Autora: Irene Roldán Cubillas, 1ºA (2014/15)
En la fría tarde del 28 de Noviembre de 2014, nos dispusimos a conocer un poco más acerca de la vida de Juan Ciudad, más conocido como San Juan de Dios, y para ello seguimos sus pasos por Granada.
Empezamos narrando su vida
Nacido en Montemor-O-Novo, Portugal en 1495 ejerció como pastor. Juan entró en la milicia y participó en varias batallas de Carlos V. En una de las campañas le pusieron a cuidar un depósito y, como el enemigo logró saquearlo, le condenaron a la horca. Juan se encomendó a la Virgen María y le perdonaron la vida. Dejó la vida militar pero en ella aprendió a ser disciplinado y sufrido.
Se dedicó entonces a vendedor ambulante de libros y estampas religiosas. Abre una pequeña librería en la Puerta de Elvira. La librería le permite entrar en contacto con la literatura de tipo devocional y religioso. En una ocasión, con su cargamento de libros, llegó a un ameno lugar de la ciudad donde había una fuente, y pudo ver al Niño Jesús que sostenía una granada en la mano, coronada de una cruz, quien le dijo antes de desaparecer: «Juan Ciudad, Granada será tu cruz». Esta leyenda cuenta el origen del escudo de la Orden de San Juan de Dios.

Azulejo sevillano en el patio principal del Hospital San Juan de Dios
Es aquí en Granada donde una fresca mañana de enero de 1539, se encuentra predicando el maestro Juan de Ávila, apóstol de Andalucía, a donde acude Juan, que empieza a proferir gritos desaforados, pidiendo perdón a Dios, da volteretas, llora… la gente se burla de él y lo tachan de loco. Tras esto, lo llevan como un loco, a que ingrese en el Hospital Real a la sección de psiquiatría, que tras un tiempo muestra cordura, sensatez y buen juicio.
Siendo como era gran observador, su talento natural lo llevó a descubrir allí mismo el inmenso mundo de la enfermedad y su entorno. Pero, ¿qué le ocurrió en este drama? Las palabras de Juan de Ávila empujaron a que descubriera de un modo súbito y emocional, lo mucho que Dios lo había amado y tener 44 años y no haberlo descubierto antes. El pobre era su vocación, y lloraba de dolor y de amor.
A partir de esta experiencia de gracia y sufrimiento, Juan Ciudad se prometió a sí mismo fundar su propio hospital donde poder tratar a los enfermos con el respeto y cariño que se merecen. Se dirige en peregrinación al santuario de la Virgen de Guadalupe en Extremadura. Allí madura su propósito y a los pies de la Virgen promete entregarse a los pobres, a los enfermos y a todos los desfavorecidos del mundo.
Ya en Granada, comprendió que no era suficiente cuidar a los enfermos en la intemperie, sino acogerlos en lugares cerrados. Y así empezó alquilando pequeños pisos en la plaza de Bibarrambla, y es cuando alquila un local en la calle Lucena, que pudiera ya considerarse como su primer albergue/hospital.

Fachada en la C/Lucena, del primer hospital de San Juan De Dios

Pintura de López Vázquez de la misma fachada
Más tarde se desplaza hacia la cuesta de Gomérez, siendo un hospital más evolucionado. Sus obras se multiplican y crece el número de sus discípulos -entre los cuales destaca Antón Martín, creador del Hospital de la Orden en Madrid llamado de Nuestra Señora del Amor de Dios- y se sientan las bases de su obra a través del tiempo. Pronto crece su fama por Granada, y el obispo le pone el nombre de Juan de Dios.
Que San Juan de Dios años más tarde se convirtiera en patrono de los Bomberos, se remonta al incendio del Hospital Real, el día 3 de Julio de 1549, a las 11 de la mañana, en el que parecía un ser incombustible, un ser ‘ileso entre las llamas’. Y es que con mucho afán, cerciorándose de que no quedaba ningún enfermo entre las llamas, socorrió a todos ellos. Un hombre que ardió en amor divino ‘para que nadie en torno suyo pereciera de frío’.

Manuel Gómez-Moreno González (1880). Museo de Bellas Artes de Granada
Por su obra también se le adjudicó ser patrono de todos los Hospitales y de todos los Enfermos, de todas las Enfermeras, Personal Sanitario y Asociaciones.
A últimos de febrero de 1550, con los deshielos de Sierra Nevada, le dijeron a Juan de Dios que el Río Genil bajaba imponente, lleno de troncos. El joven que le acompañaba para recoger los troncos, no se sabe cómo, cayó al agua. Juan se arrojó rápidamente para salvarlo. Hizo todo lo que pudo. Llegó al hospital chorreando, no se sabía si eran lágrimas o agua…
Una bienhechora, Ana Osorio, esposa de García de Pisa, lo trasladó a su casa, la casa de los Pisa. Pocos días después, Juan se levantó de la cama donde guardaba reposo, se puso el hábito, tomó el crucifijo con las manos, se arrodilló, y expiró. Era la madrugada del 8 de Marzo de 1555.
El Hospital
No llegó a ver terminado el hospital que tanto tenía pensado para dar cobijo a más enfermos si cabe. Cuando Juan Ciudad muere ya se habían construido “dos cuartos” y parte del tercero del edificio. Años después, se realiza el traslado de los enfermos desde el hospital de la Cuesta de Gomérez.

Segundo Claustro
Durante siglos, el hospital se dedicó a dar acogida a pobres y enfermos, además de servir como lugar de formación de centenares de hermanos hospitalarios. En el siglo XVI, el edificio contaba con 6 salas de enfermería y 25 camas, era atendido por 25 religiosos y el Superior, y la ayuda de una treintena de colaboradores.
El valor arquitectónico más relevante del edificio se sitúa simétrico al eje que marca la escalera principal o de carroza, cubierta por una armadura policromada de estilo mudéjar. El claustro principal está formado por 30 columnas de mármol gris. El centro está ocupado por una fuente con un pilar poligonal y dos tazas de mármol blanco sobre el que aparece el emblema de la Orden, es decir, la granada coronada por la cruz.

Primer clausto
El segundo claustro, proyectado en el siglo XVIII, consta de 25 pilares y su centro está presidido por una fuente más sencilla y también coronado por el emblema de la Orden en hierro forjado.
En 1835, los religiosos de San Juan de Dios se ven obligados a abandonar el Hospital como consecuencia de la Desamortización de Mendizábal, que ordena la supresión de los conventos religiosos, por lo que la Orden quedó prácticamente extinguida en España. Tras la vuelta de la Orden a España no se han dejado de hacer gestiones para recuperar este importante patrimonio cultural, asistencial y religioso, para lo cual han contado con la ayuda de la Asociación de Amigos de San Juan de Dios, con el fin exclusivo de realizar actividades encaminadas a la devolución o cesión del Hospital a la Orden.
Casa-Museo de los Pisa
La Casa de los Pisa, donde murió, nos deja ver lo que permanece de Juan de Dios, algunos de sus objetos y los objetos más relevantes de su Orden. Entre ellos se encuentra la capacha con la que podemos pensar que iba y venía para ayudar a sus enfermos, o con la que cogía leña para calentarlos.

Y también el libro 3º de Registro de Hombres y Mujeres, de 1566-1567, que ingresaban en el Hospital San Juan de Dios, con los nombres, apellidos y oficios, y las mujeres con los apellidos de sus maridos.
Magnífico itinerario el de ayer al que invito a mis compañeros a asistir y conocer más de la vida de San Juan de Dios.
Fuentes
-Casa de los Pisa. Archivo-Museo de San Juan de Dios. Web oficial http://www.museosanjuandedios.es/
-Hospital San Juan de Dios (Granada). Disponible en http://www.sanjuandedios-oh.es/?q=hospital-san-juan-de-dios-granada
-Novella, Braulio (O.H.). S. Juan de Dios, testigo de amor a los más pobres. Folleto divulgativo editado por la O.H. de San Juan de Dios. S/l, s/a.