Saberes de Ángeles

El acervo de Ángeles López López comprende una serie de romances y canciones marianas que aprendió de sus progenitores y que ha utilizado con sus hijos durante la niñez como materia de entretenimiento. Los siguientes fueron recogidos por su hija mayor, María González López.

Romances tradicionales

Romance de la aparición de la Virgen

Una pastora en el campo
ella y su madre habitaban,
sin más recurso y amparo
que un rebaño de cabras.

Estando un día rezando
y guardando su manada
oye una voz que le dice
“niña ¿de quién son las cabras?”

Tuyas son, Virgen María,
tuyas son, Virgen Sagrada.
Niña ¿Tú me reconoces que
con tanto amor me hablas?

Tu eres la Virgen María,
tú eres la Virgen Sagrada,
con palabras muy amables,
al Cielo se la llevaba.

A la noche viene el padre
¿dónde está mi hija amada?
Si alguna fiera en el bosque
La tendrá despedazada.

Oye una voz que le dice
“aquí tiene usted las cabras,
La pastora está en el Cielo,
Dios la tiene coronada”.

Romance del niño abandonado

El día 11 de agosto
de mil novecientos doce,
en el barranco del rostro
me lo dejé a media noche.

Me lo dejé a media noche,
Detrasito de una mata,
Como una madre criminal
Me vine para mi casa.

Y un pastor que allí había,
un pastor que allí se hallaba,
desde muy lejos sentía
como aquel niño lloraba.

El pastor compadecido
para su casa se fue
con aquel hermoso niño
para dárselo a su mujer.

En la catedral del Carmen
pidieron por caridad,
ya termina su carrera,
ya termina su ilusión.

De pronto lo sacan cura,
cura de la población.

Una mañanita hermosa,
una señorita entró,
el confesor la miraba
y ella mira al confesor.

Padre yo tengo una pena
que he sido un criminal,
le he dado muerte a mi hijo
le he dado muerte fatal.

El día 11 de agosto
de mil novecientos doce,
en el barranco del Rostro
me lo dejé a media noche.

Detrasito de una mata,
como una madre criminal
me vine para mi casa.

Señorita usted es mi madre
con lo que está explicando,
mi padre un pobre pastor
me recogió de un barranco.

Redondota cayó al suelo
toda llena de amargura
de ver a su hijo vivo
con los hábitos de cura.

Romance de la venganza de la honra

Era una joven muy guapa
de familia muy rica,
su novio la abandonó
al saber que estaba en cinta.

De que sus padres se enteran
de la manera que estaba
la sentenciaban a muerte
y a la calle la tiraban.

Hace su ropilla un lio
y se va a la casa de su madrina
lo cual que la recibieron
como si fuera su hija.

Allí comía y bebía
y el tiempo se iba pasando
lo cual que a los nueve meses
se le iban aproximando.

Carmela una mañana sola
pensó de escribir una carta
diciendo que lo esperaba
a la orilla de un árbol.

Rogelio se iba acercando
dándole besos al niño,
y en cuando en cuando decía
qué desgraciado has nacido.

Rogelio no digas eso,
no maldigas a tu hijo,
¿te acuerdas los juramentos
que los dos solos hicimos?

Los juramentos que hicimos
todos nos han salido vanos,
tú te quedas con tu hijo
que yo me lavo las manos.

Se han echado la mano al bolsillo
y una “brobi” se ha sacado,
le ha pegado siete tiros
y en el vapor se ha marchado.

Ya que iba por altas mares
se ha asomado a la baranda
y se ha tirado al mar
con el hijo de su alma.

En el vagón que ella iba,
una carta dejó escrita,
esto me ha pasado a mi
por ser una mala hija,
esto me ha pasado a mi
por no estar recogidita.

Romance de la mala madre

Hija, mi hija querida,
ponte la ropa que tengas
que vamos a casa del marqués
a que te vea la marquesa.

Las doce de la noche eran
cuando a palacio llegaron
y uno que había al acecho
va y le dice que pasaran.

Pasar, pasos y pasillos,
corredores y butacas,
y una habitación que había
de terciopelo forrada,
y la corona de rey
dibujada en la fachada.

De allí salió un caballero
vestido con elegancia,
saludando con burlesco
a aquella recién llegada.

El caballero la coge,
la madre la sujetaba
y ella llorando decía:
caballero yo soy casada.

No me importa si es casada
con su esposo y con sus niños,
va a ser la dueña de todo
de mi bien y mi cariño.

La niña se vuelve loca
dando vueltas por la sala
por ver si puede arrojarse
por balcones o ventanas.

La madre se fue a su casa
contenta de haber ganado
una quincena tan buena
de ese criminal trabajo.

Romance de Amnón y Tamar

El rey moro tenía un hijo
que Paquito le llamaban,
un día en el automóvil
se enamoró de su hermana.

Viendo que no podía ser
cayó malito en la cama
sube el padre a visitarlo:
hijo mío ¿Qué te pasa?

Me han dado unas calenturas
que me han traspasado el alma.
Hijo ¿quieres que te compre
eso que pasa por casa?

Padre cómpremelo usted,
que me lo suba mi hermana.
La cogió de los cabellos,
la tiró sobre la cama.

Hizo lo que quiso,
hasta escupirle en la cara.
A los nueve meses justos
un niño como la grana.

¿Cómo le vamos a poner?
Hijo de hermano y hermana.

Canciones marianas

El trece de mayo

El trece de mayo
la Virgen María
bajó de los Cielos
a Cova de Iría.

Ave, Ave, Ave María.
Ave, Ave, Ave María.

A tres pastorcillos
la Madre de Dios
descubre el misterio
de su Encarnación.

Ave, Ave, Ave María.
Ave, Ave, Ave María.

Yo soy la Señora
del Santo Rosario,
responde a los niños
que han preguntado.

Ave, Ave, Ave María.
Ave, Ave, Ave María.

Pedid por el Papa,
pedid por la Iglesia,
por los pecadores
haced penitencia.

Ave, Ave, Ave María.
Ave, Ave, Ave María.

Es María la Blanca Paloma

Es María la blanca paloma,
que un día en España,
que un día en España,
la vieron volar.

En el centro de una inmensa nube
vino a Zaragoza
el día del Pilar.

Es María…

Y Santiago como lo sabía
a orillas del Ebro
le salió a esperar.

Es María…

Y al decir Dios te salve María
cayó de rodillas
al pié del pilar.

Es María…

Y por eso los hijos de España
la llamamos Madre,
Madre del Pilar.

Es María…

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