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Fernández Segura, Sandra; García Lara, Marta. La escrófula o Mal del Rey. Gomeres: salud, historia, cultura y pensamiento [blog]. 17/11/2017. Disponible en https://index-f.com/gomeres/?p=2110
La escrófula es una enfermedad congénita que afecta a la constitución linfática de niños y adolescentes, que se caracteriza por lesiones cutáneas y mucosas y a menudo por lesiones tuberculosas de localización ganglionar, ósea o articular. Actualmente se denomina linfadenitis infecciosa tuberculosa.1,2 Es de etiología tuberculosa, aunque se ha demostrado que puede ser provocada por otros bacilos del género Mycobacterium.3 Puede ser de dos tipos, pulmonar o no pulmonar como ganglionar cervical.
Esta enfermedad aparecía principalmente en niños y jóvenes. Se puede comprobar haciendo referencia al estudio de Dubos donde se refleja que un 53% de niños de un orfanato (el hospicio de Kent) en Berlín eran afectados por esta enfermedad mientras que la cifra se reducía a un 1,7% en el ejército francés. También en el segundo libro de las predicciones del Corpus hippocraticum se afirma que los niños eran los más propensos a padecer esta enfermedad, pero se curaban de forma espontánea.3
Las causas de esta enfermedad eran variadas, podían deberse a varios factores como la alimentación, por el déficit de nutrientes, consumo de alimentos en mal estado o leche no pasteurizada. También por el ambiente, entorno húmedo, bajas temperaturas, grandes ciudades, etc.3
Evolución histórica de la escrófula
En el ámbito de la medicina griega clásica, el libro Perí ton adénon oulomelíes, incluido en el Corpus hippocraticum habla de la composición y la función de los ganglios linfáticos. En el siglo I Celso propone varios ungüentos para curar esta enfermedad. Entre ellos destaca la pomada de lirio compuesta por amoníaco, cera, sebo de toro, etc. En el siglo II Galeno, médico griego de gran relevancia, dedujo que la escrófula podía originarse por acumulación de humores de una persona pletórica que desencadenaban en bubones.
En la Edad Media los médicos explicaban que esta enfermedad podía aparecer manifestada en arterias, tendones, etc., pero sobre todo en regiones glandulares. La monja renana Hildegard von Bingen nombró una serie de productos de origen animal y vegetal como solución a dicho mal. Perteneciente a la Escuela médica de Salerno, la obra Regimen Sanitatis propone el higo en cataplasma para atacar a la escrófula.
En el siglo XVIII se mencionaban como tratamientos naturales a la escrófula la uña de asno, cenizas de cucaracha quemada, miel, la piel de la serpiente, entre otros. Los médicos extraían el líquido de las fístulas y las abrían hasta el fondo para introducirles estos remedios. A finales de este siglo, el médico escocés Mathew Baillie describió el aumento de tamaño de las fístulas y su tacto más blando, pues tenían una sustancia blanca caseinosa mezclada con pus.
Ceremonia del Toque de Rey
Antes de que se comenzase a realizar esta ceremonia había otros tipos de ritos. En el medievo se les atribuía a ciertos hombres y mujeres la capacidad de sanar enfermedades. Roberto II el Piadoso, rey de Francia durante los años 996 1031, por gracia de Dios curaba a los enfermos leprosos besándole la mano. Este rito lo comenzó Felipe I, rey de Francia durante los años 1080 y 1108. Los reyes sucesivos, como Luis VI el Gordo, Luis IX el Santo se documentaron sobre este rito y lo continuaron. En Inglaterra este rito lo inició Enrique I, que reinó desde 1031 a 1060 y también lo continuaron los reyes posteriores.
El rito fue evolucionando, desde un acto simple a uno cada vez más complejo. No eran exactamente igual en Francia e Inglaterra pero se basaban en una secuencia similar de actos. Primero los médicos seleccionaban a los pacientes escrofulosos. El rey se preparaba durante los días previos. Se realizaba una misa y al terminar el rey ponía las manos sobre el cuello o la cabeza del enfermo mientras recitaba una corta oración que en ocasiones era el pasaje de la Biblia en el que Jesús dice a sus discípulos: «pondrán la mano sobre los enfermos y se pondrán bien». También les entregaban inicialmente una moneda llamada ángel como limosna y más tarde esta fue sustituida por una medalla. Los enfermos debían guardar esta para mantener la curación. Esta ceremonia se practicaba en épocas festivas como la Pascua o Pentecostés, se evitaba realizar en verano por miedo al contagio.
El rey tenia el poder jurídico y político sobre sus súbditos gracias a su base teológica, pues se consideraba una imagen de Cristo. La Iglesia se opuso a este poder curativo pues querían que fuesen los sacerdotes quienes realizaran la ceremonia, pero finalmente el rey demostró que únicamente los reyes poseían esta virtud curativa haciendo desaparecer la escrófula.
Las causas por las que se eligió esta enfermedad y no otra fueron en primer lugar su alta frecuencia, pues se registraron numerosas personas que fueron diagnosticadas por el médico y recomendadas de asistir a la sanación del rey. Otra causa era que los ganglios podían cicatrizarse y disminuir su volumen de forma natural y aparentar una milagrosa curación. Además otra causa era que al celebrar una ceremonia exclusiva para ellos se sentían mejor psicológicamente.
Este rito tuvo gran éxito durante siglos pero poco a poco empezaron a poner en duda el poder divino de los reyes con el racionalismo, pues empezó a concebirse al rey solo como un representante del Estado. También influyó la reforma protestante que se mostraba en contra de este rito. Wiseman aseguraba que los enfermos se curaban por el cambio de aire en el viaje o por imaginación con la medalla pero no por curación del rey.
La dinastía Tudor (Enrique VIII) fue la encarga en Inglaterra de realizar esta práctica, pero poco a poco se fue perdiendo. La última persona que realizó el toque del rey de esta dinastía fue Ana I, puso las manos a un niño escrofuloso pero no lo curó. Los reyes dejaron de realizar estos rituales porque la prensa se mofaba de ellos.2
Cuidado de escrofulosos en el Hotel Dieu
En Remis, una ciudad francesa, una joven llamada Marguerite Rousselet se impresionó ante la expulsión de los escrofulosos “víctimas de una enfermedad repugnante, generalmente reputada como incurable y excluidos del Hotel Dieu, escaso de espacio, y por temor a que contagiaran a otros enfermos”.1
Hacia 1645 Marguerite los acogió en una casa particular. Mas tarde, consiguió financiamiento y voluntarias para los cuidados a los enfermos. Esta organización empezó a crecer y pasó a considerarse sucursal del hospital Hotel Dieu. Fue conocida como “Hospicio de los incurables” y más tarde como Hôpital de Saint Marcoul.1
Nos gustaría concluir nuestra entrada con la frase “El cuidado es la esencia de la enfermería” cuyo autor es Jean Watson. Jean Watson es una enfermera estadounidense que se convirtió en una destacada teórica contemporánea en el ámbito de su profesión.
Bibliografía
- Duarte, Ignacio; Chuaqui, Claudia. Historia de la escrófula: de la discrasia humoral a la consunción. Revista Médica de Chile 2015; 144(4). Disponible en: https://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0034-98872016000400012&script=sci_arttext
- Duarte, Ignacio. La pretendida curación de la escrófula por el toque de rey. Revista Chilena de infectología 2014; 31(4). Disponible en: https://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0716-10182014000400013&script=sci_arttext&tlng=pt
- Duarte, Ignacio. La escrófula en el siglo XIX. Revista chilena de infectología 2017; 34(1). Disponible en: https://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0716-10182017000100008&script=sci_arttext
Esta entrada ha sido realizada por alumnado de 1º B de Enfermería de la Universidad de Granada en el marco de la asignatura “Evolución Histórica de los Cuidados. Teorías y Modelos”, curso 2017-18.