Manuel Amezcua reivindica el carácter de superación de Mencía de Salcedo, la fundadora de la villa de Noalejo
Cuatro décadas de investigación desvelan algunas incógnitas de la vida privada de la criada de la emperatriz Isabel de Portugal cuando se va a cumplir el 450 aniversario de su muerte
El pasado 21 de septiembre tuvo lugar en Noalejo, provincia de Jaén, la 51 Jornada de Estudios de Sierra Mágina, en la que participó como ponente Manuel Amezcua, Presidente de la Fundación Index y Cronista Oficial de esta localidad jiennense, que fue donde inició sus primeros años como enfermero comunitario.
Así lo reconoció el ponente en un gesto de reconocimiento de unos años que, según sus palabras, forjaron su doble dimensión como profesional de la salud y como historiador, fruto de los cuales fue el libro de historia local “El Mayorazgo de Noalejo. Historia y etnografía de la comunidad rural” (1992) y una multitud de artículos y conferencias pronunciadas desde entonces sobre la historia y la cultura de este pueblo singular situado estratégicamente entre las provincias de Jaén y Granada.
En este caso, el Dr. Amezcua, que en la actualidad es profesor de Historia de la Medicina en el Departamento de Historia de la Ciencia de la Universidad de Granada, retoma en su ponencia la vida del personaje más importante de la historia de Noalejo, Mencía de Salcedo, su fundadora, que fue camarera de la emperatriz Isabel de Portugal y del príncipe Felipe. Y el motivo es que en el próximo año se conmemora el 450 aniversario de su muerte, siendo una ocasión excepcional para poner en valor a una mujer con tintes legendarios cuya biografía el Dr. Amezcua viene desvelando desde hace cuatro décadas.
“Cuando en 1989 publiqué en Diario Jaén un amplio reportaje biográfico, Mencía de Salcedo era apenas conocida por una leyenda local y las menciones puntuales de eminentes historiadores como Rodríguez Molina y Coronas Tejada. A mí me ha tocado darle carta de naturaleza histórica a partir de la consulta de decenas de archivos dentro y fuera de este país”.
Portada del reportaje publicado en 1989 por M. Amezcua sobre la vida de Mencía de Salcedo
El Cronista de Noalejo adelanta en su ponencia datos biográficos inéditos sobre Mencía de Salcedo, de la que hasta ahora apenas se sabía más allá de su vinculación con la casa real de la emperatriz. En ella y a pesar de desempeñar puestos modestos, como moza de cámara, lavandera y costurera, logró acumular bienes suficientes para comprar una franja de tierra fronteriza que se disputaban los concejos de Granada y Jaén, de la que terminó convirtiéndose en “señora de lo espiritual y temporal”, fundando la actual villa de Noalejo. Los nuevos hallazgos han permitido restablecer sus relaciones familiares, de manera que ya se sabe que sus padres, oriundos de los valles vizcaínos de las Encartaciones, fueron llevados siendo adolescentes a servir a la casa de los Reyes Católicos. Estos los vincularon a las casas de las princesas Isabel y María de Aragón en sus matrimonios con Manuel I de Portugal. Fue en la corte castellana en Portugal donde los padres de Mencía se casaron y tuvieron sus dos hijos. Y con el tiempo regresaría toda la familia a España con la infanta Isabel al tiempo de su boda con el emperador Carlos.
Para el profesor Amezcua, el periplo peninsular de los Salcedo-Santa Cruz ilustra un fenómeno poco estudiado, el nomadismo de los empleados en las casas reales, que se van a mover a la par que sus señores en los vínculos filiales y matrimoniales de reyes, príncipes, infantes e infantas por los confines de la monarquía. Lo más revelador de la ponencia del cronista de Noalejo, tiene que ver con el hábil proceso que utilizó Mencía de Salcedo para pasar de ser sirvienta a dueña de un señorío que, aunque sumamente pequeño, la catapultó a unas esferas sociales que nunca su familia habría imaginado. Para ello, la fundadora de Noalejo no dudó en reclamar a sus familiares de las Encartaciones la propiedad de las tierras y bienes que por herencia le hubieran correspondido a sus padres. Una vez suyos, sus procuradores no encontraron quien los comprasen o arrendasen, pero a ella le valió el título de propiedad para incoar un expediente de hidalguía a su favor, al vincularlos a las sagas nobiliarias del señorío de Vizcaya. Toda una estratagema que, unida a la concentración de propiedades en un territorio como los Entredichos de Noalejo, le valió para erigir su señorío, terminando pareciéndose más a la señora que tuvo que a la criada que fue.
La última parte de su intervención, la dedicó el Dr. Amezcua a exponer algunos interrogantes que aún subsisten sobre la vida privada de Mencía de Salcedo, como su posible nacimiento en Lisboa o indicios de un posible casamiento, aunque finalmente su legado, ante la ausencia de hijos, recayó en sus amigos los Maldonado, sirvientes como ella en la casa real. En cambio, pudo desvelar otros aspectos hasta ahora confusos o desconocidos, como el momento de su llegada a Noalejo, cómo era su casa-palacio y ubicación de otros edificios que ella erigió, o el que falleciera como consecuencia de la enfermedad que padeciera en los últimos años, la perlesía, una forma de parálisis asociada a la edad. “Quién lo iba a decir- resalta el prof. Amezcua– una mujer que vivió en un movimiento continuo con las oscilantes sedes de la casa real, terminaría falleciendo en un estado de parálisis severo”.
El cronista de Noalejo finalizó su ponencia exponiendo su preocupación sobre la imagen de Mencía de Salcedo que se está transmitiendo últimamente en los medios. “La ideologización del personaje, situándola como una feminista adelantada a su tiempo, entre otras falacias -afirma Manuel Amezcua-, no hace más que distorsionar lo que verdaderamente fue Mencía de Salcedo: una mujer excepcional que logró por méritos propios ascender en la escala social, al tiempo que conformaba un pueblo que respondía a sus ideales de independencia y que nunca ha olvidado su memoria”. El profesor Amezcua ha anunciado la próxima publicación de una monografía biográfica sobre Mencía de Salcedo, coincidiendo con el 450 aniversario de su muerte, que es fruto de 40 años de rigurosa investigación sobre la fundadora de Noalejo.