Los obstáculos se superan con el salto de un modo más eficaz que con el rodeo

“La respuesta que en todo momento he encontrado se puede, igualmente, resumir en una palabra: liderar”

Amelia Torres Gómez

Es tiempo de pandemia, de incertidumbre, de dolor…

Es tiempo de cambios globales, de paradigmas, de color…

Es tiempo de oportunidades ¿acaso alguien lo dudó?

Es tiempo de poner en práctica nuestro ingenio ¿quién dijo que no?

Si el virus vino en su ataque repentino

a cambiarnos a todos la vida, nuestras costumbres y hasta el destino,

hubiese sido un gran error y desatino

no haberse parado a pensar,

que es posible levantarse y desterrar

cualquier piedra que hubiese en el camino.

Caminemos hacia la mejora y, aunque errar es de humanos,

 unamos todos nuestras manos

y construyamos juntos un mañana,

imaginemos un nuevo futuro,

y aunque no se ha ido la tristeza,

pongamos sobre la mesa nuestra destreza

para remar. No es fácil. Es más, es duro,

pero el premio será el fruto merecido

si en vez de pensar en lo que fuimos, en lo que hemos sido,

enfocamos la mirada a un presente

que pronto será pasado, que se lo llevará la corriente

y rescatemos el sedimento,

que se convertirá en nuestro alimento.

Mejoremos cuanto podamos;

¡Es el momento!

Pensemos en nuestros pacientes:

Somos su aliento…

Y ellos, nuestro mejor aliciente.

 

He preferido colmar mi discurso con versos, palabras de ánimo que me ayuden a afrontar una situación verdaderamente difícil, nueva y extraña.

No, no se trata de una frivolidad, o al menos eso creo. Me enseñaron a afrontar los contratiempos con un pensamiento positivo y, si bien se antoja lejano todo lo que dicho término puede contener en tan solo ocho letras, a mí me parece que se trata del resumen de la forma en que una enfermera debe afrontar los retos que, por la naturaleza de su trabajo, se irán sucediendo en suave o abrupta carencia.

Como supervisora de enfermería, he sentido la llamada de un sentido de la responsabilidad con el que he convivido a lo largo de los tres últimos años, pero este se me ha rebelado, y me ha llamado a filas con el pretexto de hacerme mejor. No sé si soy mejor profesional, mejor persona, mejor… tan solo porque las circunstancias hayan sacudido las consciencias, la mía incluida, pero he sido capaz de reflexionar, de pensar en qué puedo ayudar a mi equipo, a mis pacientes, a mí misma, en un momento vital de suma importancia y la respuesta que en todo momento he encontrado se puede, igualmente, resumir en una palabra: liderar.

El liderazgo es más necesario que nunca y su puesta en marcha implica no solo una aptitud sino una actitud proactiva que lleva implícita la capacidad de ilusionar a los compañeros y dotarlos de una sensación de pertenecer a un equipo vencedor, un equipo capaz de alcanzar logros, metas fijadas como objetivos y metas que surgen a diario y cuyo alcance está más allá de lo marcado por la ética y los fines del desempeño profesional. El paciente, o usuario, nos necesita más que nunca, y nos espera en la salida, a mitad del camino o debajo de esa estela que anuncia la tan ansiada meta. Como sanitarios, seremos quienes les avituallaremos en su carrera, lenta o veloz, y esa agua que refresca y sacia la sed será un vínculo, otro vínculo más que nos hace y que nos hará mejores.

Presumo de trabajar con un buen equipo, un excelente equipo, en el que se encuentran integradas distintas disciplinas, todos profesionales sanitarios con gran cualificación que, aportando sus ideas y respetando y compartiendo las del resto del grupo, han permitido que los pacientes a los que se les ha privado de su más que merecida asistencia presencial durante tiempos de confinamiento, hayan podido minimizar esta carencia de un modo eficaz a la vez que ameno y por ello deseo compartir con la comunidad la experiencia que hemos tenido la suerte de vivir en el Hospital de Alta Resolución de Utrera, y en concreto quiero reconocer la labor de mis compañeros fisioterapeutas por poner todo de su parte para lo que, en un principio solo fue una idea, se haya convertido en una realidad que, utilizando la ya escasamente original frase, “ha venido para quedarse”.

Los pacientes de fisioterapia son especialmente sensibles a la imposición de intervalos de privación de cuidados. Muchos de ellos sufren patologías crónicas que necesitan de una intervención continua, de distinta intensidad, y de directrices para que el éxito pueda coincidir, en la medida de lo posible, con sus expectativas. Es por ello que fueron objeto de una especial preocupación por parte del equipo asistencial de nuestro hospital. Sabiendo de las dificultades de traslado de muchos de ellos y de la imposibilidad para recibir los tratamientos que les habían sido dispensados, quisimos poner en práctica una “escuela” y utilizo aposta el entrecomillado, específica para ellos para poder disminuir el impacto de la inmovilidad prolongada al no poder acudir a nuestro centro para recibir tratamiento. Las consultas presenciales habían de ser anuladas, su cobertura no lo sería y para ello nos pusimos en marcha y nos convertimos en actores, directores de cine, profesores y cuanto hiciera falta en la elaboración y edición de hasta 116 videos en los que quisimos tutorizar los ejercicios que deberían hacer los pacientes en sus casas. Debían estos cumplir con dos exigencias del “guion”: ser sencillos de comprender, adaptados al nivel más básico de conocimientos, y comprender instrucciones fáciles de ejecutar. Los distintos cortometrajes fueron subdivididos por categorías y patologías, siempre contando con una tutoría telemática y un contacto telefónico continuo en el que se pudiesen resolver dudas, si las hubiere a la hora de ejecutar las tareas asignadas.

Teniendo en cuenta la distinta edad de los pacientes, asociada por lo general al manejo de la tecnología necesaria para visualizar los videos, se puso en marcha un sistema paralelo de contacto y comunicación para pacientes y familiares para que en ningún momento se parasen los programas de rehabilitación prescitos, circunstancia que consideramos desde el principio como indeseable. Utilizando teléfono, “whatsapp”, correos electrónicos, etc., la puesta en escena no tardó en hacerse efectiva. Solo hacía falta esperar para evaluar los resultados.

La auditoría de la fidelidad de los pacientes para con el proyecto contaba con distintos indicadores que ponían de manifiesto el éxito o fracaso de las medidas adoptadas y afortunadamente, aquello que comenzó siendo una medida de crisis se ha convertido en la actualidad en un refuerzo fundamental en el modo de trabajar en el área de fisioterapia. El número de llamadas o contactos vía “whatsapp” relacionadas con dudas sobre la realización de los ejercicios fue muy escasa, y en todo momento se pudieron solucionar sobre la marcha de modo que no se han registrado reincidencias, aunque sí algunas dobles e incluso triples llamadas no relacionadas con la duda previa. Algunos pacientes, haciendo uso de su buen humor nos narraron sus experiencias, sus anécdotas e incluso sus vivencias, hasta nos llegaron videos de estos realizando sus “deberes”. Parece que el éxito estaba asegurado y solo quedaba evaluar la eficacia. Esta se ha podido valorar con el fin del confinamiento y la “vuelta a la normalidad”, hora de reencuentro con viejos conocidos que nos han contado sus experiencias, su gratitud (muy de agradecer), sus dificultades y, sobre todo, el grado en el que nuestras medidas les han ayudado a mejorar, mantener o no perder su estado de salud previo.

Por último, la encuesta. Muchos pacientes (si no todos) valoran positivamente la iniciativa y, si bien suelen preferir el trato personalizado presencial (circunstancia comprensible), consideran muy útil la implantación de medidas de tutorización y formación continuada “visual”, que han recomendado a nuevos pacientes que han accedido “de novo” a nuestra institución.

Como supervisora del área de consultas de mi hospital y responsable directa de la supervisión de primer nivel del servicio de fisioterapia, vuelvo a dar las gracias a mi personal, sin el que la precedente experiencia no hubiese sido posible, animo a todos los profesionales con inquietudes a que den ese paso al frente que tan necesario resulta y conmino a los gestores, directivos y jefes de grupo a que ejerzan un liderazgo real y eficiente porque, ahora más que nunca, estoy convencida, sé por propia experiencia, que el paciente lo valora mucho, muchísimo.

Cómo citar este documento

Torres Gómez, Amelia. Los obstáculos se superan con el salto de un modo más eficaz que con el rodeo. Narrativas-COVID. Coviviendo [web en Ciberindex] 05/07/2021. Disponible en: https://www.fundacionindex.com/fi/?page_id=2158

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