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Noticias históricas del Hospital Noble de Málaga

Autora: Mirella Patricia García Gómez, 1ºB (2014/15)

Se trata de un antiguo hospital auxiliar construido entre 1866 y 1870, situado en el barrio de la Malagueta en Málaga. Llevado a cabo por las herederas del doctor Joseph Noble, un médico natural Frisby, Inglaterra. Era doctor en Medicina por la Universidad de Cambridge. Estando delicado de salud vino a la ciudad de Málaga para restablecerse pero se encontró la muerte el 6 de enero de 1861 por el cólera, ya que tuvo que atender a un paciente afectado por la enfermedad.

La finalidad de este hospital en un principio era atender tanto a los malagueños como a los numerosos extranjeros que arribaban en el puerto de Málaga, principalmente como hospital de urgencia. El terreno fue cedido gratuitamente por los herederos del Dr. Noble para su construcción, pero con la condición de que se entregara a la Beneficencia. Si no se seguía este mandato el terreno volvería a sus herederos.

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El proceso de creación fue largo, durando cinco años. Comenzando en el año 1866 y llevada a cabo por el arquitecto municipal Cirio Salinas Pérez. Pero la capilla del hospital fue inaugurada cinco años después. El edificio se enmarca dentro del estilo neogótico. Su estructura es simple, siguiendo la tipología de naves. Poseía una nave longitudinal con un pasillo central que daba acceso a las distintas dependencias, a la que se adosan de forma transversal dos cuerpos laterales y uno central, que sobresalen en planta y altura.

En 1875, el hospital se cedió a una Junta de Damas, la cual operaba con las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paul. Se determinó que la mitad de las camas fueran de pago, pero la otra mitad era para la Beneficencia y extranjeros necesitados. Con el tiempo el edificio pasó a formar parte de la Comisión Municipal de Beneficencia.

El 16 de diciembre de 1900 ocurrió en la costa malagueña un naufragio de la fragata alemana “Gneisenau”, a lo que el hospital prestó numerosos servicios. A lo que el cónsul de Alemania compensó con la donación de numeroso material al hospital, además de un puente metálico conocido comúnmente como “El puente de los alemanes”, ya que el que había de madera sufrió graves daños por una inundación.

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Puente de los Alemanes, Málaga

En el siglo XX, la vida en el hospital fue muy difícil debido a la escasez de enfermos y medios. Por lo que en 1923, fue cedido a la Cruz Roja, siendo incautado en 1931 durante la II República española, aunque en 1937 fue devuelto a sus originales donantes, realizando actividades sanitarias hasta los años 80. Pero en 1970 las instalaciones hospitalarias sufrieron una gran ampliación que modificaron el interior del edificio y su fachada trasera original.

hnoble3Más tarde fue dedicado como laboratorio de Bromatología, para análisis de alimentos y aguas. Aunque cada vez fue adquiriendo un carácter de edificio administrativo del Ayuntamiento. A los malagueños no les gustó en absoluto, publicando incluso sus opiniones en la prensa local. En la actualidad, sigue siendo lo que fue a finales del siglo XX, un edificio que alberga oficinas municipales.

Fuentes

-Hospital Noble. Wikipedia. Disponible en http://es.wikipedia.org/wiki/Hospital_Noble
-Lara García,  María Pepa. Historia del Hospital Noble de Málaga (1865-2004).  Isla de Arriarán: revista cultural y científica, 2005; 25: 189-216. Disponible en  http://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2042733.pdf

Impresiones y noticias históricas en el Itinerario «Tras los pasos de Juan de Dios en Granada»

Autora: Irene Roldán Cubillas, 1ºA (2014/15)

En la fría tarde del 28 de Noviembre de 2014, nos dispusimos a conocer un poco más acerca de la vida de Juan Ciudad, más conocido como San Juan de Dios, y para ello seguimos sus pasos por Granada.

Empezamos narrando su vida

Nacido en Montemor-O-Novo, Portugal en 1495 ejerció como pastor. Juan entró en la milicia y participó en varias batallas de Carlos V. En una de las campañas le pusieron a cuidar un depósito y, como el enemigo logró saquearlo, le condenaron a la horca. Juan se encomendó a la Virgen María y le perdonaron la vida. Dejó la vida militar pero en ella aprendió a ser disciplinado y sufrido.

Se dedicó entonces a vendedor ambulante de libros y estampas religiosas. Abre una pequeña librería en la Puerta de Elvira. La librería le permite entrar en contacto con la literatura de tipo devocional y religioso. En una ocasión, con su cargamento de libros, llegó a un ameno lugar de la ciudad donde había una fuente, y pudo ver al Niño Jesús que sostenía una granada en la mano, coronada de una cruz, quien le dijo antes de desaparecer: «Juan Ciudad, Granada será tu cruz». Esta leyenda cuenta el origen del escudo de la Orden de San Juan de Dios.

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Azulejo sevillano en el patio principal del Hospital San Juan de Dios

Es aquí en Granada donde una fresca mañana de enero de 1539, se encuentra predicando el maestro Juan de Ávila, apóstol de Andalucía, a donde acude Juan, que empieza a proferir gritos desaforados, pidiendo perdón a Dios, da volteretas, llora… la gente se burla de él y lo tachan de loco. Tras esto, lo llevan como un loco, a que ingrese en el Hospital Real a la sección de psiquiatría, que tras un tiempo muestra cordura, sensatez y buen juicio.

Siendo como era gran observador, su talento natural lo llevó a descubrir allí mismo el inmenso mundo de la enfermedad y su entorno. Pero, ¿qué le ocurrió en este drama? Las palabras de Juan de Ávila empujaron a que descubriera de un modo súbito y emocional, lo mucho que Dios lo había amado y tener 44 años y no haberlo descubierto antes. El pobre era su vocación, y lloraba de dolor y de amor.

A partir de esta experiencia de gracia y sufrimiento, Juan Ciudad se prometió a sí mismo fundar su propio hospital donde poder tratar a los enfermos con el respeto y cariño que se merecen. Se dirige en peregrinación al santuario de la Virgen de Guadalupe en Extremadura. Allí madura su propósito y a los pies de la Virgen promete entregarse a los pobres, a los enfermos y a todos los desfavorecidos del mundo.

Ya en Granada, comprendió que no era suficiente cuidar a los enfermos en la intemperie, sino acogerlos en lugares cerrados. Y así empezó alquilando pequeños pisos en la plaza de Bibarrambla, y es cuando alquila un local en la calle Lucena, que pudiera ya considerarse como su primer albergue/hospital.

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Fachada en la C/Lucena, del primer hospital de San Juan De Dios

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Pintura de López Vázquez de la misma fachada

Más tarde se desplaza hacia la cuesta de Gomérez, siendo un hospital más evolucionado. Sus obras se multiplican y crece el número de sus discípulos -entre los cuales destaca Antón Martín, creador del Hospital de la Orden en Madrid llamado de Nuestra Señora del Amor de Dios- y se sientan las bases de su obra a través del tiempo. Pronto crece su fama por Granada, y el obispo le pone el nombre de Juan de Dios.

Que San Juan de Dios años más tarde se convirtiera en patrono de los Bomberos, se remonta al incendio del Hospital Real, el día 3 de Julio de 1549, a las 11 de la mañana, en el que parecía un ser incombustible, un ser ‘ileso entre las llamas’. Y es que con mucho afán, cerciorándose de que no quedaba ningún enfermo entre las llamas, socorrió a todos ellos. Un hombre que ardió en amor divino ‘para que nadie en torno suyo pereciera de frío’.

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Manuel Gómez-Moreno González (1880). Museo de Bellas Artes de Granada

Por su obra también se le adjudicó ser patrono de todos los Hospitales y de todos los Enfermos, de todas las Enfermeras, Personal Sanitario y Asociaciones.

A últimos de febrero de 1550, con los deshielos de Sierra Nevada, le dijeron a Juan de Dios que el Río Genil bajaba imponente, lleno de troncos. El joven que le acompañaba para recoger los troncos, no se sabe cómo, cayó al agua. Juan se arrojó rápidamente para salvarlo. Hizo todo lo que pudo. Llegó al hospital chorreando, no se sabía si eran lágrimas o agua…

Una bienhechora, Ana Osorio, esposa de García de Pisa, lo trasladó a su casa, la casa de los Pisa. Pocos días después, Juan se levantó de la cama donde guardaba reposo, se puso el hábito, tomó el crucifijo con las manos, se arrodilló, y expiró. Era la madrugada del 8 de Marzo de 1555.

El Hospital

No llegó a ver terminado el hospital que tanto tenía pensado para dar cobijo a más enfermos si cabe. Cuando Juan Ciudad muere ya se habían construido “dos cuartos” y parte del tercero del edificio. Años después, se realiza el traslado de los enfermos desde el hospital de la Cuesta de Gomérez.

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Segundo Claustro

Durante siglos, el hospital se dedicó a dar acogida a pobres y enfermos, además de servir como lugar de formación de centenares de hermanos hospitalarios. En el siglo XVI, el edificio contaba con 6 salas de enfermería y 25 camas, era atendido por 25 religiosos y el Superior, y la ayuda de una treintena de colaboradores.

El valor arquitectónico más relevante del edificio se sitúa simétrico al eje que marca la escalera principal o de carroza, cubierta por una armadura policromada de estilo mudéjar. El claustro principal está formado por 30 columnas de mármol gris. El centro está ocupado por una fuente con un pilar poligonal y dos tazas de mármol blanco sobre el que aparece el emblema de la Orden, es decir, la granada coronada por la cruz.

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Primer clausto

El segundo claustro, proyectado en el siglo XVIII, consta de 25 pilares y su centro está presidido por una fuente más sencilla y también coronado por el emblema de la Orden en hierro forjado.

En 1835, los religiosos de San Juan de Dios se ven obligados a abandonar el Hospital como consecuencia de la Desamortización de Mendizábal, que ordena la supresión de los conventos religiosos, por lo que la Orden quedó prácticamente extinguida en España. Tras la vuelta de la Orden a España no se han dejado de hacer gestiones para recuperar este importante patrimonio cultural, asistencial y religioso, para lo cual han contado con la ayuda de la Asociación de Amigos de San Juan de Dios, con el fin exclusivo de realizar actividades encaminadas a la devolución o cesión del Hospital a la Orden.

Casa-Museo de los Pisa

La Casa de los Pisa, donde murió, nos deja ver lo que permanece de Juan de Dios, algunos de sus objetos y los objetos más relevantes de su Orden. Entre ellos se encuentra la capacha con la que podemos pensar que iba y venía para ayudar a sus enfermos, o con la que cogía leña para calentarlos.

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Y también el libro 3º de Registro de Hombres y Mujeres, de 1566-1567, que ingresaban en el Hospital San Juan de Dios, con los nombres, apellidos y oficios, y las mujeres con los apellidos de sus maridos.

Magnífico itinerario el de ayer al que invito a mis compañeros a asistir y conocer más de la vida de San Juan de Dios.

Fuentes

-Casa de los Pisa. Archivo-Museo de San Juan de Dios. Web oficial http://www.museosanjuandedios.es/
-Hospital San Juan de Dios (Granada). Disponible en http://www.sanjuandedios-oh.es/?q=hospital-san-juan-de-dios-granada
-Novella, Braulio (O.H.). S. Juan de Dios, testigo de amor a los más pobres. Folleto divulgativo editado por la O.H. de San Juan de Dios. S/l, s/a.

 

Trótula y las matronas de Salerno

Autor: Tomás Blánquez del Paso, 1º A (2014/15)

tortula2En un mundo donde la mujer no tenía lugar y ocupado siempre por hombres, una mujer pudo abrirse un ¨hueco¨. Trótula de Salermo fue la primera mujer en escribir y tratar temas acerca de la Ginecología y de la Obstetricia. Sus conocimientos eran tan novedosos y eficaces que incluso personajes posteriores seguirán poniendo en duda los conocimientos mostrados por ésta, pues una mujer era incapaz de adoptar semejantes conocimientos. Tanto es así, que se llegó afirmar que Trótula no había existido. Pero a pesar de todo esto, todos los conocimientos e ideas que Trótula adquirió se predicaron durante siglos por todas las universidades europeas.

Los datos que se conocen de la ¨Sapiens matrona¨ son escasos. Si bien, parece que nació hacia el año 1100. Algunos historiadores señalan que contrajo matrimonio con uno de los fundadores de la Escuela de Salermo, Johannes Platearius, escuela a la que Trótula perteneció. Dicha escuela se construyó próxima al monasterio benedictino de Monte Casino. Esto tendrá una gran influencia positiva en el enfoque científico de la Escuela de Salermo, la cual dejará al margen las influencias religiosas. Por esta razón, dicha escuela tendrá un papel fundamental en la transición de la medicina ¨monástica¨ a la medicina laica.

trotulaeSalermo, se convertirá en el foco de conocimiento médico durante la Edad Media. Tendrá que combatir con ¨enemigos¨ que intentarán terminar con ella. Su abolición final tendrá lugar en 1811 con el saqueo llevado a cabo por el general Murat.

La escuela de Salerno destaca por ser la primera escuela que da oportunidad a la mujer para adentrarse en el mundo del conocimiento científico. Así pues, se harán visibles en esta escuela  una serie de mujeres que se denominarán ¨Las Damas de Salerno¨. Entre ellas aparecen nombres como Salernitana, Constanza, Calenda, Rebeca Guarna, Abella… Pero, sin duda, la mujer que más destacará será Trótula de Salerno.

Trótula fue una mujer que supo aprovechar el tiempo y enriquecerse de múltiples conocimientos médicos. Pronto se convirtió en una médica y matrona capaz de tratar enfermedades como el cáncer, dolencias oculares o problemas en la piel. Sin embargo, desempeñará un papel fundamental en el mundo de la Obstetricia y la Ginecología.

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Escribió dos obras muy revolucionarias para su tiempo: ¨Passionibus mulierum curandorum¨ y ¨Ornatu Mulierum¨. En ellas defiende diversos aspectos como son la importancia de la higiene para prevenir enfermedades e infecciones, la utilización de hierbas para acabar con los dolores del  parto (algo prohibido en su época; es más, muchas comadronas fueron perseguidas por la Inquisición pues en dicha época la Iglesia tiene una influencia importante y ésta defendía que el hecho de dar a luz  tenía que realizarse con dolor), la defensa de que la infertilidad no era problema de la mujer sino del hombre…

Bibliografía

-Arribas,  Miguel Angel. Trótula de Salerno. Mujer y ciencia (blog), 18 marzo 2008. Disponible en http://www.mujeryciencia.es/2008/03/18/trotula-de-salerno/
-Salmerón Jiménez, Angélica. Trótula y la escuela de Salerno: el renacimiento de la medicina. La Ciencia y el Hombre, 2006; XIX(1). Disponible en http://www.uv.mx/cienciahombre/revistae/vol19num1/articulos/trotula/index.htm

 

 

Trótula de Salerno

Autora: Mª Teresa Díez de los Ríos Mesa, 1º C (2014/15)

trotulaTrótula de Salerno fue una mujer con una gran importancia en el mundo de la medicina especialmente en el de la ginecología y la obstetricia. Vivió en un mundo dominado por los hombres en el que la única posibilidad de poder acceder al conocimiento las mujeres era a través de los monasterios. Así mismo el arte de la medicina también estaba reservado a los hombres. Salvo excepciones como la gran Hildegarda de Bingen, las mujeres solo podían ejercer como comadronas. El resto de saberes médicos les estaban vetados.
Pero en el siglo XI se fundaba en Salerno una escuela excepcional. Cerca del importante monasterio benedictino de Montecassino, se fundó la primera escuela médica laica y a la que tenían acceso las mujeres. En ella, las estudiantes de podían acceder a conocimientos médicos amplios, más allá de los relacionados con las tareas de las parturientas. De esta manera Trótula  consiguió entrar en este mundo de conocimientos con unas ideas tan eficaces que hasta el siglo XX existieron voces que quisieron dudar de su existencia.

Vivió en Salerno entre los siglos XI y XII (1110-1160) y escribió varios trabajos influyentes de salud  femenina. Fue profesora de medicina en la Escuela Médica Salernitana (el primer centro médico sin conexión con la iglesia, y considerada por algunos autores como la primera universidad europea). Sus libros se centran en los problemas de salud de las mujeres. Algunos investigadores afirman que fue la esposa de uno de los fundadores de dicho centro, Johannes Platearius, a quien posteriormente se le atribuiría la obra de Trótula.

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De esta forma Trótula se convirtió en una profesional capaz de tratar enfermedades como el cáncer, dolencias oculares o problemas en la piel. Pero sus ideas más revolucionarias para su tiempo estuvieron relacionadas con el área de la ginecología y la obstetricia. Estas ideas eran  muy avanzadas para su tiempo, como su apoyo a que se suministrasen opiáceos a las mujeres durante el parto para mitigar el dolor (iba contra la creencia religiosa de aquella época, que dictaba que el dolor en el parto se debía al rol de Eva en el pecado original), también afirmaba que los impedimentos para la concepción podían ser debidos tanto a las mujeres como a los hombres.

Se le atribuyen dos importantes obras propias: La Trotula Major y la Trotula Minor. La Trotula Major es un tratado de ginecología y obstetricia, en el que se trata la menstruación, la concepción, el embarazo, el parto o el control de la natalidad, además de diversas enfermedades ginecológicas y de otro tipo. Describe también diversas técnicas quirúrgicas, postula brindar una eficaz protección perineal y hace descripciones sobre las episiotomías. Sus tratados pediátricos dan normas sobre los lactantes y respecto al cuidado del niño en sus primeros meses de vida. La Trotula Major se usó como texto de medicina hasta el siglo XVI, habiendo sufrido multitud de plagios a lo largo de la historia.

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Trotula Minor es un tratado sobre el cuidado de la piel, la higiene y la cosmética, donde recomienda también a las mujeres de su época cuidar la higiene diaria, el ejercicio físico regular, masajes con aceites y una dieta equilibrada y saludable. Y completa estas recomendaciones con unas simples y curiosas recetas de cosmética femenina.

Las enseñanzas ginecológicas de Trótula de Salerno serían seguidas durante muchos años en toda Europa, convirtiéndola en la mujer de mayor prestigio en Obstetricia y Ginecología de la Edad Media. A pesar de las corrientes misóginas en la historia, el rol de Trótula es importante y poderoso, es el de una mujer y médico y matrona con carisma, inteligencia y dotes especiales de maestra e innovadora.

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La obra de Trótula fue tan revolucionaria para su tiempo que ya desde el siglo XII, empezaron a levantarse voces afirmando que era prácticamente imposible que una mujer pudiera haber escrito todo aquel saber y dieron la autoría de sus libros a su marido. Se llegó a afirmar que Trótula no había existido. Voces críticas que se levantaron incluso en el moderno siglo XX insistiendo en que no era posible que una mujer hablara de temas tan complicados.

Pero a pesar del empeño de algunos por silenciar a Trótula de Salerno, lo cierto es que sus ideas y sus conocimientos ginecológicos se enseñaron durante siglos en las universidades.

Bibliografía

-Al Adib Mendiri, Miriam. Trótula de Salerno, la primera ginecóloga de la historia. Mujer al Día en Ginecología (blog), febrero 2008. Disponible en http://www.miriamginecologia.com/blog/?p=455
-Ferrer, Sandra. La primera ginecóloga, Trotula de Salerno (1110 – 1160). Mujeres en la Hitoria (blog), 6 de julio de 2011. Disponible en http://www.mujeresenlahistoria.com/2011/07/la-primera-ginecologa-trotula-de.html

Bernardino Alvarez, fundador de la Orden de San Hipólito dedicada a los enfermos mentales

Autora: Elisabeth Moreno Vico, 1ºA (2014/15)

Bernardino Alvarez Herrera nació en Utrera (Sevilla) en 1514 y murió en México en 1584. Fue el cuarto hijo y único varón del matrimonio formado por Luis Álvarez y Ana de Herrera, de los que recibió una muy completa educación religiosa. Cuando contaba veinte años sentó plaza como soldado en las Indias, donde tuvo una azarosa y turbulenta vida. Al principio participó en algunas escaramuzas en la región de Zacatecas, en México, donde, durante una época, vivió como jugador profesional. Fue encarcelado y sentenciado al destierro en Filipinas, pero se fugó de la cárcel, y encontró refugio en casa de una mujer, en el barrio de Necaltitlán, de aquí salió para Acapulco y embarcar hacia Perú, donde continuó su vida de tahúr, consiguiendo reunir una gran fortuna que ascendía a 30.000 pesos.

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Por esas fechas falleció su padre, por lo que escribió a su madre proponiéndole que se trasladase a vivir con él al Nuevo Mundo en compañía de sus hermanas. Sin embargo, ésta declinó la oferta de su hijo, escribiéndole una carta en la que lo instaba a hacer buen uso de su crecido caudal en pro de los desfavorecidos de la fortuna. Conmovido por los consejos maternos, ingresó como religioso en el hospital del Marqués del Valle, en México, donde daba abundantes limosnas a los necesitados y se ejercitaba con frecuencia en penitencias muy rigurosas, como ayunos y disciplinas.

Bernardino Álvarez-1651 copiaDiez años más tarde, en 1567, tras observar que los locos vagaban por las calles sin que nadie los cuidase, fundó, con licencia de fray Alonso de Montúfar, arzobispo de México, una casa para pobres dementes que en principio ubicó en la calle de Zelada, y finalmente en un terreno cedido por el ayuntamiento junto a la iglesia de San Hipólito: el de San Juan de Ulúa, que, aunque en sus inicios fue hospital general, pronto quedó exclusivamente para enfermos mentales, siendo el primer centro psiquiátrico que registra la historia. Bernardino Álvarez sostenía a su costa una recua de cien mulas que, desde el puerto, servía para conducir a los indigentes hasta el hospital.

Viendo Bernardino Álvarez que cada día aumentaban no solo los pobres enfermos, sino también los religiosos y las limosnas, amplió su radio de acción, llevando a cabo las nuevas fundaciones de Oaxtepec (1568), Xalapa, Perote (1578), Acapulco (1584), San Juan de Montes Claros (1590), La Habana, Puebla de los Ángeles, Guatemala, Antequera, en el valle de Caxaca y Querétaro. Tanto crecieron las fundaciones y los religiosos dedicados a ellas que decidió crear una orden religiosa que los rigiera. Para ello se inspiró en la regla Agustina y fundó la Orden de San Hipólito, que fue muy favorecida en sus inicios por diversos pontífices, como Gregorio XIII, Sixto V y Clemente VIII, entre otros, aunque no fue formalmente instituida hasta que el papa Inocencio XII dictó una bula el 20 de mayo de 1700. El hábito de la nueva orden, ideado también por Bernardino Álvarez, se componía de paño pardo con escapulario y rosario al cuello. Desde la fundación de la Orden, las autoridades españolas la protegieron, por el gran servicio que prestaba a la sociedad, ya que, hasta entonces, los dementes no habían tenido la más mínima atención sanitaria. Ello fue causa de que se extendiera con rapidez por toda Hispanoamérica.

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El 12 de agosto de 1584, víspera de la fiesta de San Hipólito, fray Bernardino Álvarez falleció en la ciudad de México a los setenta años de edad. Recibió sepultura al día siguiente en la capilla de dicho hospital, asistiendo a sus funerales toda la ciudad que lloró su desaparición. Las exequias fueron precedidas por el Visitador Real y después Arzobispo de México Pedro Moya de Contreras, y el sermón fúnebre pronunciado por el provincial de la Orden de San Agustín fray Juan Adriano.

Bibliografía

-González de la Peña, Eduardo. 500 años del nacimiento de Bernardino Álvarez herrera, fundador de la orden de la caridad de san hipólito (1569), primera orden mexicana. Centro de Estudios Biográficos, Real Academia de la Historia. Publicado 30 septiembre, 2014.
-Louvier Calderón, Juan. Eguiara y Eguren Juan José de. Historia de sabios novohispanos. UNAM, México, 1998.
-Sierra, Vicente D. Enciclopedia de México, Vol. VII. Así se hizo América. Cultura Hispánica, Madrid, 1950.

 

Un hospital de Sangre en Granada: el hotel Alhambra Palace

Autora: Lucía Vallejo Sánchez, 1º A (2014/15)

El hotel Alhambra Palace de Granada fue utilizado como hospital de sangre durante la Guerra Civil española. Los propietarios cedieron a las fuerzas nacionales el establecimiento, que fue convertido en hospital de sangre. Durante el conflicto bélico, las monjas y mujeres que en él vivieron le pintaron enormes cruces rojas para que se supiera que ahí solo había heridos de guerra y civiles enfermos. De esta manera, las fuerzas militares no bombardearon la zona, lo que preservó intacto el legado histórico y arquitectónico del inmueble.

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Ignacio Durán, actual director comercial cuyo padre fue médico del hotel, piensa que el hotel pudo salvarse de los bombardeos gracias a esas cruces. En los largos y amplios pasillos del hotel se dispusieron las camas para los heridos.

enfermera 1936 Hospital de Sangre __ _800x600_¿Qué era un hospital de sangre? Era el lugar que durante la guerra civil se destinaba para hacer las primeras curas, después de los bombardeos a la población civil en la retaguardia. Mujeres ayudaban en las ambulancias y en los servicios sanitarios, aunque su trabajo no era reconocido por la sociedad y mucho menos remunerado, además sus condiciones de trabajo eran penosas.

Bibliografía

-García Nadal, Rufi. Enfermería. Trajes en la Historia.  Enfermera Española 1936 Hospital de Sangre. Disponible en http://www.rufigarcianadal.es/pintura/main.php?g2_itemId=482
-Redacción. Alhambra Palace, historia viva de Granada y patrimonio de Andalucía. Revista del Viajero, 12/09/2012. Disponible en
http://www.revistadelviajero.info/alhambra-palace-historia-viva-de-granada-y-patrimonio-de-andalucia/

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Noticias históricas del Hospital de la Reina de Alhama de Granada

Autora: Marta Villarraso Gómez, 1º C /2014/15)

El Hospital de la Reina es un hospital eclesiástico que se encuentra en Alhama de Granada, creado por los Reyes Católicos en el año 1485 para los heridos de la Guerra de Granada, llevaba a cabo un procedimiento por el cual primero el cura le limpiaba el alma al herido y posteriormente el médico intervenía.

El deseo de Isabel y Fernando era mejorar la sanidad y modernizar el Reino de Granada que se había quedado atrasado con la decadencia de los últimos reyes musulmanes. Una vez terminada la Reconquista, fue adaptado para atender enfermos de todo tipo, pero no solo se limitó a ayudar a enfermos sino que también actuaba como refugio de peregrinos y como casa cuna. Posteriormente aparecieron las Hermanas Mercedarias, las cuales se hicieron cargo del cuidado de enfermos, además de dedicar parte del Hospital a la enseñanza de niños y adultos.

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Tras la creación en 1956 de la residencia San Jerónimo las monjas se trasladaron allí, dejando inutilizado el hospital, por tanto, se llevaron a cabo unas reformas destinadas a rehabilitar al edificio, con la consiguiente utilización del mismo para diferentes actividades, la planta de arriba fue destinada como biblioteca, mientras que la planta baja se utilizó como oficina de turismo. Actualmente el Hospital de la Reina es sede de la asociación de Termalismo de Andalucía.

Desde aquí os animo a visitarlo, además tiene muebles pertenecientes a la época.

Los esclavos en la Edad Media y la Edad Moderna

Autora: Mariona Bustio Alegre, 1º C (2014/15)

esclavos1La Edad Media y la Modernidad fueron épocas de cambios y grandes acontecimientos, todos ellos influidos de una forma u otra por la omnipresente Iglesia. Hemos visto que gracias a la doctrina Cristiana del socorro al pobre y al débil para conseguir la salvación, han aparecido nuevas formas de concebir los cuidados que han permitido que lleguemos a los modelos y organización actuales. Pero mientras veíamos que una enorme maquinaria asistencial e institucional se generó en torno a las clases marginales, me surgió la duda de si los esclavos, los olvidados de la historia, entraban en esta categoría o iban a parte.

Y esta duda me generó otra: ¿La Iglesia, esa ardida defensora de la caridad y amor al prójimo, por qué no se mostraba contraria a la esclavitud? ¿Por qué pretendía evangelizar a los “salvajes” del Nuevo Mundo para que alcanzaran la salvación? ¿Eran estos diferentes a los esclavos negros que habían existido hasta antes del descubrimiento de América (y que se perpetuaron hasta la abolición de esta praxis)? Bien, la repuesta es sí.

La justificación de la esclavitud

La esclavitud fue uno de los negocios más lucrativos que ha existido, y muchos Imperios se levantaron sobre la misma. Y eso convenía mantenerlo. Había varias maneras de volverse esclavo: Ser prisionero de guerra, ser atrapado robando o cometiendo algún otro delito menor y ser secuestrado en tu lugar de origen por los esclavistas. En los primeros dos casos la Iglesia podía justificar que a esas personas se les diera ese trato por ser considerados enemigos y pecadores, pero, ¿cómo justificar el tercero? Los amos de esclavos domésticos, quienes con el tiempo acababan encariñándose de sus “posesiones” por tener con ellas un trato más directo, podrían llegar a cuestionarse la idea de que esas personas careciesen de alma y no mereciesen el socorro y la salvación que el Ministerio predicaba.

Cierto es que el aspecto lucrativo que planteaba tener a un esclavo podría acallar la mayoría de esos pensamientos, pero del mismo modo que surgieron voces de protesta cuando se instauró el comercio de indulgencias, podrían también haber surgido otras predicando que el socorro también debía darse a esos seres humanos, y que era inmoral el comercio con ellos. Pero eso no ocurrió. La Iglesia halló la explicación perfecta para defender el comercio de esclavos negros en el siglo III y ésta permaneció hasta el siglo XIX. Y esa explicación la halló en el aspecto físico más visible de los esclavos: El color de su piel.

“Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?
Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra.
Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano.
Cuando labres la tierra, no te volverá a dar su fuerza; errante y extranjero serás en la tierra.
Y dijo Caín a Jehová: Grande es mi castigo para ser soportado. He aquí me echas hoy de la tierra, y de tu presencia me esconderé, y seré errante y extranjero en la tierra; y sucederá que cualquiera que me hallare, me matará.
Y le respondió Jehová: Ciertamente cualquiera que matare a Caín, siete veces será castigado. Entonces Jehová puso señal en Caín, para que no lo matase cualquiera que le hallara.” Gen 4:9-15.

Efrén de Siria, un padre de la Iglesia del siglo IV, afirmó que “Abel era brillante como la luz/pero su asesino (Caín) era oscuro como la oscuridad”. En el cristianismo armenio, en el llamado “Libro de Adán” (siglo V-VI d. C.) está escrito: “Y el Señor estaba enfurecido con Caín. Tocó el rostro de Caín con lluvia, que se ennegreció como carbón, y su rostro se quedó negro”. El libro irlandés Saltair na Rann (El Salterio en Verso, año 988) muestra al arcángel Gabriel anunciando a Adán “El oscuro e irresponsable Caín va a matar a Abel”. Y finalmente, según la beata y mística católica Anne Catherine Emmerich: “Los descendientes se hicieron cada vez más oscuros. Los hijos de Ham, hijo de Noé, eran más morenos que los de Shem. Las razas más nobles son siempre de color más claro. Quienes heredaron la marca (de Caín) engendraban hijos con la misma marca, y a medida que su corrupción se incrementaba, la marca también se incrementó hasta cubrir todo el cuerpo y la gente se volvió cada vez más oscura. Pero al principio no existía gente completamente negra, las personas se volvieron negras progresivamente”.

Estos son los estamentos en los que la Iglesia basó su defensa de la esclavitud. Dios castigó a Caín y a sus descendientes con la piel oscura, marcándolos como pecadores, por lo que compadecerlos o tratar de salvarlos era un sinsentido, hacerlo sería ir en contra de la voluntad del Señor y la gente quería la salvación y el Cielo. Así las conciencias de aquellos que pudiesen sentir dudas para con los esclavos negros, quedaban disipadas.

Aspectos jurídicos

Resuelta ya mi segunda pregunta, pasemos a la primera: ¿Cómo se establecían los cuidados de los esclavos? Empezaré por el apartado jurídico de la esclavitud, centrándome en las políticas seguidas por el Imperio Español. Se redactaron numerosos tratados, códigos y cédulas para regular la compra, comercio y cuidado de los esclavos, ya que este negocio era una de las principales fuentes de ingresos del Imperio y continuamente generaba conflictos entre esclavistas y compradores, que podían llegar a saturar los tribunales de justicia en sus pleitos por la venta de “productos defectuosos”.

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Citaré un documento que suscita especial interés por su directa referencia al cuidado y trato de los esclavos. Se trata de la Real Cédula de Aranjuez (31 de mayo de 1789). En ella se toma un enfoque diferente al que había habido hasta el momento, pues se especifica que el amo debe procurar un buen trato y cuidados a sus esclavos para que la productividad y desarrollo de las colonias americanas prospere. Además se establecen sanciones para aquél que no cumpla dichas ordenanzas. Voy a citar un fragmento específico del capítulo VI (llamado “De los viejos y enfermos habituales”), capítulo dedicado a las ordenanzas sobre el cuidado del cuerpo y la salud de los esclavos negros:

«Los esclavos que por su mucha edad, ó por enfermedad, no se hallen en estado de trabajar, y lo mismo los niños y menores de qualquiera de los dos sexos, deberán ser alimentados por los dueños, sin que estos puedan concederles la libertad por descargarse de ellos, á no ser proveyéndoles del peculio suficiente á satisfacción de la justicia, con audiencia del procurador síndico, para que puedan mantenerse sin necesidad de otro auxilio».

La creencia popular de que los esclavos negros eran físicamente superiores a los blancos y los nativos americanos prevaleció durante largo tiempo, por lo que los cuidados de la salud de los mismos no se tuvieron demasiado en cuenta, pues se creía que esa resistencia natural les ofrecía inmunidad frente a las epidemias y enfermedades que asolaban los continentes, y que eran capaces de resistir los castigos físicos de sus amos sin secuelas. Por esa razón, los esclavos se clasificaban en distintas categorías, y su valor dependía del sexo, la edad, las condiciones físicas y las habilidades que tuvieran como artesanos. Pero la cualidad de mayor relevancia estaba relacionada con su procedencia, es decir, si era bozal (recién llegado de África), ladino (adaptado) o criollo (nativo), siendo los bozales los más cotizados y caros.

La salud de los esclavos

Ese falso mito generó muchos problemas jurídicos y económicos, pues cuando finalmente los esclavos contraían una enfermedad incurable, su amo invertía capital en su cuidado (pensando que eventualmente se curarían generando suficientes beneficios para recuperar la inversión) y éstos no mejoraban, el amo denunciaba al vendedor por haberlo estafado. Esto se legisló de modo que los problemas de salud que presentaban se tomaron como «tachas» y «vicios», asuntos que devaluaban al esclavo en el comercio. Los principales defectos en los que se fijaban quienes los comercializaban, para no cometer el error de adquirirlos, fue la gota coral, el mal de corazón, las bubas u otros defectos como ser ladrón o borracho, aunque si alguna de estas «tachas» aparecía, quien adquiría el bien tenía la alternativa de exigir en el lapso de seis meses la acción «reedibitoria».

La evaluación médica de los esclavos la realizaba un médico o cirujano, y documentos de la época nos muestran las pruebas que se les realizaban, todas bastante similares a lo que nombraré a continuación:
– Se les liberaba de los grilletes.
– Se les examinaba la vista y la boca.
– Se les hace saltar, correr y mover las extremidades de distintas formas.
– Se les desnuda y examina los genitales, buscando posibles síntomas del mal de extranjería (sífilis).

Pero este concepto de superioridad física e inmunidad fue cambiando paulatinamente, cuando los amos se dieron cuenta de que esas “tachas” eran las mismas epidemias que les afectaban a ellos y que ignorarlas solo les reportaría pérdidas económicas. En el siguiente fragmento de texto (parte de un informe redactado en 1703 por Gerónimo Guzmán Céspedes, procurador general de la ciudad de Antioquia, Nuevo Reino de Granada), vemos esa toma de conciencia:

«[…] También les consta a vuestras mercedes que hace un año que corre una epidemia en todos los reales de minas desta jurisdicción a donde se han muerto mucho número de negros, y oy está actualmente picando en dichos reales y en esta Ciudad, cuyo tiempo han estado los minerales sin labor y los negros, unos enfermos, otros convalecientes y los demás cuydando de sus compañeros lo qual es matteria tan pública constante y verdadera que, si fuere necesario, ofresco la prueba; no refiero dos rigorosas pestes que han padecido en esta ciudad y su provincia en los años antecedentes en que quedó asolada esta Ciudad, la dicha Villa, los minerales y pueblos de los indios en que perdieron la vida más de dos mil personas libres y esclabos porque es constante, público y notorio en todo este Reyno […]»

El cuidado de los esclavos

En este texto también apreciamos quiénes eran los encargados de los cuidados de los esclavos enfermos, sobre todo en las minas: Los capitanes de cuadrilla (los esclavos a cargo de supervisar que el trabajo se hiciera) eran los encargados de cuidar de sus compañeros enfermos, y en caso de que las dolencias de estos superasen sus capacidades, le pedían al amo que les diese permiso para ir a ver a un médico. Por desgracia los amos de grandes cuadrillas de esclavos solían desoír las peticiones de sus esclavos de buscar ayuda médica, pues eso les ocasionaba un gasto que no estaban dispuestos a correr a no ser que gran parte de la cuadrilla estuviese enferma y no pudiese trabajar, cosa que les reportaría pérdidas económicas. Los esclavos domésticos, por otro lado, generalmente gozaban de mejores atenciones sanitarias, pues al ser menores en número que los esclavos de las minas y plantaciones, interesaba que se mantuviesen sanos, ya que su ausencia se notaba más.

Otros de los encargados de cuidar de los esclavos enfermos eran enfermeros que atendían hospitales específicos para esclavos, como el Hospital de San Bartolomé en Lima (en uso a partir de 1734, no fue exclusivo para esclavos, pero tenía una gran área dedicada a los mismos), en el que acudían los amos con los esclavos afectados de cualquier mal. Cabe mencionar también que la asistencia de los que acudían al hospital no era gratuita, el amo debía abonar un precio una vez su esclavo se recuperaba o moría. Es importante destacar el hecho de que la mayoría de esclavos eran atendidos por estos profesionales, ya que resultaba mucho más barato para el amo pagar a un enfermero, barbero, sangrador o comadrona que a un médico. Por otro lado los barcos negreros sí contaban con un médico a bordo, encargado de que la “mercancía” llegase en óptimas condiciones al punto de venta.

Aunque los esclavos fueran el sector más marginal y no considerados más que objetos, hubo algunas personas que sí los trataron como los seres humanos que eran, como algunos cristianos movidos por la caridad y una figura dentro del seno de la Iglesia que fue muy importante en el cuidado de los mismos: San Pedro Claver (1580-1654), considerado el patrón de los esclavos, ya que pasó casi toda su vida en el puerto negrero de Cartagena de Indias, cuidando y atendiendo a los serviles que allí llegaban.

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En conclusión podemos decir que los esclavos fueron un sector muy numeroso y clave para la prosperidad de las colonias europeas en América, pero también fueron los grandes olvidados de la historia. Su situación de vida miserable, trabajos extenuantes y desatención por parte de sus amos llevaron a muchos a la muerte. Y aunque los cuidados de salud que recibieron fueron, cuanto más, deficitarios, el papel de los enfermeros en los mismos fue de gran relevancia.

BIBLIOGRAFÍA

-Esclavitud en España. Wikipedia. Disponible en: http://es.wikipedia.org/wiki/Esclavitud_en_Espa%C3%B1a
-Gallent Marco, Mercedes. La asistencia sanitaria a los marginados en la Edad Media. Universidad de Valencia (09/04/2012). Disponible en https://www.durango-udala.net/portalDurango/RecursosWeb/DOCUMENTOS/1/2_6331_6.pdf
-Libro del Génesis. Disponible en http://iglesia.net/biblia/libros/genesis.html#cap4
-Maldición y marca de Caín, tesis racista. Wikipedia. Disponible en http://es.wikipedia.org/wiki/Maldici%C3%B3n_y_marca_de_Ca%C3%ADn#Tesis_racista.2C_siglos_III_y_XIX
-Monge Juárez, Mariano. Paralelismo entre historia de la enfermería e historia de la esclavitud. Cultura de los cuidados 1999; III(5): 15-19. Disponible en http://hdl.handle.net/10045/5161
-Pedro Claver. Wikipedia. Disponible en http://es.wikipedia.org/wiki/Pedro_Claver
-Peláez Marín, Piedad. El cuerpo, la salud y la enfermedad en los esclavos del Nuevo Reino de Granada, siglo XVIII. Historia crítica  2012;  46:154-177. Disponible en http://historiacritica.uniandes.edu.co/view.php/747/index.php?id=747

Noticias históricas del Hospital Real de Santa Fe (Granada)

Autora: Karima Belmehdi, 1ºB (2014/15)

El Hospital Real de Santa Fe fué fundado por los Reyes Católicos. Fue uno de los ocho llamados de tránsito que fundaron los Reyes Católicos en los tiempos de la conquista de Granada en el año de 1492.Estos hospitales de tránsito tenían la finalidad de aportar abrigo y socorro a los pobres que caminaban de pueblo en pueblo buscando la caridad. Su función principal no era la curación de los pobres. También servía como cobijo nocturno para los pordioseros. También proporcionaba  transporte en bestias para conducirlos al hospital inmediato, o hasta llevarlos  a algún hospital de Granada. El hospital estaba dirigido por un hospitalero, que recibía nombramiento oficial y salario, viviendo además en una casa en el hospital. El hospital existió como tal hasta  1872, año en que fue vendido el edificio.

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La vida en el hospital. La asistencia en este hospital era similar a la de otros de su época. Una característica principal era la falta de condiciones higiénicas mínimas. La falta de limpieza afectaba tanto al propio edificio del hospital como a la ropa que usaban los enfermos. Esto daba lugar a la existencia de malos olores y de insectos que molestaban a los enfermos y provocaban sus quejas. También había una falta de ventilación, motivada por la creencia que se tenía en aquella época de que ésta resultaba muy perjudicial a los enfermos. Existía hacinamiento de los enfermos en las salas de enfermería, llegando, a veces, a ocupar varios enfermos una sola cama. Existía miedo de los enfermos a acudir al hospital, y los que acudían eran los desahuciados de la sociedad que terminaban de este modo sus días.

Población de Santa Fe. En el siglo XV, al poco de la fundación del hospital era de 218 personas. Santa Fé, a mediados del siglo XXIII (1752) tenía hasta 1900 habitantes. Se puede saber que de los 1900 habitantes, unos 400 eran pobres de solemnidad y estos eran los posibles usuarios del hospital. El principal medio de vida en esta época era la agricultura tanto la de secano como la de regadío.

Asistencia médica. Los vecinos estaban asistidos por un médico, un sangrador, una enfermera  y un boticario. El médico ganaba 200 ducados al año, el boticario otros 200 ducados  y el sangrador 100.

El médico, con nombramiento oficial de la Junta Mayor del Hospicio de Granada, desde 1759 hasta 1818, fue el funcionario del hospital de mayor importancia, en cuanto a titulación propia se refiere. Entre las obligaciones que tenía el médico estaban las de visitar a los pobres enfermos que hubiera en el hospital,  2 veces al día, y hacerles la certificación que necesitaban para ser conducidos a los hospitales de Granada. También tenían que examinar a los muertos y señalar la causa que hubiera provocado su defunción.

La figura del cirujano estaba identificada con la del barbero-sangrador. Las visitas del cirujano no estaban reguladas y parece ser que solo iba al hospital cuando era necesitado. Las funciones que debía realizar eran únicamente las de aplicar sangrías y poner ventosas, ya que los enfermos que había que operar eran enviados a los hospitales de Granada.

La primera enfermera que se sabe que sirvió en el hospital fue Isidora Cortés, que ocupó su puesto hasta que murió. El trabajo que realizaba en el hospital era de cocinera, encargada del aseo de las salas y lavar la ropa del hospital. El salario de esta y las siguientes enfermeras era de 100 ducados anuales.

El boticario no era un funcionario dependiente del hospital. Al principio se compraban las medicinas en una botica de Granada.

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Dirección del hospital. La dirección del Hospital Real de Santa Fé en principio dependió del Arzobispado de Granada, después estuvo dirigido por el  Real Hospicio y por último fue el Ayuntamiento de Santa Fé el que se hizo cargo del mismo.

Entrada de los enfermos en el hospital. Para la entrada de los enfermos era requisito indispensable una carta de caridad del hospital de donde venían, y en caso de que no vinieran de ningún hospital, era necesaria la presentación de un despacho de la Justicia del pueblo de donde procedieran. Por tanto, el hospital acogía solamente a los enfermos que procedían de otros hospitales. Los transeúntes eran reconocidos por el médico, para asegurarse de que no padecían ninguna enfermedad contagiosa. En 1814, año de la restauración absolutista del rey Fernando VII, se acogieron soldados heridos en las revueltas.

Estancias de los enfermos en el hospital. Existían dos enfermerías, una de hombres y otra de mujeres, cada una con capacidad de diez o doce camas. Había enfermerías de invierno (en la planta alta) y enfermerías de verano (en la planta baja). El primer rector puso seis camas de uso continuo, tres en cada sala de enfermería, camas pagadas gracias a las limosnas de los vecinos de Santa Fé y a las donaciones del propio rector. En 1784, ya se había abierto el nuevo hospital y ya existían seis camas, las cuales casi siempre se encontraban ocupadas. Sobre el año 1827 el hospital entró en desuso.

Enfermedades y medicinas. Para este periodo la Historia de la Medicina señala que se usaban bastantes medicinas como “la madre de perrio”, “espíritu de anís”, “agua de la reina de Hungría”, “bálsamo peruviano”, “goma arábiga”, etc. También se suministraban purgas con “extracto de ruibarbo”. En cuanto a los vomitivos se usaba “tártaro emético”, “raíz de ipecacuana”, etc. Como astringentes se usaba “tierra sellada”, “opio”, “raspadura de cuerno de ciervo”, etc.

Las enfermedades mas frecuentes eran apoplejías y perlesías, que se curaban con “tártaro emético”, “emplasto de vejigatorios”, “agua de la reina de Hungría”, “bálsamo de copaiba”. También había con frecuencia “accidentes ejecutivos de dolores”, y se usaba para curar las heridas “ojos de cangrejo”, “bálsamo peruviano”. Para las fiebres intermitentes se usaba “serpentina virginiana”. En la asistencia a los partos, que les sobrevenían a las mujeres durante el camino, se usaba la “mirra”, que “provoca el parto”. Se usaban también las plantas medicinales, en 1808, que en un pequeño huerto del  Hospital de Santa Fe, se cultivaban para autoabastecerse de ellas.

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Segundo Hospital Real de Santa Fe. El primer hospital entró en ruina y fue construido un segundo hospital, en el emplazamiento actual, que actualmente ya no hace las funciones de hospital. El primer hospital fue un descampado hasta 1773, cuando se demolió.  Estaba situado justo en lo que es hoy el altar mayor de la iglesia, y se le encarga al arquitecto Domingo Lois la construcción en 1796, de un nuevo Hospital en el solar que un día ocupó la casa de los Reyes Católicos. Actualmente el edificio, es Casa Rectoral, aunque ya no se conserva nada de su estructura original.

Arquitecto Domingo Lois Monteagudo (Alén, La Coruña, 1723 – Santa Fe, Granada, 1786). Alumno de la Junta Preparatoria de la Academia y discípulo de Ventura Rodríguez desde su llegada a Madrid procedente de su Galicia natal, Domingo Antonio Lois Monteagudo se matricula en 1752 en la recién creada Academia de Nobles Artes de San Fernando, donde es premiado en los concursos generales de 1753, 1754 y 1756, este último año con el primer premio de la Primera Clase por su proyecto para un palacio real con capilla, atrios y escalera.

Hacia 1772 volvió a Madrid desde Roma, con la idea de hacerse con la dirección de Estudios de Perspectiva en la Academia. No lo logró, pero lo designaron vocal de la Junta de la Academia que velaba por el cumplimiento de las normas de construcción de la Corona, lo cual le llenó de satisfacción pues supuso su reencuentro con Ventura Rodríguez, Villanueva y Machuca. En esta época dirigió en Granada iglesias de Ventura Rodríguez (Santa Fe, Loja y Vélez), y en los años ochenta proyectó  la iglesia de Montefrío (Granada), donde también hizo una casa señorial, hoy consistorio. Diseñó una capilla para el palacio del Pardo y el edificio de la Universidad de Granada, tampoco realizados.

BIBLIOGRAFIA

-Bugallal, Isabel. A la sombra de Ventura Rodríguez. La Opinión A Coruña, 11.11.2013. Disponible en http://www.laopinioncoruna.es/contraportada/2013/11/10/sombra-ventura-rodriguez/781376.html
-PMG. Lois Monteagudo, Domingo Antonio. Disponible en http://www.fundacionbancosantander.com/visita_virtual/dibujos_arquitectura/pdf/pdf_94.pdf
-Sánchez Dehesa-García, Rosa María. El Hospital Real de Santa Fe. Diputación Provincial de Granada, 1985.