Noticias históricas sobre el Hospital de los Marqueses de Linares (Jaén)

Autora: María González Flores, 1º A (2014/15)

El Hospital de los Marqueses es un edificio neogótico, un estilo que surgió en el siglo XIX bajo la influencia del romanticismo. Los Marqueses (Don José y Doña Raimunda) tenían el deseo de construir dicho Hospital para Linares. Adquirieron los terrenos y dejaron organizado en su testamento todo lo necesario para llevar a cabo el proyecto del Hospital a través de la Institución de la Caridad. Este Hospital se inauguró tras la muerte de éstos, el 30 de agosto de 1917, y dos años más tarde, se traen los restos para ser enterrados en el mausoleo.

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En el sótano de este Hospital se encuentra el Sepulcro de los Marqueses de Linares, donde hoy descansan cumpliendo la voluntad del Marqués de ser enterrado allí junto con su esposa, demostrando de este modo su apego con la ciudad de Linares. El impresionante sepulcro esculpido en mármol blanco y bronce, fue realizado por Lorenzo Coullaut Valera. El lateral derecho del Sepulcro hace referencia a la Institución de la Caridad. Vemos representado en él a los enfermos del hospital y a los ancianos del asilo.

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A lo largo de la historia la religión ha estado muy ligada a la medicina y al cuidado de los enfermos. En el siglo XIX, época de grandes cambios, la sanidad aún estaba más unida a la religión que a la propia ciencia médica, entre otras cosas porque dependía de las instituciones religiosas y la caridad para sobrevivir y mantener los hospitales. El Hospital y Asilo de los Marqueses o como se le llamó en su origen, de San José y San Raimundo, es un caso claro de esta unión tan firme entre sanidad y religión. El Hospital se originó a partir de una donación de los Marqueses que practicaban la caridad como muestra de su gran religiosidad. La gestión del Hospital se dejó en manos de las Hermanas de la Caridad, monjas que cuyo fin era el cuidado de los enfermos.

Linares en esta época y antes de la construcción del Hospital de los Marqueses, contó con los antiguos hospitales de San Juan de Dios y San Francisco. Como casi todos en la época, tenían muchas carencias y no daban abasto con la población creciente de la ciudad. La Junta Local de Beneficencia se ocupaba de las instalaciones sanitarias y dependía en gran parte de las donaciones, como las que ofrecían los Marqueses de Linares. Ya entrado el siglo XX, con el nuevo hospital en marcha, hubo muchas mejoras, pero las diferencias entre clases sociales continuaban.

El lateral izquierdo de la nave central de la capilla del Hospital da vida a todo un patrimonio de utensilios sanitarios que en su tiempo formaron parte del material empleado en el Hospital. Incluso se ha representado la escenografía de una sala de operaciones, donde se encuentra una lámpara de quirófano, un paritorio, y numeroso instrumental quirúrgico y sanitario. Además se ha restaurado un mueble que alberga los distintos compuestos farmacéuticos de la época en sus recipientes originales y objetos del Antiguo Laboratorio Municipal.

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El hospital incluye entre otros elementos materiales con los que realizar exploraciones ginecológicas (fórceps, dilatadores de cérvix, legra uterina, espéculo, etc.), recoger muestras vaginales, asistir un parto. Llaman también la atención los aparatos traumatológicos, las férulas que se utilizaban para la curación de huesos rotos, pinzas de reducción ósea que se usaban para aproximar fragmentos rotos, etc.

Linares fue y es una ciudad minera. Dichos mineros estaban expuestos continuamente al polvo de los materiales que extraían, muchos de los cuales eran tóxicos y con el tiempo provocaban enfermedades (silicosis o neumoconiosis y plumbiosis o saturnismo). En la actualidad estas enfermedades serían catalogadas como profesionales, pero en esta época era un concepto impensable. Por estos motivos el Hospital de los Marqueses se especializó en dichas enfermedades, pudiendo encontrar materiales como la bomba de vacío que era utilizada para extraer fluidos pulmonares, la lámpara y balanza hidortática utilizada para medir la densidad de los líquidos, etc.

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En la segunda parte del siglo XIX, cuando las instituciones comienzan a preocuparse de los problemas de higiene y salubridad en las ciudades y de la salud de sus habitantes, surgen los llamados laboratorios y farmacias municipales. Solo las ciudades más grandes tenían su propio laboratorio o farmacia municipal. Pero Linares, debido al crecimiento económico y demográfico que trajo la minería, y las enfermedades nuevas que aparecieron con ello, se necesitó un control de la salubridad y la higiene mayor que en otros municipios. Así fue como Linares tuvo uno de los primeros laboratorios de España y su propia farmacia municipal. Por lo tanto el Hospital contó con una gran cantidad de materiales farmacéuticos entre los que destacan un pildorero, moldes para dar forma a los supositorios o una prensa para jugos de botica, que comparten protagonismo con los antiguos aparatos de diagnóstico como son espectrómetros (para medir la energía que desprende una sustancia y que no es visible al ojo humano), microscopios, polarímetros, etc.

En definitiva en este Hospital encontramos un retazo de la historia de la medicina. Os animo a que visitéis uno de los edificios más emblemáticos del patrimonio linarense, el cual contiene parte de nuestra historia como sanitarios.

Acerca de Manuel Amezcua

Catedrático de Investigación en Cuidados de Salud, UCAM. Doctor por las universidades de Alicante y UCAM-Murcia. Presidente de la Fundación Index, Granada, España.

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