Autora: Sandra Pérez Rodríguez,1ºA (2014/15)
La historia de la ciencia está siempre en continuo cambio. Los avances en este campo a veces pueden discurrir con métodos poco “ortodoxos”, técnicas de dudoso resultado y mucha, muchísima curiosidad. Pero en ocasiones la curiosidad puede “matar al gato”. A continuación veremos algunos ejemplos de valientes eruditos, que utilizaron como ratones de laboratorios a si mismos y a los que, en gran medida, les debemos mucho.
John Scott Haldane (1860-1936)
Fisiólogo británico, nació en Edimburgo en 1860 y murió en Oxford en 1936, realizó sus principales trabajos sobre la fisiología de la respiración. Fue profesor de fisiología en Universidades de Escocia e Inglaterra, y posteriormente ejerció el cargo de director de un laboratorio de investigación minera.
Descubrió los efectos que diversos gases peligrosos tienen en el cuerpo y en el estado mental, muchas veces experimentándolos en sí mismo (e incluso en su hijo). Uno de estos episodios tuvo lugar en 1893, cuando se metió en una caja hermética y se mantuvo allí durante ocho horas, respirando el mismo aire, para anotar los efectos que eso tenía sobre él. A partir de este experimento, Haldane concluyó que la desoxigenación de la sangre aumenta su capacidad de transportar dióxido de carbono, un fenómeno que pasó a ser conocido como “efecto Haldane”.
Después, investigó los gases peligrosos presentes en las minas. Para esto empleó pequeños animales y descubrió que el más letal era el monóxido de carbono. Solo para asegurarse, también se envenenó con el gas en una cámara cerrada, con la finalidad de verificar los efectos esperados. Eventualmente, se le ocurrió la idea de emplear animales pequeños (particularmente a los canarios) como detectores de gases, toda vez que sus cuerpos sufrían los estragos del envenenamiento mucho más rápidamente.
Tras el estallido de la Primera Guerra Mundial, el ejército alemán empezó a emplear un gas venenoso como arma. Haldane fue llevado al frente de batalla para que investigara el gas en cuestión (cloro) y le pusiera una solución al asunto. Nuevamente, usaría su propio cuerpo para los experimentos, y sus esfuerzos llevaron al desarrollo de la primera máscara de antigás.
David Pritchard
Mientras trabajaba en Papúa Nueva Guinea a finales de la década de 1980, el Dr. David Pritchard notó que un parásito conocido como Necator americanus, que provoca anquilostomosis, tenía algunos efectos secundarios positivos. Los pacientes infectados se volvían menos propensos a tener problemas con enfermedades autoinmunes, especialmente asma y fiebre del heno.
Al regresar a la Universidad de Nottingham, el médico estaba ansioso por probar su idea y verificar si de hecho existía algún tipo de conexión entre los dos factores. Sin embargo, había un problema: el parásito era muy peligroso y responsable, en esa época, por unas 65.000 muertes en las zonas tropicales cada año, así como de cientos de miles de cuadros de anemia.
El comité de ética no le permitió que empleara sujetos humanos, a menos que tuviera la certeza de que fuera seguro. Entonces Pritchard hizo algo radical: se utilizó a sí mismo como sujeto de pruebas. Se infectó con 50 parásitos para desarrollar una técnica de prueba segura en condiciones de laboratorio, y llegó a la conclusión de que los participantes deberían ser infectados con solamente 10 parásitos para que dieran resultados sin colocarlos en peligro.
Hasta el año 2006, el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido finalmente permitió realizar los estudios en seres humanos.
Horace Wells (1815-1848)
El 10 de diciembre de 1844, Horace Wells y su esposa Elizabeth asistieron a un show donde a un grupo de voluntarios les suministraron óxido nitroso (gas hilarante), quienes luego de inhalarlo comenzaron a reír descontroladamente y a hacer cosas estúpidas.
Uno de los voluntarios comenzó a perseguir a un enemigo imaginario y en su alocada carrera tropezó. Cuando regresó a su asiento se dieron cuenta que tenía la pierna desgarrada, pero el individuo no sintió dolor hasta que los efectos del gas se disiparon. Esto le dio a Wells una gran idea.
Para probar la eficacia del gas, se extrajo los dientes. El proceso resultó todo un éxito, y Wells hizo varias otras extracciones sin ningún tipo de complicación. Así, sintió que debía mostrar su don al mundo. Preparó una exhibición en el Hospital General de Massachusetts, en los Estados Unidos, pero el gas no se administró correctamente, y su paciente comenzó a retorcerse de dolor.
Wells se mudó a Europa con todo y su mala fortuna para continuar sus investigaciones. Cuando regresó a los Estados Unidos, descubrió que el óxido nitroso había sido sustituido por éter y cloroformo en anestesias. Entonces, comenzó a experimentar con cloroformo de la mejor forma que sabía: en sí mismo. Desafortunadamente, en aquella época, los efectos de la exposición prolongada a la sustancia eran totalmente desconocidos. Tras inhalar el gas por una semana, Wells quedó totalmente loco – llegó a arrojar un recipiente con ácido sulfúrico sobre dos prostitutas. Fue a parar a prisión y, más tarde, cuando finalmente volvió en sí, Wells se sentía tan culpable que se suicidó.
Lazzaro Spallanzani (1729-1799)
Este biólogo italiano del siglo XVIII estudió una amplia variedad de temas, incluyendo la biogénesis y la ecolocalización. Sin embargo, sería su trabajo sobre las funciones corporales lo que le valió un lugar en esta lista.
Antes de su investigación, se creía que la digestión era un proceso mecánico llamado trituración. Pero él mostró que había una reacción química involucrada en el proceso. Específicamente, demostró el proceso realizado por el jugo gástrico en el estómago. Empleó una variedad de animales para sus experimentos. Para obtener muestras del jugo gástrico, provocaba el vómito en los animales o les empujaba una esponja atada a una cuerda por la garganta.
También llevó a cabo esos experimentos en un único ser humano: él mismo. Spallanzani tragaba muestras envueltas en bolsas de tela o tubos de madera y las regurgitaba después de un tiempo. Si se requería, engullía la misma muestra más de una vez.
Henry Head (1861-1949)
El neurólogo Henry Head realizó enormes avances a principios del siglo XX en el conocimiento de nuestro sistema nervioso y en particular del sistema somatosensorial mediante un método muy poco ortodoxo: con ayuda de un colega cortó y reconectó sus propios nervios para estudiar el proceso de recuperación de las sensaciones.
En seguida, pasó sus próximos cuatro años documentando su recuperación. Cada fin de semana, viajaba para la Universidad de Cambridge y se sometía a un examen de sus brazos afectados y no afectados para anotar las diferencias.
Cuidadosamente, Head monitoreaba todas las alteraciones sensoriales que experimentaba. Finalmente, se convirtió en uno de los primeros médicos en hablar sobre disociación sensorial, especulando sobre la existencia de dos sistemas sensoriales diferentes, que llamó sistemas epicrítico y protopático.
FUENTES
Bermejo Bermejo, María Isabel. Haldane, John Scott (1860-1936).La web de las Biografías. VER
Sin autor. El neurólogo que se cortó los nervios. NAUKAS Ciencia, escepticismo y humor, 16/IX/2010. VER
Sin autor. La triste historia de Horace Wells. Sentado frente al mundo, 25/IV/2010. VER
Sin Autor. 10 Casos de valientes científicos que fueron sus propios ratones de laboratorio. Difundir, 9/XII/2014. VER
La información buscada por nuestra compañera me parece espectacular puesto que nos ha mostrado hasta donde puede llegar los límites o el afán por investigar y por descubrir nuevas cosas que aumenten o aclaren las situaciones cotidianas.
El que mas me ha llamado la atención con diferencia ha sido el experimento realizado por David Pritchard el cual se utiliza el mismo como experimento infectándose con mas de 50 parásitos, los cuales eran conocidos como unos de los mas peligrosos de la época y causantes de miles de muertes, todo ello incluso en contra de la decisión del comité ético de no hacer dichos experimentos.Lo impresionante de todo es que sobrevivió y vivió para contar y exponer los hallazgos encontrados y así tener el reconocimiento del mundo de la ciencia.