Autora: Alicia Rodríguez Fernández, 1º B (2015/16)
Las Beguinas fueron aquellas mujeres cristianas que, en el siglo XII, en Flandes y en los Países Bajos, decidieron agruparse para vivir juntas su deseo de entrega a Dios y a los más necesitados, pero haciéndolo al margen de las estructuras de la Iglesia católica, a la que rechazaban por su corrupción y por no reconocer los derechos de las mujeres. Por ello son consideradas el primer grupo feminista de la historia, pues rehuían las órdenes de los hombres, que en aquella época eran los que regían todo lo relacionado con la política y la religión.
Espirituales, pero no religiosas, no pueden considerarse monjas. Constituían una comunidad de mujeres lejos de estar sometidas a ningún tipo de regla o disciplina; mujeres fieles a sí mismas alejadas de cualquier tipo de voto que les reprimiese. Dedicaban su vida a rezar y trabajar, pero no dentro de un monasterio, pues no concebían la Iglesia como institución, pero permanecían estrechamente unidas a la religión cristiana a pesar de ello.
Se encargaron de la defensa de los desamparados y del cuidado de los enfermos, de los niños, de los ancianos, e incluso de los enfermos de lepra, lo cual cabe destacar por su estrecha relación con el tema que estamos dando. En muchos casos también se dedicaban a la enseñanza de niñas sin recursos, e incluso fueron responsables de numerosas ceremonias litúrgicas. Además, llevaban una vida dedicada a la oración y al trabajo manual, mayoritariamente con materiales textiles, gracias a los cuales podían financiarse. No tenían ningún tipo de apoyo económico, por lo que su acción es aún más destacada, pues se dedicaban a ello por voluntad propia.
La mayoría de hermanas practicaban algún arte, especialmente la música, pero también la pintura y la literatura, lo cual pone de manifiesto que pertenecían en un principio, generalmente, a clases medias o altas. Los expertos consideran a poetas como Beatriz de Nazaret, Matilde de Madgeburgo y Margarita Porete precursoras de la poesía mística del siglo XVI, además de las primeras en utilizar las lenguas vulgares para sus versos en lugar del latín.
Cada beguinaje (lugar donde vivían las beguinas) contaba su propia organización, a manos de una supervisora, conocida como la ‘Grande Dame’, quien era elegida de forma democrática entre todas las mujeres que formaban la comunidad. Las mujeres que formaban parte de este modo de vida no tenían que pronunciar votos como hacen las monjas, ni debían comprometerse de por vida, sino que tenían que aceptar -durante el tiempo que estuvieran- vivir bajo la promesa de pobreza y castidad. Eso sí, cualquier beguina que quisiese podía abandonar el grupo de forma inmediata y seguir con su vida.
Vivian de una manera muy humilde, en casas proporcionadas generalmente por la nobleza, e incluso en algunos casos por la propia Iglesia (solo en un periodo de tiempo que comentaremos más adelante), pues, al fin y al cabo, repercutían en el bien de la comunidad, pues contribuían en la ”retirada” de los leprosos y al cuidado de los más desfavorecidos, que en muchos casos suponían un estorbo para el resto de la comunidad, especialmente para las clases más altas.
Como era común en la Edad media, todos los grupos tenían un sello que les identificaba, es decir, una vestimenta característica que permitía diferenciar a cada persona y estamento al que pertenecían. En el caso de las beguinas, a pesar de enmarcarse en un ambiente social más cerca de la nobleza que del pueblo, eligieron utilizar unos ropajes humildes. Les caracterizaba una especie de capucha y un sayo de color beige. Aprovecho para hacer un pequeño inciso, y es que una de las teorías de la procedencia del nombre de la organización es precisamente el color beige que es caracterizaba, aunque sobre esto existen otras muchas teorías.
Es en Flandes y Alemania donde comienzan a surgir estas formas de vida religiosas, pero no monacales. Además, en la Europa Medieval la comunicación era mucho más fluida, lo que permitía que si este tipo de ideas y organizaciones triunfaban se extendiesen rápidamente, especialmente a través de las Vías de Peregrinación Clásicas, que eran el Camino de Roma y el Camino de Santiago. Concretamente, el beguinaje se extiende principalmente hacia el este, hacia Alemania y Centro Europa, aunque llegó también a Austria, Italia, Francia, España, Polonia. Según la versión más extendida, un grupo de mujeres construyeron el primer beguinaje en 1180 en Lieja (Bélgica), cerca de la parroquia de San Cristóbal y adoptaron el nombre del padre Lambert Le Bège. Otras versiones apuntan a que “beguina” significa, simplemente, rezadora o pedidora (de beggen, en alemán antiguo, rezar o pedir) e incluso, en la versión menos compartida entre los historiadores, a que su existencia se remonta al año 692, cuando santa Begge habría fundado la comunidad.
Eran mujeres muy capacitadas intelectualmente. Hicieron muchas obras, tanto espirituales como poéticas, lo que lleva a los historiadores a afirmar que eran mujeres mentalmente por encima de la media. Además, comenzaron a adquirir un cierto poder hasta el punto que muchas mujeres crearon sus propios beguinajes. pero las denuncias de herejía las frenaron.
Este nuevo modelo de vida inventado, en un principio, por un grupo no muy numeroso de mujeres se extendió rápidamente por la Europa Occidental durante un periodo de la Edad Media (no olvidemos que duró aproximadamente un milenio, por lo que hubo un tiempo en el que fueron permitidas y otro en el que fueron violentamente perseguidas). Esto fue posible a que la Iglesia durante este periodo tomó la vía de la indiferencia, que les proporcionó libertad para realizar sus tareas, y gracias también al apoyo de algunos párrocos y de la nobleza local, que no veían nada de malo en que un grupo de mujeres, al fin y al cabo, se dedicasen al bien y al cuidado de los demás.
Pero esto no fue siempre así. Estas comunidades gozaron de dos siglos de expansión rápida, pero fue precisamente este auge y su falta de sumisión a las altas esferas eclesiásticas lo que provocó su persecución por parte de la Iglesia, incluso algunas fueron quemadas vivas y otras condenadas a herejía. Uno de los casos más conocidos es el de Margarita Porete, la autora de ‘El espejo de las almas simples’, acusada de engatusar a sus confesores y por tanto de ser una bruja. Además, entre las beguinas más ilustres vale la pena recordar a María d’Oignies, a Lutgarda de Tongeren, a Juliana de Lieja y a Beatriz de Nazaret. La beguina mística más famosa es sin duda Hadewych de Amberes (por el 1200- 1240), autora de varias obras en poesía y en prosa, entre ellas varias cartas dirigidas a amigas de toda Europa.
El destino de las beguinas y su decadencia surgió de este perseguimiento, intolerancia y violencia. El debilitamiento de estas organizaciones se inicia en el marco en el que la Inquisición acaba de ser formada y cuando los reyes tienen el poder temporal y la Iglesia el control espiritual de las mentes europeas.
No eran bien vistas por dos motivos fundamentalmente: en primer lugar, eran vistas como un peligro porque intelectualmente eran superiores a gran parte de la población, y por otra, se dedicaban al cuidado de la gente más desfavorecida y sin nada a cambio, eran humildes y sencillas. Esto despertaba un sentimiento de miedo y rechazo en la sociedad medieval del momento, que estaba marcada por el cambio radical de la Iglesia, que había evolucionado desde la defensa de la ayuda al prójimo hasta la Iglesia perseguidora de infieles y herejes que se sustentaba en el poder de la Inquisición. Además, este periodo de debilitación del beguinaje coincide con el marco histórico en el que comienza el aniquilamiento de la herejía Cátara y se desarrolla la persecución de los Templarios, por lo que podemos tener una visión de la situación de tensión y el poder que tenía la Iglesia para poder perseguir a estas comunidades.
Esta persecución pondría de manifiesto la necesidad de las beguinas de replegarse a sus lugares de origen (Flandes y Países Bajos) y aproximar posturas con la cúpula de la Iglesia para recobrar la paz y poder sobrevivir. Con el tiempo, los beguinajes fueron perdiendo poco a poco su sentido religioso y se convirtieron más en un refugio para mujeres sin recursos como las viudas o las esposas de hombres que luchaban en la guerra.
A pesar de la gran persecución, los beguinajes nunca fueron eliminados del todo. Aquellos que han logrado sobrevivir desde la Edad Media hasta la actualidad se cuentan por decenas. Actualmente permanecen algunos beguinajes, como por ejemplo en Bélgica, donde las dejan vivir según sus tradiciones. La mayoría de beguinajes que se mantienen en pie han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. En algunos casos sus instalaciones han adquirido nuevos propósitos, como en el beguinaje de Lovaina, completamente restaurado, y que ahora pertenece a la Universidad de Lovaina, que lo utiliza como campus.
Concluyo este análisis de las Beguinas y su modo de vida con una frase que Réfine Pernoud, historiadora que centra su estudio especialmente en el papel de la mujer durante la Edad Media, escribe en su libro “ La Virgen y sus santos en la Edad Media» que me ha llamado especialmente la atención y la cual considero que pone de manifiesto a estas mujeres: “El movimiento de las beguinas seduce porque propone a las mujeres existir sin ser ni esposa, ni monja, libre de toda dominación masculina”.
Fuentes
Régine Pernoud. Wikipedia. 2015. Disponible enhttps://es.wikipedia.org/wiki/R%C3%A9gine_Pernoud
Beguinas. Wikipedia, 2015. Disponible en https://es.wikipedia.org/wiki/Beguinas
Beguinaje. Wikipedia, 2014. Disponible en https://es.wikipedia.org/wiki/Beguinaje
Sin Autor. ¿Quiénes eran las beguinas? Europa Press (blog) 13/05/2015. Disponible en https://www.europapress.es/sociedad/noticia-quienes-eran-beguinas-20150513145701.html
Márquez, Juan. Monográficos zona cero, Beguinas Orden femenina de la Edad Media (video). YouTube 21 mar. 2015. Disponible en https://www.youtube.com/watch?v=g-_iDZSieBA
Tobella, Alba. Muere la última beguina. El País 24 de abril de 2013. Disponible en https://blogs.elpais.com/mujeres/2013/04/muere-la-%C3%BAltima-beguina.html