
La venta de Carvajal hospedó a Cervantes y a San Juan de la Cruz, además de albergar inquietas maritornes. Pero sobre todo destacó por acoger a una importante industria vidriera de la que no queda memoria.
Por José Espinosa de los Monteros. En el paraje agreste de la ribera del Jandulilla, en pleno corazón de Sierra Mágina, se alzaron durante siglos unos humildes hornos que moldeaban con fuego y arena objetos de vidrio de uso cotidiano. El artículo publicado en Diario Jaén por Manuel Amezcua, bajo el evocador título Jaque al padre de las meretrices del vidrio, reconstruye con rigor y belleza literaria la historia de esta desaparecida industria artesanal en Bélmez de la Moraleda, cuya memoria parecía haberse diluido como el humo de sus hornos.
El texto parte de una imagen poderosa: la desaparición física de la Venta de Carvajal (o del Vidrio), arrasada por una obra de carretera, y con ella, de un espacio cargado de historias. Esta venta fue refugio de caminantes y escenario de hechos insólitos, como la presencia de San Juan de la Cruz y posiblemente de Cervantes, además de ser centro neurálgico de la actividad vidriera desde el siglo XVII.
Uno de los aportes más significativos del artículo es la documentación de la existencia de un horno de vidrio activo ya en 1623, adelantando en más de un siglo la cronología aceptada hasta ahora. A través de expedientes judiciales, registros parroquiales y catálogos históricos, el autor traza una red de relaciones familiares y comerciales que vinculan a los vidrieros de Bélmez con las sagas artesanas del altiplano granadino y almeriense. Nombres como Gallego o Trigueros emergen como testimonio de una tradición que sobrevivió hasta mediados del siglo XIX.
Más allá de las anécdotas —como el proceso contra el ventero por permitir el ejercicio de la prostitución en la venta—, el artículo pone en valor una actividad desaparecida pero fundamental en la economía preindustrial: la fabricación de vidrio utilitario. Esta se desarrolló en simbiosis con los recursos naturales del entorno: leña de los montes, arena silícea del Jandulilla, barrilla del sureste y agua fresca de las sierras. El resultado eran piezas toscas pero resistentes, de tonos verde oliva y formas sencillas, que aún hoy pueden encontrarse en casas viejas o en el mercado de antigüedades.
Este trabajo tiene un gran valor no solo para los estudiosos de la historia local, sino para quienes desean comprender cómo las pequeñas industrias artesanales moldearon el paisaje económico y cultural de Andalucía. Recuperar estas memorias no es solo una cuestión de nostalgia, sino de justicia con los saberes del pasado.
Referencia
Amezcua, Manuel. Jaque al padre de las meretrices del vidrio. Una apasionante historia en torno a la industria vidriera de Sierra Mágina. La Semana, Diario Jaén, 26.02.2025; 25-28. Leer el artículo.
Cómo lo hice

ALCOR DE ENTREDICHOS III – 26.1.2025
Jaque al padre de las meretrices del vidrio
Tres siglos de actividad vidriera en la ribera del Jandulilla
Fotografía que realicé en los años 80, entes del derribo de la Venta de Carvajal, a partir de la cual realicé la plumilla que ilustra el artículo. Debajo de la venta, la cortijada del Horno del Vidrio.
Creo necesario realizar un breve escarceo lingüístico. Utilizo el término Belmez (palabra aguda) para referirme al castillo y a la aldea que se sitúa a su falda, que es el núcleo más antiguo del término municipal del Bélmez de la Moraleda. El término Moraleda se refiere al núcleo de población que se instauró en el siglo XVI a media legua de Belmez junto a un nacimiento de agua, poblado en el que se estableció la parroquia y que pasó a convertirse en la cabecera del municipio. Durante varios siglos se le llamó La Moraleda de Belmez, hasta el siglo XIX en que adoptó el nombre actual: Bélmez de la Moraleda (esta vez Bélmez es palabra llana y con tilde).
Las referencias a la presencia de Cervantes están inspiradas en el estudio de Luis Coronas Tejada sobre «Cervantes en Jaén, según documentos hasta ahora inéditos» (Boletín del Instituto de Estudios Giennenses, 1979:XXV(99):9-52). Las de San Juan de la Cruz, en la biografía del santo de Crisóstomo de Jesús, incluyo unos versos del Cántico espiritual. El lance del mesonero y las prostitutas es real, procede de un expediente que se conserva en el Archivo Histórico Diocesano de Jaén.
Las notas históricas sobre el horno del vidrio de la Moraleda son rigurosas y proceden de varias fuentes primarias: el mencionado expediente, los libros de bautismo del archivo de la parroquia de Bélmez de la Moraleda, del catastro de Ensenada y otros. En realidad son la síntesis de un trabajo de mayor alcance que estoy preparando, con el que intento corregir algunos de los errores en torno a la presencia de esta actividad artesana en Sierra Mágina, siendo más antigua e importante de lo que hasta ahora se suponía.
Para conocer en profundidad aspectos históricos en torno a la producción artesana de vidrio me han servido especialmente dos obras. La primera es una separata de la revista Velezana (2018: 36:140-228) titulada «La esmeralda frágil. La antigua producción de vidrio de María y Castril». Aporta una valiosa información sobre los procesos productivos e incluye algunas interesantes contribuciones sobre las fábricas de Cabra y la Moraleda. La otra obra es «Familias del Vidrio», de Eulalia Morral Romeu y Juan Antonio Trigueros Sánchez, más orientada hacia las sagas familiares de vidrieros de la Andalucía oriental, que contiene interesantes referencias a los artesanos que pasaron por el horno de vidrio de la Moraleda, aunque sitúa erróneamente su ubicación en la venta del Capataz.