Manuel Amezcua explica cómo enfermeros españoles y portugueses desafiaron las tensiones políticas del momento para fortalecer el cuidado hospitalario
El presidente de la Fundación Index participó el pasado 7 de octubre de 2024 en el I Congresso Internacional – Investigação, formação e práticas em cuidados de saúde: A formar profissionais de excelencia, celebrado en la ciudad portuguesa de Viseu, con una ponencia sobre “El modelo enfermero de la Hospitalidad en la Época Áurea: transferencias educativas entre España y Portugal”. En la mesa redonda sobre Historia de la Enfermería portuguesa también participaron el Dr. Paulo Joaquim Pina Queirós, de la Escola Superior de Enfermagem de Coimbra, y el Dr. Carlos Louzada Lopes Subtil, del Instituto Ciências da Saúde da Universidade Católica do Porto.
En su ponencia, el Dr. Amezcua subrayó que, a pesar de las tensiones políticas entre los dos reinos durante los siglos XVII y XVIII, los enfermeros continuaron compartiendo conocimientos, técnicas y experiencias en beneficio del cuidado de los pacientes. Estos intercambios fueron esenciales para consolidar el hospital moderno, siendo favorecidos por el Modelo Enfermero de la Hospitalidad, un enfoque clave en la práctica enfermera que nació bajo la tutela de diferentes confraternidades y que priorizaba la dignidad del paciente. «El voto de hospitalidad, profesado por las órdenes religiosas del llamado cuarto voto, obligaba a los enfermeros a brindar un cuidado integral, tanto físico como espiritual, a los enfermos más vulnerables», destacó el prof. Amezcua.
Un ejemplo notable de estos intercambios fue la publicación en ambos lados de la frontera de manuales de formación escritos por enfermeros para la formación de enfermeros hospitalarios. Ejemplo notable fue la influyente Instrucción de Enfermeros (1625) del portugués Andrés Fernández, que alcanzó diversas ediciones entre los siglos XVII y XVII, sentando las bases para la formación de enfermeros en España e influyendo posteriormente en la enfermería portuguesa. Estos manuales formativos fueron adoptados y adaptados en ambos lados de la frontera, consolidando la enfermería como una disciplina educativa con prácticas estandarizadas.
Otro texto señero con claras influencias del anterior fue la Postilla religiosa e arte de enfermeiros de Diogo de Sant-Iago (1761), publicado en el entorno de un hospital de frontera en momentos de tensión política, del que se vienen publicando notables estudios lingüísticos como fuente para la historia de las lenguas especializadas y que permite conocer algunas de las características esenciales del lenguaje enfermero diferenciado.
Manuel Amezcua también reflexionó sobre cómo las «Escuelas de Novicios» o «Casas de Aprobación», establecidas en hospitales regentados por órdenes hospitalarias, actuaron como motor de renovación del saber enfermero. Estas instituciones formaban a los nuevos enfermeros en un enfoque integral del cuidado, preparando a los profesionales tanto en el aspecto técnico como en la atención espiritual de los enfermos.
El mensaje principal de la conferencia fue claro: la enfermería como disciplina se fortaleció gracias a la cooperación y el intercambio de conocimientos entre España y Portugal, a pesar de las barreras políticas. Mientras los ejércitos producían bajas por heridas de guerra, los enfermeros se ejercitaban en técnicas muy avanzadas para su tiempo, logrando la recuperación de los heridos, a la vez que toda esa experiencia era luego divulgada y aplicada en hospitales más generales. El Dr. Amezcua invitó a los presentes a reflexionar sobre la importancia de continuar con esa cooperación en la actualidad, subrayando que el aprendizaje compartido es esencial para el avance de la enfermería en el mundo moderno.
«La historia nos enseña que, cuando se trata de cuidar a los más vulnerables, las fronteras no existen. La enfermería en la Edad Moderna supo trascender las diferencias políticas para construir un saber compartido. Hoy, más que nunca, debemos continuar fortaleciendo estos lazos de cooperación», concluyó Amezcua. A la vez que recordó que el intercambio de conocimientos ha sido, y sigue siendo, fundamental para la evolución de la práctica enfermera. La mirada al pasado nos recuerda que, al igual que en siglos anteriores, el aprendizaje mutuo entre naciones es clave para garantizar el mejor cuidado posible a los pacientes.