Un salto adelante.

“Es una sensación de que estamos saltando al vacío sin un buen paracaídas”

Alberto Ferrera Godoy
Estudiante de Enfermería. Centro universitario de enfermería “San Juan de Dios” Sevilla, España.

Me encontraba en el último periodo de prácticas del ultimo año cuando comenzó el runrún de ese nuevo virus chino y del que tan poco se sabía. Se pasó de ser prácticamente ignorado a centrar el tema de todas las tertulias entres sanitarios, en la cafetería, en los cambios de turnos o en los vestuarios. Ya no se hablaba de otra cosa. Los rumores de que se suspendería las prácticas clínicas como había pasado en otras comunidades corrían como la pólvora entre los estudiantes de enfermería. Finalmente recibimos ese tan ansiado correo, y si, digo ansiado porque lo ansiábamos.

Eran momentos de agobios (clases por las tardes, trabajo fin de grado, practicas), pero también de miedo. El grupo de WhatsApp ardía conforme llegaban nuevos casos sospechosos al hospital. -Hay cuatro sospechosos en urgencias – Van a cerrar una planta entera para casos del coronavirus positivos – Dios que miedo, que miedo Esos mensajes podían resumir bien los sentimientos antes de que se suspendieran las practicas. Luego llego la paz, no teníamos prácticas, habíamos hecho entrega del trabajo del fin de grado y disponíamos de una o dos semanas para nosotros y nuestros amigos. Porque además eso creíamos, que seria una bolsa de oxigeno de dos semana y volvería todo a la normalidad, pero nos equivocábamos. Todo comenzó a empeorar y, nosotros, los alumnos de cuarto estábamos en esa mitad, de quedarnos dos meses para estar titulados, pero no estarlo.

Entonces saltó la noticia de que contratarían a alumnos de cuarto curso para ayudar a los sanitarios y se produjo una mezcla de miedo y ganas de ayudar en todos nosotros. Se dió un gran debate con nosotros mismos esos días, puesto que muchos tenían familiares vulnerables o les daba miedo a ellos mismos poder contagiarse. Las personas que decidieron no inscribirse no lo dijeron por miedo a lo que los demás podían pensar de ellos, como si no hubiese espacio para el miedo entre nosotros. Los que se inscribieron lo hicieron con las mayores de las ganas del mundo de ayudar en una situación tan complicada como esta, pero sin información ni conocimientos de a lo que se enfrentaban.

En Andalucía, finalmente no hizo falta contar con los alumnos de cuarto pero en otras comunidades autónomas sí, y pensando en que deberían haber sentido creo que ha sido una mezcla de miedo y satisfacción. Satisfacción de haber apoyada en esta situación y de ser prácticamente enfermeras y enfermeros sin la coletilla de estudiantes, pero un miedo terrible. Y es que el miedo es un sentimiento totalmente normal y natural. De hecho, últimamente es un sentimientos que ronda mi cabeza puesto que, cada vez, estamos más cerca de titularnos y ser enfermeros.

Cuanto más cerca estoy, y más conocimientos poseo, más conciencia tengo de lo que aun me queda por aprender. Echando la vista atrás, sentía mayor seguridad en mis practicas clínicas de segundo curso que en las de cuarto curso. Esto ya lo sentía antes de la pandemia puesto que desconocía a que me iba a enfrentar, ahora aún más. Siempre nos decían que ese miedo era normal y era sentido por todos los estudiantes de cuarto curso, e incluso, los profesores lo denominaban como “el síndrome de cuarto”. Sin embargo, nadie había sentido ese “síndrome de cuarto” entre una pandemia. Nos acercamos a la profesión en la que puede ser uno de sus peores momentos, en poco más de un mes seremos enfermeras y enfermeros y trabajaremos en algo a lo que no estamos preparado, aunque sirve de consuelo saber que en realidad nadie esta ni estará preparado. Sin embargo, antes de todo esto confiábamos bastante en nuestra salida al mercado laboral. Las promociones inmediatamente anteriores a la nuestra habían conseguido hacerse un hueco en este de manera muy rápida.

Ahora no solo nos encontramos con una situación bastantes más complicada en el área clínica, en mitad de una pandemia, si no también en una situación económica delicada. A ese “síndrome de cuarto” se le suma mayor incertidumbre de la que ya era habitual para los nuevos enfermeros. Acabamos de forma precipitada las practicas tres meses antes, dejando de pasar por rotatorios tan importantes como hospitalización o atención primaria y es que hay una sensación de que nos ha faltado muchos conocimientos por adquirir. Nuestros profesores nos anima, nuestros amigos y familia, nos animan, pero es una sensación de que estamos saltando al vacío sin un buen paracaídas. Sin embargo, todo esto no ha agrietado la ilusión con la que salimos a ejercer nuestra profesión. Solo ha cambiado la forma. Seguimos con las mismas ganas de siempre, e incluso más, de empezar a trabajar y de adquirir más conocimientos. Este 2020 sería el año de las enfermeras, nos repetían la suerte de graduarnos este año y todos los planes que había para celebrar este año.

No se ha podido celebrar ningún acto pero sin embargo hemos conseguido tener más visibilidad entre la sociedad, solo falta saber si esa notoriedad es pasajera y volveremos a tener los mismos problemas que hace un año o cambiaran para siempre. Este ultimo sprint final, de trabajo de fin de grado, de ultimas prácticas, de graduación debería haber sido de otra manera. Rodeado de nuestras familias o nuestras parejas, que en muchos casos ni podemos ver por estar en otras provincias. Sin embargo, eso es lo de menos.

Reflexionando me doy cuenta de lo afortunado que somos la mayoría de mis compañeros, nuestro pensamiento era sobre lo que habíamos perdido pero solo son cosas sin importancia. Muchas personas han perdido trabajos o incluso familias. En estos momentos me doy cuenta de lo afortunado que soy al no haber podido ir a Budapest junto a mis amigos para celebrar el fin de carrera, pero teniendo mi familia a mi lado, que es lo único que realmente importa. No quiero terminar esta narrativa sin tener un recuerdo a dos colectivos de nuestra sociedad: los mayores y los sanitarios. Nuestros mayores, los que nos lo dieron todo y con los que este virus se ha ensañado, y, por último, sanitarios, colectivo en el que en poco más de un mes tengo el honor de ser participe.

Cómo citar este documento
Ferrera Godoy, Alberto. Un salto adelante. Narrativas- Covid. Coviviendo [web en Ciberindex], 21/05/2020. Disponible en: https://www.fundacionindex.com/fi/?page_id=1247

 Volver a Sumario de narrativas
Elabora tu propia narrativa

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *