretamente a la cordillera andina, hogar de los pueblos indígenas. En esta exótica localización encontramos una variadísima flora con la cual se elaboran la mayoría de los fármacos que usamos hoy día. Empresas farmacéuticas tan conocidas como Bayer extraen la materia prima de esta zona para elaborar productos. Trataremos acerca de estos métodos tradicionales, técnicas que pasan de padre a hijo, de una generación a otra. Una serie de métodos que aunque a nuestro parecer pueden ser rudimentarios o bizarros, son 100% naturales y efectivos.

JENGIBRE: este es un tubérculo de sabor fuerte y exótico que normalmente utilizamos para aromatizar nuestros platos, ya sean dulces, ensaladas, salsas, etc., sin embargo si nos centramos en sus beneficios médicos, el jengibre se usa en esta cultura como analgésico/antiinflamatorio, además de acabar con las náuseas, gracias a la presencia de fenoles y gingeroles en su raíz. Se elabora una especie de té de jengibre, dejando reposar el tubérculo en agua hirviendo por unos minutos. Si se ingiere, acaba con dolores y náuseas. Si se aplican paños calientes humedecidos con este remedio en una zona inflamada, desaparecen la hinchazón y el dolor. En nuestra cultura, algunos deportistas añaden jengibre a sus batidos proteicos y antioxidantes en procesos de recuperación de lesiones.

TELA DE ARAÑA: extraño, ¿verdad? La tela de araña se usa en los pueblos indígenas como coagulante. Al producirse una herida o corte, se aplica un pedazo de esta sustancia resistente y pegajosa sobre la zona de sangrado, coagulando la sangre y acelerando el proceso de cicatrización. La tela en concreto se extrae de la viuda negra, una de las arañas más exóticas y venenosas del mundo. Se ha demostrado que la fibroina (proteína estructural) presente en la tela del arácnido es la encargada de realizar la función médica. Científicos de la universidad de California han logrado aislar la secuencia genética necesaria para la síntesis de fibroina para producirla a nivel comercial y elaborar medicamentos.

 

LA CHIRIMOYA: esta fruta procede del continente americano, y su nombre significa ¨semillas frías¨, ya que germina a elevadas altitudes. Comenzó a cultivarse en Europa con la conquista de América, y de ahí fue llevada a Oriente por los exploradores españoles. Tiene una infinidad de propiedades beneficiosas para la salud: refuerza la memoria, reduce el estrés diario, se digiere con facilidad debido a la cantidad de enzimas hidrolíticas que contiene, además de vitamina C, proteínas, azúcares, fósforo, antioxidantes, etc. Sin embargo, esta fruta es de gran ayuda durante el parto, una propiedad asombrosa. Las semillas de la chirimoya se ponen a hervir con un poco de agua y se le da a las mujeres indígenas justo antes del parto y durante este, con el fin de apresurarlo. Actúa como las prostaglandinas, contrayendo el tejido muscular liso del útero durante el parto. Además, quedó demostrado el efecto citotóxico de las semillas de chirimoya, previniendo el cáncer de cuello uterino, cáncer de mama y leucemia. Esto les llevó al premio Nobel de Medicina Abeefe Brystol Meyers a un grupo de estudiantes en 2007. En definitiva, un auténtico superhéroe con propiedades anticancerígenas, antioxidantes, laxantes, etc.

Estos son solo unos pocos ejemplos de la extensísima medicina tradicional de la cultura indígena, la cual puede parecernos extraña y poco común. Sin embargo queda demostrada su efectividad, no solo por los estudios llevados a cabo en distintas universidades, sino porque vienen utilizándose desde hace miles de años y sus componentes químicos se usan para fabricar nuestros tan apreciados fármacos.


Esta entrada ha sido realizada por alumnado de 1º B de Enfermería de la Universidad de Granada en el marco de la asignatura “Evolución Histórica de los Cuidados. Teorías y Modelos”, curso 2016-17.