El otoño despuntaba tímidamente esa mañana fresca cuando Tíscar nos recibió en su salón. Mientras narraba su historia, el Cristo de Burgos y la Virgen de Tíscar parecían ser testigos silenciosos de sus palabras. La fe, el esfuerzo y la paciencia han sido los pilares que han guiado a Tíscar hacia la vida que hoy comparte con nosotros a través de su conmovedor relato.