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El Real Colegio de Cirugía de Cádiz y su influencia en el impulso de la Cirugía en España

Ramírez Gallardo, Ana. El Real Colegio de Cirugía de Cádiz y su influencia en el impulso de la Cirugía en España.  Gomeres: salud, historia, cultura y pensamiento [blog]. 27/12/2024. Disponible en https://www.fundacionindex.com/gomeres/?p=3925.

El Real Colegio de Cirugía de Cádiz fue creado en 1748 en un contexto histórico marcado por el comienzo de la dinastía de los Borbones y del periodo de la “Ilustración”. Su objetivo era llevar a cabo una renovación del ámbito sanitario y comenzó formando a los cirujanos de la Armada. En él se tomaron una serie de medidas que trataremos a lo largo de este trabajo, entre ellas un planteamiento de formación integral que combinara medicina y cirugía. Además, se llevaron a cabo innovaciones como el “Anfiteatro de Anatomía” o las “Asambleas Literarias”. El objetivo de este trabajo es evaluar el legado histórico y la importancia que ha tenido este Colegio en la dignificación de cirugía, y terminaremos resaltando los hallazgos más importantes obtenidos.

Palabras clave: Ilustración, Cirugía, Dignificación profesional, Anatomía, Historia de la Medicina, Historia de la Cirugía.

Hoy en día no podríamos imaginarnos una sociedad en la que la medicina y la cirugía no fuesen los pilares básicos en el cuidado del ser humano. En especial los cirujanos, los llamados “salvadores de vidas”, son considerados personas que poseen grandes habilidades e inteligencia. Pero esto no ha sido siempre así. El papel del cirujano ha experimentado muchas transformaciones a lo largo de la historia, desde ser considerado inculto, socialmente inferior o prohibírsele la entrada a las Universidades, a convertirse en la importante figura que actualmente es.

Para estudiar cómo ocurrió esta transición nos remontamos a sus inicios: la fundación del Real Colegio de Cirugía de Cádiz. Dicho Colegio se convirtió en la entidad médico-quirúrgica con más renombre en España, revitalizando el papel del cirujano en la época. Especialmente nos planteamos comprobar la relevancia que tuvo para el desarrollo de esta disciplina y el valor que le dio. Para ello, vamos a tratar una serie de apartados comenzando por la historia del Colegio, hablando de quiénes lo componían, cómo funcionaba y de las novedades que aportó. Recogeremos todo lo estudiado llegando a una serie de conclusiones.

Para la realización de este trabajo ha tenido un gran peso la búsqueda bibliográfica en distintas fuentes de información como artículos, páginas webs o libros. Además, he utilizado el gestor bibliográfico BibGuru.

El papel de la medicina española del siglo XVIII se ve condicionada por un contexto histórico lleno de cambios tanto a nivel político como social y científico. En dicho periodo tiene lugar la Guerra de Sucesión Española (1701-1714) que concluyó con el paso del reinado de los Austrias a los Borbones. Este estuvo marcado por “La Ilustración” y las “Reformas Borbónicas”, las cuales serían claves en la modernización en el ámbito médico y cultural.1

En España, el retraso científico y social era considerable. Además, la ausencia de enseñanza práctica en las Universidades reflejaba el estancamiento de las disciplinas de medicina y cirugía.2 En este contexto, varias personalidades fueron relevantes en la creación de los Colegios de Cirugía. Entre ellos, el cirujano francés Jean Lacombe en 1718 fue designado Cirujano Mayor de la Armada.3

Pedro Virgili

En una época en la que había escasa formación en medicina y el cirujano no tenía prestigio, su principal objetivo fue ensalzar esta profesión y llevar a cabo la renovación de la cirugía naval española. Contando con el apoyo de ministros muy influyentes, llevó a cabo la creación en 1728 de un “Anfiteatro Anatómico” y una “Escuela de Practicantes de Cirugía de la Armada”.2 Una de las decisiones más importantes fue “encomendar la atención sanitaria del personal embarcado a los cirujanos que, a partir de 1728, se integraron en un Cuerpo específico que, poco a poco, consolidó su prestigio y su estatus social dentro de la armada”.4

Lacombe junto con Pedro Virgili (ayudante de Cirujano Mayor de la Armada) fundaron el 11 de noviembre de 1748 el Real Colegio de Cirugía de la Armada, tras la firma de los Estatutos del Centro por Fernando VI. Este se sitió en Cádiz por no tener universidad y porque contaba con la protección de la marina.1

El Real Colegio de Cirugía de Cádiz supuso un antes y un después en el ámbito científico, especialmente para los cirujanos. Su creación fue consecuencia de un contexto social marcado por tensiones: entre médicos y cirujanos, y dentro de estos últimos entre cirujanos latinistas y cirujanos empírico-romancistas.

Hasta entonces los cirujanos poseían un estatus social por debajo de los médicos. Por otro lado, los cirujanos empíricos no se formaban en universidades sino mediante la práctica y observación, no sabían leer el latín y eran culturalmente inferiores.2 A diferencia de estos, los cirujanos latinistas sí accedían a universidades y abogaban por un enfoque teórico basado en textos en latín. Sin embargo, los empíricos tenían más éxito al tener más pericia en la práctica.

El principal objetivo de este Colegio fue dignificar la profesión de cirujano, acabar con los empíricos e igualar su nivel de prestigio con el de los médicos. Para ello integró ambos enfoques de enseñanza, la teórica y la práctica, además de tener como objetivo unificar la medicina y cirugía.

Aun así, los médicos que se formaban en las Facultades de Medicina tampoco contaban con aspectos básicos como prácticas en Hospitales.2 Por ello, las innovaciones llevadas a cabo por dicho Colegio fueron los cimientos de lo que conocemos actualmente como práctica médica, llevando a la medicina española a una situación de alto prestigio a nivel europeo.

Entre las novedades se encuentra la intención de un enfoque integral de la enseñanza, con el estudio conjunto de medicina y cirugía, ya que “no se podía ser buen cirujano sin estar también en posesión de amplios conocimientos teóricos de Medicina”.5 También se le dio una mayor importancia a la práctica clínica y por eso se crearon la “Escuela de Anatomía”, la “Biblioteca Médica”, así como laboratorios de prácticas, salas de disecciones y jardines botánicos.1 Esta Biblioteca, financiada por primera vez por los propios miembros del colegio, contó con los mejores y más completos libros en el ámbito quirúrgico-médico.

El profesorado estaba compuesto por cuatro Maestros y un Demostrador Anatómico, todos ellos cirujanos Navales que desempeñaban la función de Ayudantes de Cirujano Mayor. Su sueldo era de 50 escudos de Vellón cada mes para garantizar su dedicación exclusiva y evitar que recurriesen a otras prácticas externas para ganar dinero.6 A parte de los Maestros también se contó con el Director Pedro Virgili, un Bibliotecario y un Boticario.

Sesenta colegiales, de entre 17 y 20 años, entraron inicialmente en el Colegio. Entre ellos contaron con cirujanos expertos de otros hospitales con el objetivo de que pasaran a ser cuanto antes los futuros profesores. Además, con el paso del tiempo, tanto el número de colegiales como de profesores aumentó progresivamente. El sueldo de cada uno fue de un real de Vellón y una ración de comida diarios.2

Observación de Francisco Martínez sobre una amputación (Archivo Universidad de Cádiz)

Para poder ser colegial había que cumplir una serie de requisitos como saber escribir, leer o contar, además de ser “buenos latinos y filósofos”.6 Los alumnos más sobresalientes eran enviados a los mejores centros médico-educativos en países como París o Bolonia. El objetivo era que adquiriesen el máximo número de conocimientos, se graduasen allí e incluso algunos volviesen y formasen parte del profesorado del Colegio.7

El método de enseñanza se basó en la agrupación en cuatro grupos o «Clases»: (a) De Anatomía y Fisiología, (b) De Patología y Terapéutica, (c) De Operaciones, y (d) De Materia Médica, Medicina Práctica y Farmacia.

Además, el plan de estudios de seis años contaba con las siguientes asignaturas básicas: Osteología, Anatomía, Operaciones, Enfermedades de Huesos y Vendajes, Enfermedades de las Mujeres o Partos, y Análisis de los Medicamentos y Botánica.2

El plan docente se consolidó con las Ordenanzas de 1791 que supusieron la intención de unir la Medicina y Cirugía e hicieron que esta fuera la primera entidad extrauniversitaria en Europa que concediera Grados de Bachillerato y Licenciatura en Cirugía y Medicina.3 Además, hay que tener en cuenta que los miembros del colegio tuvieron acceso a documentos científicos prohibidos por la Inquisición en aquel entonces.6

Los colegiales estaban internados en el Colegio y contaban con un horario prácticamente militar: “de 5 a 6 de la madrugada estudio; de 6 a 8’30, «curación», con asistencia a la visita de Cirugía y Medicina y ejecutar sangrías, unturas y apósitos y curar vejigatorios; de 8’30 a 9, desayuno; de 9 a 10’30, lección de uno de los Maestros; de 10’30 a 11’30, tiempo para repasar las notas tomadas; de 11’30 a 12, almuerzo; de 12 a 14 horas, recreo; de 14 a 15’30 ó 16, explicación de otro Maestro; de 16 a 18, tiempo para reflexionar lo explicado y un rato de diversión; de 18 a 20 horas, tiempo de estudio de cada colegial en su cuarto; de 20 a 22, cena y otro rato libre; y a las 22 horas se tocaba silencio.”

Además, algún tipo de incumplimiento de estas normas llevaba a “castigos” como estar solo a pan y agua un día o incluso la cárcel. Tres faltas equivalían a la expulsión.2

Como ya he mencionado, el estudio de la Anatomía fue la gran protagonista. Este fue el gran contraste con las antiguas Facultades de Medicina, ya que se potenció la práctica en disecciones, así como un modelo teórico-práctico más moderno.2

Otra de las grandes aportaciones se dio en la Materia y Terapéutica Médicas. Hasta entonces los médicos eran los encargados de la administración de los “medicamentos internos”, es decir, los que se administraban dentro del cuerpo. Mientras que los cirujanos estaban especializados en intervenciones externas al cuerpo como las amputaciones. Una de las primeras decisiones fue que los cirujanos del Colegio pudieran usar ambos medicamentos y para ello se consiguió “establecer junto al colegio un Jardín Botánico  de  plantas  medicinales,  así ́ como  un  Gabinete  de  Historia  Natural”.7  De  ese modo, estos tendrían conocimientos de la composición de los medicamentos y podrían prepararlos si lo requiriese.

Por último, cabe resaltar la importancia de las conocidas “Asambleas Literarias”, que fueron sesiones clínicas en las que participaban todos los miembros del Colegio. Un profesor o alumno distinguido presentaba un caso clínico y se debatía en común, impulsando también los conocimientos que habían obtenido del extranjero.2

En ellas también se hacían recopilaciones de “Observaciones”3 en las que se registraban casos clínicos, procedimientos quirúrgicos y otros avances de los colegiales bajo supervisión de los maestros. Esto se hacía con el objetivo educativo de plasmar el progreso de los estudiantes, además de registrar aspectos de interés.

El Real Colegio de Cirugía de Cádiz fue el primero de los Colegios de Cirugía que se originaron en “La Ilustración”. Seguido de él se creó otro en Barcelona (1760) y otro en Madrid, el de San Carlos (1787). Estos dos se fundaron tras comprobarse el éxito que supuso el de Cádiz  en la reforma de la cirugía española.7

Para cuando se instituyó el de Barcelona, el gaditano ya era un modelo de centro de enseñanza extrauniversitaria. En él se habían formado una gran cantidad de profesionales. Estos habían adquirido una gran importancia en nuestra sociedad, revalorizando la importancia de cuidar y curar al cuerpo humano, ya no solo en nuestro país si no a nivel europeo.6 Por lo que podemos afirmar que la creación de este colegio “constituye un hecho capital en la historia de nuestro pensamiento filosófico y científico”.8

Cambios políticos y sociales hicieron que el colegio cerrase en el siglo XIX. Aun así, su legado perdura hasta nuestros días. En 1843 los Reales Colegios pasan a ser “Facultades de Ciencias Médicas” y en 1845 “Facultades de Medicina”.1

Tras haber hecho una revisión del papel que tuvo el Real Colegio de Cirugía de Cádiz, podemos afirmar que sus aportaciones fueron clave en el ámbito médico del siglo XVIII en España. Supusieron un punto de inflexión en el avance de la cirugía y medicina de la época. En él se desarrollaron novedosas técnicas quirúrgicas e investigaciones en este campo que dieron un gran prestigio a esta institución. Además, se le dio una gran importancia a la realización de disecciones, la práctica en pacientes en el hospital, la investigación médica, el aprendizaje mediante la combinación de observación y práctica, el intercambio de conocimientos entre médicos y cirujanos, así como entre maestro y colegial. Muchas de las técnicas que se desarrollaron siguen siendo relevantes en la cirugía de hoy en día. Su más importante aportación fue plantar la semilla que culminaría un siglo más tarde: la dignificación del papel del cirujano. En definitiva, estableció las bases sobre las que se asienta la cirugía moderna.

1. Ares Camerino A. Los Inicios. Colegio de Médicos. 2023. https://comcadiz.es/2023/11/20/los-inicios/.

2. Cabrera-Afonso JR. La Medicina Española del siglo XVIII: el Real Colegio de Cirugía de Cádiz. Anales de la Real Academia Nacional de Medicina. 2008; 125(4):581-606. https://www.ranm.es/images/pdf/anales/2008-04.pdf.

3. Márquez Espinós C. Las «Observaciones» del Real Colegio de Cirugía de la Armada en Cádiz (1742-1836). Cuadernos de Investigación de Fondos del Archivo UCA. 2021;(3):32–57. https://orcid.org/0000-0002-1830-1018.

4. Gracia Rivas M. La Sanidad naval española: De Lepanto a Trafalgar. Cuadernos de Historia Moderna. Anejos, 2006; 5: 167-185.

5. Ferrer, Diego. “De la unión del estudio de la Medicina y la Cirugía”. Medicina e Historia, 1996; fascículo XXIV: pág. 4.

6. Astrain Gallart M. El Real Colegio de Cirugía de Cádiz y la profesionalización de los cirujanos. Identidad e Imagen de Andalucía en la Edad Moderna. 2018. https://www2.ual.es/ideimand/el-real-colegio-de-cirugia-de-cadiz-y-la- profesionalizacion-de-los-cirujanos/.

7. Valle S, Antonio J. Historia del Real Colegio de Cirugía de la Armada de Cádiz, y su resonancia magistral en la cirugía española actual. e_BUAH. Biblioteca digital Universidad de Alcalá. 2021. https://ebuah.uah.es/dspace/handle/10017/51211.

8. Rodríguez Sánchez RA. El tránsito de la medicina antigua a la moderna en España (1687-1727): los principales protagonistas. Thém Rev Filos. 1999. https://idus.us.es/handle/11441/27394.

Historia de la Medicina

  • Facultad de Medicina
  • Departamento de Historia de la Ciencia
  • Asignatura: Historia de la Medicina
  • Curso: 2023-2024
  • Grupos de prácticas: 3 y 8
  • Profesor: Dr. Manuel Amezcua

Fecha de publicación de notas en Prado: 10 de junio de 2024.

Fecha de revisión de notas: 12 de junio de 2024, a las 9:00 de la mañana en la sala de reuniones del departamento de Historia de la Ciencia (torre B, 9ª planta).

Grupo 3: La medicina en la modernidad: imágenes

Grupo 3: La medicina en la modernidad: textos

Grupo 8: La medicina en la Ilustración: imágenes

Grupo 8: La medicina en la Ilustración: textos

Síntesis CAI: Clasificar-Analizar-Interpretar

Ver Trabajos de prácticas publicados por el alumnado

  • En Prado encontrarás todos los materiales que utilizaremos en la asignatura
  • Consulta la Guía de Prácticas de tu grupo, donde encontrarás información detallada con el calendario docente y de tutorías, objetivos, metodología a seguir, bibliografía recomendada, etc.

Nos ha dejado el prof. Francisco Herrera

Estoy triste, porque ha muerto un hombre feliz.

La bondad, la sonrisa, la generosidad, la amistad, la cultura, la sabiduría, hoy están de luto porque Paco Herrera nos ha dejado. Lo ha hecho con la discreción de siempre, evitando en lo posible las molestias. Los birretes de su familia académica se tornan oscuros para honrarle con la solemnidad que merece. Sus amigos buscamos en el recuerdo la última vez que compartimos ese momento siempre memorable que nos ha procurado con tanta largueza.

Necesito llorar un rato, a solas y a escondidas, porque nunca te han gustado las lágrimas.

Pero luego me repondré con el sabor de tu recuerdo. El de aquellos días estivales que pasaste junto a tu compañera Mª Carmen en Casa de Mágina. ¡Cuánto aprendimos con tus enseñanzas! La de aquel instante que compartimos con nuestra común amiga Elena G. Iglesias surcando la bahía de Cádiz en el vaporcito del Puerto de Santa María ¿se pueden concentrar tantas evocaciones juntas?

Lo dejaste todo dispuesto para que te sigamos encontrando. Lo haremos en las calles de tu ciudad natal, porque en cada recodo nos dejaste una historia para evocarte. En las viejas calles de la ciudad portuaria nos presentaste a músicos insignes y a comparsas irreverentes, a liberales decimonónicos y a mujeres turbadoras, a banderas, cañones, fenicios y filibusteros.

Tu tacita de plata echará en falta tus pasos, y tus pasos serán añorados por quienes los seguimos con deleite.

Pero nos has dejado demasiados aprendizajes como para no evocarte en cada esfuerzo intelectual, en cada brisa de luz del conocimiento, en cada gesto de erudición que podamos intentar. Es lo que nos dejáis los sabios.

Y tu sonrisa, y tus palabras de aliento, es lo que nos dejáis los amigos inquebrantables.

DEP mi buen amigo

El Dr. Francisco Herrera ha sido profesor de Historia de la Medicina y de la Enfermería en la Universidad de Cádiz, maestro de todos los que amamos estas nobles disciplinas.
https://www.uca.es/noticia/fallece-francisco-herrera-rodriguez-profesor-jubilado-de-la-uca/

La desconocida historia de la Histeria

Cómo citar esta entrada

Serrano Pontes, Andrea; Martín Martín, Marta; Mancilla Pérez, Laura. La desconocida historia de la Histeria. Gomeres: salud, historia, cultura y pensamiento [blog]. 27/12/2017. Disponible en https://index-f.com/gomeres/?p=2158

histeria2

 

La Histeria viene del griego “hysteron” que significa útero. Según la RAE (Real Academia Española) la Histeria es “Enfermedad nerviosa crónica, más frecuente en la mujer que en el hombre, caracterizada por gran variedad de síntomas, principalmente funcionales y a veces por ataques convulsivos”1. Merece la pena hacer una referencia histórica hacia esta patología pues si algo tiene es “una historia tan grande y tan bella que sería una pena renunciar a ella”, según Pierre Janet2. Efectivamente, la historia de la histeria es tan fascinante, que no solo sirve para la investigación, sino que puede ser una gran novela llena de personajes insólitos.

 

A lo largo de la historia…

Remontándonos a sus orígenes, en el antiguo Egipto, podemos llegar al más antiguo texto médico: un papiro descubierto en Kahoun de 1900 a.C. En lo poco que se conserva de este documento denomina la enfermedad como “perturbaciones del útero”. La teoría diagnóstica, la descripción de los síntomas y la idea del tratamiento que aparece en él, serán aceptados hasta el siglo XIX. La idea principal es que la enfermedad se relaciona con un órgano femenino muy concreto, el útero, que no tiene lo que desea y en consecuencia se desplaza de manera imprevista por el cuerpo.

En la Antigüedad Clásica muchos filósofos abordaron el tema de la Histeria. Entre ellos el gran Platón que afirma en Timeo, Diálogos: “En las mujeres lo que se llama matriz o útero es un animal que vive en ella con el deseo de hacer hijos. Cuando permanece mucho tiempo estéril después del periodo de la pubertad apenas se le puede soportar pues se indigna, va errante por todo el cuerpo, bloquea los conductos del aliento, impide la respiración, causa una molestia extraordinaria y ocasiona enfermedades de todo tipo”. Otros como Hipócrates y Galeno utilizan este concepto en sus escritos para dar explicación a las patologías femeninas.

histeria3

En la Edad Media, la Histeria se traduce en un mal que se ha apoderado de las mujeres, son brujas que se dejan influenciar por el Diablo. En este momento, la patología deja de verse como una enfermedad y empieza a ser tratada desde el ámbito religioso. Es deber de la Iglesia deshacerse de los malos ejemplos, en este caso las mujeres “endemoniadas”, persiguiendo y juzgando a cualquiera de ellas, con castigos como la hoguera.

En el Renacimiento, la Histeria pierde su contexto demoníaco y va a desvincularse de la Iglesia y de los Sacerdotes como “sanadores” del mal, para volver al campo de la Medicina, lo que da paso a la Ciencia y a los científicos, que tratan de descubrir el misterio de la mujer diferente: la mujer histérica.

En el siglo XIX la Histeria adquiere mayor poder como diagnóstico médico y llena los sanatorios de mujeres histéricas. La Medicina va a admitir una nueva realidad, la mujer posee instinto sexual y necesita las relaciones sexuales para mantenerse sana. Nuevamente la sexualidad femenina viene ligada a la salud reproductiva, con la importancia de un útero sano. Esto va a producir que Medicina e Iglesia se unan.

En el siglo XX una mujer no podía realizar ninguna tarea similar a las del hombre por el riesgo de volverse histérica, una pregunta incómoda en un momento inapropiado podía ser un indicio de la patología. Sin embargo, comenzó la introducción de unos principios de igualdad, así como la participación de la mujer en la vida laboral y sindical, coincidiendo todo esto con la aparición de los movimientos feministas, los diagnósticos de histeria decayeron progresivamente.

¡Estás histérica!

histeria4En la Antigüedad, la concepción del útero como animal que se desplaza hacia relacionar síntomas como asfixia, dolores viscerales, tics, espasmos y cambios de humor con la enfermedad histérica. Freud, en sus “Estudios sobre la Histeria” designa un cuadro en el que los síntomas son la respuesta a un conflicto inconsciente de la persona, esta sintomatología incluye: anestesias sensoriales, contracturas, parálisis, tics, vómitos, anorexia, perturbaciones de la visión, alucinaciones, convulsiones… Todos se engloban dentro de su “Teoría Traumática de la Histeria”.

En “Tratados Prácticos de las enfermedades de los órganos sexuales de la mujer” de F. W. Scanzoni (1862) trata la “Neuralgia de Útero” que presenta una sintomatología que va desde gordura o anemia a escozor en genitales, latidos que atravesaban la pelvis, estrechez anormal de la vagina o la sequedad de sus paredes.

Tratamiento

La enfermedad de la histeria fue diagnosticada en la medicina occidental hasta mediados del siglo XIX. En la Edad Media se realizaban sufumigaciones medievales. Esta técnica o tratamiento consistía en hacer que la paciente se sentase sobre un quemador que producía humos ascendentes. Con esto se pensaba que se relajarían los genitales femeninos haciendo así que la histeria desapareciese. También los médicos recomendaban montar en bicicleta, viajar en tren o incluso montar a caballo. Esto tuvo tanta influencia que se crearon máquinas para montar en caballo en casa.

Pero ninguna de las terapias anteriores se comparaba con la hidroterapia, esto hizo que se popularizaran los balnearios en el siglo XIX. Este tratamiento consistía en la aplicación de agua a presión o agua bombeada en los genitales femeninos haciendo que se excitaran los centros nerviosos además de profundizar la respiración e incrementar las secreciones. Este tratamiento era muy bueno pero tenía un inconveniente, el dinero, era muy caro montar un balneario por lo que los médicos tenían que seguir ideando terapias que estuvieran al alcance de todas las mujeres con esta enfermedad.

Terapias médicas con masaje. Las pacientes que tenían histeria debían someterse a un tratamiento denominado “masaje pélvico”, que se basaba en la estimulación de los genitales manualmente por parte del doctor o de la matrona hasta hacerle llegar al orgasmo, en esta época se llamaba “paroxismo histérico”, al considerar el deseo sexual reprimido de las mujeres una enfermedad.

histeria1

Acudir a la consulta por esto se volvió muy habitual, hasta tal punto que los médicos y enfermeras empezaron a inventar todo tipo de artefactos para que este tratamiento fuera más fácil, más efectivo, más rápido y más limpio, ya que los médicos se cansaban porque podían tardar hasta una hora en realizar este masaje. Este masaje no se consideraba un acto sexual ya que no había coito.

Sala de vibraciones en la consulta y vibrador personal. El médico británico llamado Joseph Mortimer Granville fue el primero en crear el vibrador en 1870, ya que decía que estaba cansado de masturbar manualmente a sus pacientes. Por esto, creó el primer vibrador electro-mecánico con forma fálica, y aunque no era de un tamaño muy reducido que se pueda decir, fue todo un éxito, ya que lograba “aliviar” a las pacientes en menos de diez minutos de una manera eficaz, limpia y sencilla. En la misma época decidieron fabricar un vibrador personal para evitar visitas “vergonzosas” a las consultas.3

En nuestros días…

Las huellas de la Histeria se siguen observando:

– Se usa el término Histeria como sinónimo de nerviosismo o excitación extrema, determinando además que la persona histérica es aquella que no sabe lo que quiere o que cambia de parecer muy rápido, sin razón alguna o motivo aparente.

– En algunas culturas, se entiende como histérica aquella mujer que es capaz de seducir sin ningún tipo de interés romántico o sentimiento de amor. Otro modo de ver el calado actual de la Histeria es analizando la filmografía, por ejemplo muchas películas reflejan mujeres “histéricas” por situaciones determinadas que desestabilizan su vida. Otras también muestran la historia de la Histeria en concreto sus curiosos tratamientos, como es la película “Histeria” (2011) dirigida por Tanya Wexler cuyo enlace adjuntamos a continuación.

Bibliografía

1. Fernández Levada EA, Fernández García A, Celda Antojan I. Histeria: Historia de la Sexualidad Femenina. Cultura de los Cuidados 2014; 18 (39). Disponible en: Http://dx.doi.org/10.7184/cuis.2014.39.08.

2. López R. La actualidad de la Histeria. Madrina: Sección Clínica Nucleón, 2013.

3. González I. La infausta historia de la histeria femenina. elmundo.es salud. 2017; Disponible en: https://www.elmundo.es/vida-sana/sexo/2017/10/24/59e0cd27468aebee3a8b4686.html


Esta entrada ha sido realizada por alumnado de 1º A de Enfermería de la Universidad de Granada en el marco de la asignatura “Evolución Histórica de los Cuidados. Teorías y Modelos”, curso 2017-18.

Hipócrates de Cos

Cómo citar esta entrada

Hernández Mingorance, Laura. Hipócrates de Cos. Gomeres: salud, historia, cultura y pensamiento [blog]. 18/12/2016. Disponible en https://index-f.com/gomeres/?p=1676

Hipócrates es considerado junto a Galeno (130-200 d.C) como el padre de la medicina occidental. Se piensa, pero no se sabe con total seguridad, que nació en el 460 a.C. en la isla de Cos en Grecia. Era hijo de Heráclides, que también fue médico y del cual aprendió sobre medicina, así como de su abuelo, y de Praxítela, de la familia de los Asclepiades, quienes venían ejerciendo la medicina dieciocho generaciones antes. Tuvo dos hijos, Tésalo y Draco, que fueron alumnos suyos, y al menos una hija.

Comenzó sus estudios en el terreno de la medicina con 13 años en su ciudad natal, de la mano de su padre y su abuelo paterno. Continuó su formación en el Asclepeion de Cos. Además de medicina, estudió junto a Demócrito y Gorgias filosofía y otras materias. Fue discípulo del médico Heródico de Selimbria. Y un tiempo después decidió marcharse hacia Egipto para terminar su formación.

Hipócrates enseñó y practicó la medicina durante toda su vida, viajando al menos a Tesalia, Tracia y el mar de Mármara. No se sabe a ciencia cierta, pero se cree que murió en Larisa a la edad de 83 o 90 años.

Hipócrates en el campo de la Medicina

Este pionero de la medicina occidental, desarrolló un sistema basado en la observación y la experiencia para el estudio de las enfermedades, atribuyendo las causas de las mismas a fenómenos meramente naturales y no a intervenciones de los dioses como se creía hasta ese entonces. Además, consideró que el mantenimiento de la salud depende exclusivamente de la dieta y la higiene.

Fue el primero en recopilar de manera organizada los síntomas de los pacientes para elaborar diagnósticos a partir de ellos, práctica que le permitía predecir el curso de las enfermedades. Además, estableció relaciones entre los estados anímicos y ciertas patologías (Teoría de los humores), y sugirió que el contenido de los sueños podía revelar la verdadera naturaleza de los trastornos orgánicos.

En la Grecia Clásica existían dos escuelas principales donde se enseñaba la medicina, hablamos por un lado de la escuela de Cnido y por otro la de Cos. Cada una tenía un punto de vista diferente sobre como tratar las enfermedades. La escuela de Cnido daba más importancia al diagnóstico, mientras que la escuela de Cos (en la que estudió Hipócrates y que posteriormente pasaría a llamarse escuela Hipocrática) se centraba en el cuidado del paciente y el pronóstico. Esto precisamente hizo que la escuela de Cos fuera más exitosa a la hora de aplicar diagnósticos generales y tratamientos pasivos que la escuela de Cnido. Al estar prohibida la disección de cadáveres en esta época, para la escuela de Cnido era complicado determinar que provocaba enfermedades con síntomas poco conocidos. Así en la escuela de Cos se trataban enfermedades de manera más eficaz y permitió un gran desarrollo en la práctica clínica.

Podemos ver como la medicina actual en la que el médico busca un diagnóstico específico y un tratamiento especializado (como promovía la escuela de Cnido), se aleja de la forma en que se trabajaba en la escuela de Cos. Este cambio en el pensamiento médico desde el tiempo de Hipócrates ha provocado que éste recibiera duras críticas a lo largo de los últimos siglos.

Su obra

Corpus Hipocraticum; su mayor obra, recogida en 70 escritos breves en extensión y concisos, elaborados la mayoría por sus discípulos, donde se describen distintos descubrimientos sobre anatomía, la naturaleza del hombre, clínica y patología, epidemias, tratados terapéuticos, ginecología y tratados deontológicos.

Sus obras fueron traducidas al inglés, por primera vez de forma completa, por el médico escocés Francis Adams en 1849 como The Genuine Works of Hippocrates. En español está traducido todo el corpus en varios volúmenes:
– Volumen I: Juramento; Ley; Sobre la ciencia médica; Sobre la medicina antigua; Sobre el médico; Sobre la decencia; Aforismos; Preceptos; El pronóstico; Sobre la dieta en las enfermedades agudas; Sobre la enfermedad sagrada. 1990.
– Volumen II: Sobre los aires, aguas y lugares; Sobre los humores; Sobre los flatos; Predicciones I; Predicciones II; Prenociones de Cos. 1997.
– Volumen III: Sobre la dieta; Sobre las afecciones; Apéndice a «Sobre la dieta en las enfermedades agudas»; Sobre el uso de los líquidos; Sobre el alimento. 1997.
– Volumen IV: Tratados ginecológicos: Sobre las enfermedades de las mujeres; Sobre las mujeres estériles; Sobre las enfermedades de las vírgenes; Sobre la superfetación; Sobre la escisión del feto; Sobre la naturaleza de la mujer. 1988.
– Volumen V: Epidemias. 1989.
– Volumen VI: Enfermedades. 1990.
– Volumen VII: Tratados quirúrgicos. 1993.
– Volumen VIII: Naturaleza del hombre; Lugares en el hombre; Carnes; Corazón; Naturaleza de los huesos; Generación; Naturaleza del niño; Enfermedades IV; Parto de ocho meses; Parto de siete meses; Dentición; Visión; Glándulas; Anatomía; Semanas; Crisis; Días críticos; Remedios; Juramento II. 2003.

Contiene libros de texto, lecciones, investigaciones, notas y ensayos filosóficos sobre diversos temas médicos, que no siguen ningún orden concreto. Estas obras fueron escritas para todo tipo de públicos y con puntos de vista opuestos (a veces se observan contradicciones). Entre estos tratados destacan:

El juramento médico Hipocrático; establece una política ética profesional, en la que señala entre otras cosas, que el médico debe ser honesto, comprensivo y serio en su trabajo. A pesar de que el juramento no se utiliza en su forma original, es considerado la base de las leyes que definen las buenas prácticas y moralejas médicas en la actualidad. El juramento original ha sido sustituido por la Declaración de Ginebra, que la Asociación Médica Mundial formuló en 1948. El texto es el siguiente:

“EN EL MOMENTO DE SER ADMITIDO COMO MIEMBRO DE LA PROFESIÓN MÉDICA:
PROMETO SOLEMNEMENTE consagrar mi vida al servicio de la humanidad;
OTORGAR a mis maestros el respeto y la gratitud que merecen;
EJERCER mi profesión a conciencia y dignamente;
VELAR ante todo por la salud de mi paciente;
GUARDAR Y RESPETAR los secretos confiados a mí, incluso después del fallecimiento del paciente;
MANTENER, por todos los medios a mi alcance, el honor y las nobles tradiciones de la profesión médica;
CONSIDERAR como hermanos y hermanas a mis colegas;
NO PERMITIRÉ que consideraciones de edad, enfermedad o incapacidad, credo, origen étnico, sexo, nacionalidad, afiliación política, raza, orientación sexual, clase social o cualquier otro factor se interpongan entre mis deberes y mi paciente;
VELAR con el máximo respeto por la vida humana;
NO EMPLEAR mis conocimientos médicos para contravenir las leyes humanas, incluso bajo amenaza;
HAGO ESTAS PROMESAS solemne y libremente, bajo mi palabra de honor.”

Juramento hipocrático original:

“JURO POR APOLO médico y por Asclepio y por Higía y por Panacea y todos los dioses y diosas, poniéndoles por testigos, que cumpliré, según mi capacidad y mi criterio, este juramento y declaración escrita:
TRATARÉ al que me haya enseñado este arte como a mis progenitores, y compartiré mi vida con él, y le haré participe, si me lo pide, y de todo cuanto le fuere necesario, y consideraré a sus descendientes como a hermanos varones, y les enseñaré este arte, si desean aprenderlo, sin remuneración ni contrato.
Y HARÉ partícipes de los preceptos y de las lecciones orales y de todo otro medio de aprendizaje no solo a mis hijos, sino también a los de quien me haya enseñado y a los discípulos inscritos y ligados por juramento según la norma médica, pero a nadie más.
Y ME SERVIRÉ, según mi capacidad y mi criterio, del régimen que tienda al beneficio de los enfermos, pero me abstendré de cuanto lleve consigo perjuicio o afán de dañar.
Y NO DARÉ ninguna droga letal a nadie, aunque me la pidan, ni sugeriré un tal uso, y del mismo modo, tampoco a ninguna mujer daré pesario abortivo, sino que, a lo largo de mi vida, ejerceré mi arte pura y santamente.
Y NO CASTRARÉ ni siquiera (por tallar) a los calculosos, antes bien, dejaré esta actividad a los artesanos de ella.
Y CADA VEZ QUE entre en casa, no lo haré sino para bien de los enfermos, absteniéndome de mala acción o corrupción voluntaria, pero especialmente de trato erótico con cuerpos femeninos o masculinos libres o serviles.
Y SI EN MI PRÁCTICA médica, o aun fuera de ella viviese y oyere, con respeto a la vida de otros hombres algo que jamás deba ser revelado al exterior, me callaré considerando como secreto de todo lo de este tipo. Así pues, si observo este juramento sin quebrantarlo, séame dado gozar de mi vida y de mi arte y ser honrado para siempre entre los hombres; más, si lo quebranto y cometo perjuicio, sucédeme lo contrario.”

Aforismos; para Hipócrates los aforismos son una serie de proposiciones relativas a los síntomas y al diagnóstico de enfermedades. Es importante indicar que no es lo mismo hablar de aforismo, el cual resulta de la experiencia, que de axioma, que son verdades obvias y no requieren una comprobación. Aunque ambos son un tipo de paremia (enunciado breve, sentencioso e ingenioso que transmite un mensaje instructivo, incitando a la reflexión intelectual y moral). Los aforismos se han utilizado normalmente en aquellas disciplinas sin metodología de estudio o un método científico, tales como la agricultura, la medicina, la jurisprudencia y la política.

Estos aforismos completan el Juramento Hipocrático, y todo ello, constituirá la guía de la conducta médica. Han sido considerados durante mucho tiempo, y aún siguen siéndolo, “la Biblia de los médicos”, será el texto más utilizado en la docencia de las Universidades del siglo XII, Salerno, Palencia, Salamanca, Montpelier, Lérida, Paris, Padua, Bolonia…

Existe un gran número de aforismos Hipocráticos, por ello solo destacaré los que más me han llamado la atención:

«Vita brevis, ars longa, occasio praeceps, experimentum periculosum, iudicium difficile.» o “Ars longa vita brevis” (El arte (la ciencia) es duradero pero la vida es breve). Esta expresión se emplea para indicar que cualquier tarea importante requiere mucho esfuerzo y dedicación; pero la vida de quien la emprende es corta.
“A grandes males, grandes remedios.”
“El médico cura, sólo la naturaleza sana”
“En las enfermedades agudas, el frío de las extremidades es malo.”
“Después del sudor, entrar en frío no es bueno.”
“Es malo cuando la hemorragia sigue delirio o convulsión.”
“Los hombres obesos corren mayor riesgo de morir súbitamente (infarto) que los flacos.”
“Si el sueño o el desvelo son excesivos, mal agüero.”
“Criticar sin mejorar los trabajos de los demás es una grave prueba de ignorancia.”
“Trabajar con hambre no es bueno.”
“El miedo y la tristeza, cuando duran mucho, constituyen una afección.”

La aportación de Hipócrates a la medicina ha sido excepcional. Sin embargo, me parece aún más fascinante que muchas de las cosas que eran válidas en esa época, sigan siendo igualmente válidas en la actualidad, teniendo en cuenta los avances que se han hecho en medicina. Esto nos demuestra el trabajo tan bueno, que en su momento tanto Hipócrates como sus discípulos realizaron, y que asentaron las bases de la buena medicina con sus numerosas obras, que por suerte hoy podemos disfrutar.

Bibliografía

-Becerro de Bengoa Callau, Claudio. Medicina clásica griega e hipocrática. Revista La alcazaba, 18/02/12. Disponible en: https://www.laalcazaba.org/medicina-clasica-griega-e-hipocratica-por-claudio-becerro-de-bengoa-callau/ (acceso: 13/12/16).
-Equipo de buscobiografías.com. Hipócrates. Busca biografías, Diciembre de 1999. Disponible en: https://www.buscabiografias.com/biografia/verDetalle/7683/Hipocrates (acceso: 13/12/16).
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-Juramento hipocrático. Botanical online, Disponible en: https://www.botanical-online.com/juramentohipocratico.htm (acceso: 13/12/16).
-Montejo, Nuria. Aforismos de Hipócrates. Consultorio medicina natural, 11/02/12 Disponible en: https://consultoriomedicinanatural.blogspot.com.es/2012/02/aforismos-de-hipocrates.html (acceso: 13/12/16).
-Padilla, Javier. ¿De Cos o de Cnido?. Médico crítico, 10/06/08. Disponible en: https://medicocritico.blogspot.com.es/2008/06/de-cos-o-de-cnido.html (acceso: 13/12/16).
-Tratados hipocráticos. Wikipedia. Historia de la medicina, 09/11/14 Disponible en: https://es.wikipedia.org/wiki/Tratados_hipocr%C3%A1ticos (acceso: 13/12/16).
-Urso, Carmelo. Los aforismos de Hipócrates, padre de la medicina occidental. Carmelo Urso. En tiempo presente. Terapias alternativas (blog), 12/06/13. Disponible en: https://carmelourso.wordpress.com/2013/06/12/los-aforismos-de-hipocrates-padre-de-la-medicina-occidental/ (acceso: 13/12/16).
-Zoraya, Antonio. Aforismos y pronósticos de Hipócrates. Madrid: Biblioteca económica filosófica, 1904.


Esta entrada ha sido realizada por alumnado de 1º C de Enfermería de la Universidad de Granada en el marco de la asignatura “Evolución Histórica de los Cuidados. Teorías y Modelos”, curso 2016-17.