¡Rabia!

¿Qué le dices a tu padre cuando tienes 10 minutos y sabes que son los últimos que le vas a ver con vida?

Teresa Pérez García
Enfermera. Unidad Covid. Hospital Medina del Campo, Valladolid, España.

¡Bah! Otra gripe ¡A! Otro invento de los laboratorios para meternos miedo y hacerse ricos con las vacunas. Oigo en las noticias cómo un virus nuevo, que parece se ha iniciado China, se va extendiendo. Provoca neumonías, cada día aparecen casos nuevos en más países, hay muchos muerto, pero está tan lejos… En China…yo estoy convencida de que va a ser otra gripe A, aviar, porcina…nos asustan diciendo que va a haber una epidemia tremenda, que va a afectar a todo el mundo y luego no será para tanto. Algún caso esporádico, lo tendrán en aislamiento en las habitaciones de la planta de interna y listo. Y por el camino, los de siempre se enriquecerán vendiendo medicinas, vacunas, mascarillas.

La hija de una conocida vive en China. Me llama una tarde y me cuenta que está muy asustada, que allí la gente está enfermando y muriendo a patadas, que los hospitales están desbordados, que están cerrando escuelas, trabajos. Que el gobierno ha puesto funcionarios vestidos con un mono de plástico y mascarilla para controlar a la gente y si tienen fiebre o síntomas de gripe la dejan en cuarentena, aislada, sin poder salir de casa. También me dice que si tengo mascarillas FFP2 o FFP3, que son las mejores. Que en China están agotadas, y que ella ha estado mirando aquí pero que no las encuentra tampoco. Yo pienso, ¿FFP2 ?, ¿FFp3? , ¿Qué era eso? En el hospital nos dicen que la planta de trauma va a ser donde se ubiquen los pacientes infectados por coronavirus, en principio las 4 habitaciones del fondo que son las que tienen doble puerta. Dicen que es la planta mejor para ello, porque tiene acceso directo a REA y quirófano, que tenemos la telemetría…pues vale.
El viernes nos dice la super que hay que dejar el pasillo de trauma vacío para los posibles ingresos por coronavirus. Hacemos cambios, se agilizan altas y, a las tres, conseguido, el pasillo de trauma limpio.
Por el WhatsApp no dejan de mandar mensajes, rumores, que ya hay casos en España, cada vez más, que la gente se pone muy malita, que mueren muchos, que los hospitales y las UCIS de las ciudades grandes están empezando a petar, que van a cerrar los colegios, la gente está empezando a entrar en pánico y arrasan los supermercados. Me estoy empezando a acojonar yo también, de cara a la galería sigo diciendo que no será para tanto, pero por dentro…En todas las cadenas de TV aparece el Presidente del Gobierno diciendo que entramos en estado de alarma, explica lo que hay , habla también un tal Fernando Simón, Ministros, alguien del Ejército, esto debe ser muy muy gordo, me asusto.

Confirmado que cierran colegios, universidad, negocios, mucha gente va a trabajar desde casa. Mi hermano y mi cuñada trabajan en el Hospital de Ávila. Me cuentan que allí están empezando a tener casos de coronavirus, y que los ingresados aumentan cada día, que están empezando a escasear cosas como mascarillas, gel hidroalcohólico (el esterilium ese que tan poco caso hacíamos hace unos días, y que casi no usábamos con la excusa de que nos dejaba las manos fatal ). No dejan de decirme que nos protejamos mucho, que los casos aumentan de forma exponencial, hoy 5, mañana 15, pasado 50. En Medina, de momento nada, calma tensa. El domingo por la tarde me llama a casa la super de guardia y me dice que están recolocando al personal, las plantas, los turnos…el hospital está patas arriba. Que yo el lunes vaya de mañana a la planta de cirugía, y después ya iremos viendo. Allí voy. Estamos todos medio asustados, sin saber muy bien cómo hacer las cosas, que si mascarilla si, que si mascarilla no, que mejor prevenir. Nadie tiene nada claro, los pacientes y las familias nos preguntan y no sabemos qué decir. A media mañana me llaman y me dicen que me baje a urgencias. Otro soponcio! A urgencias, con el tiempo que hace que no voy! Después, hablando con la gente, te das cuenta de que estamos todos igual, a casi todos nos han cambiado de sitio y estamos igual de perdidos. Primera noche de un montón que apenas duermo.

Van pasando los días, a la urgencia limpia vienen muy pocos pacientes, la gente tiene mucho miedo a ir al hospital por si se contagian del bicho. Yo también, y la mayoría de los compañeros a tu alrededor también. Algunos te dicen que en casa se aíslan de su gente, no se quitan la mascarilla, duermen en habitaciones separadas, no dejan que sus niños los den besos, los abrazos solo por la espalda… Cuando llego a casa, la rutina obsesiva de dejar la ropa en la entrada, derecha a la ducha, limpiar todo lo que has tocado con lejía ,el coche, llaves de la luz, pomos de las puertas, el baño, la ropa a la lavadora…agotador. En el hospital igual. Falta material, las mascarillas quirúrgicas son un lujo, y encima dicen que no protegen contra el coronavirus, las ffp2 y ffp3 ( ahora ya cualquiera sabemos lo que son ) están reservadas para quienes están en contacto directo con los pacientes covid, el gel hidroalcoholico me parece oro líquido.

Recuerdo el pánico que sentí el día que la super de urgencias dijo que empezaban a escasear los guantes estériles, que la empresa que los suministraba al hospital no daba abasto con los pedidos y que cuando se acabaran los que había en el almacén no sabía si habría más.
La mayoría de los pacientes vienen sin mascarilla o con una de tela hecha en casa .¡Y los guantes! Algunos vienen hasta con guantes de fregar para no tocar nada. Ahora lo piensas y te da la risa, y solo ha pasado un año, pero en su momento te parecía que si tocabas algo sin guantes y luego te tocabas el pelo o la cara te infectabas seguro.

Una de las cosas que más me impactó fue el día que desmontaron el salón de actos y pusieron ahí camas para pacientes covid. Ver amontonados los sillones en un rincón, la sensación de que no iba a haber sitio para tanto enfermo, que no íbamos a poder atenderlos a todos, que se nos iban a morir en los pasillos, fue terrible.

Los días pasan y poco a poco las cifras de ingresados van bajando. Llega junio y tienes la sensación de casi normalidad. Vuelvo a la planta. Para covid se ha quedado solo el pasillo de trauma, y en verano hay muy pocos pacientes. Casi parece que el covid ha pasado, hasta se habla de vacuna para finales de año¡¡En septiembre hay un brote en la planta de cirugía que afecta a pacientes y compañeros. Miedo, nervios, cabreo. Los positivos siguen subiendo y después de verano volvemos a tener toda la planta de covid, vuelven los turnos de 12 horas…vuelta a empezar. Mi sentimiento principal es rabia y cabreo. ¡Es que no hemos aprendido nada! Ves a la gente en los bares, reuniones de amigos, de familias, como si no existiera el covid, sin mascarillas, sin distancia, y al mismo tiempo, en el hospital, tu vives en un mundo paralelo. Pacientes solos, asustados, muertos, familias que vienen a despedirse cuando el medico los llama para decirlos que su padre o su madre o su tío o su hermano o su hijo se muere sin remedio, que se ha llegado al “techo terapéutico”  y ya no podemos hacer nada más por ellos. Pero eso no es nada comparado con ¨ la tercera ola¨. Mira que nos avisaron con tener cuidado en navidades, pero nada, lo dicho, no aprendemos. Cómo no vamos a reunirnos con la familia y los amigos, aunque este año nos juntemos menos… A mediados de enero empiezan a subir los ingresados, no caben en trauma y hay que abrir media planta de cirugía. Y no para la cosa. Se habla de hacer covid toda la planta de cirugía. Es terrible, agotador, cada habitación es un drama, todos los días lloro, en el hospital, en el coche, en casa, de pena, de impotencia, de rabia. No tengo otro tema de conversación. El hijo que me dijo llorando que pusiéramos la sedación a su padre ya, para que acabara cuanto antes y así pudiéramos dedicar nuestro esfuerzo a atender a los que si podían salvarse. Matrimonios que fallecen los dos, nos hemos quedado sin padre y madre a la vez, dicen sus hijos. Abuelos que llevan juntos toda la vida y ahora ven como en la cama de al lado se muere su mujer o su marido y se quedan solos. Otros más jóvenes, gente de 50 ,60. La angustia, la pena, el miedo del que se queda cuando su pareja fallece o se va a la UVI, sin saber si se volverán a ver. Es horrible, no sabes que decir ni como consolarlos, lloras con ellos, te lo llevas a casa, sueñas con ellos. Un día y otro y otro y otro.

Casi a diario, un paciente empeora y hay que mandarlo a la UVI. Pobrecillos, su cara de miedo y angustia cuando los explican la situación no se me va a olvidar nunca. Los más afortunados pueden llamar a sus familias para hablar con ellos un momentito, antes de que se duerman. Te despides de ellos con un ´venga, animo, nos vemos cuando despiertes´, pensando…ojalá. Y tener que informar, a los pacientes y a los familiares…terrible. Decir por teléfono que ´su madre ha empeorado y hay que intubar, se va a UVI . O, no podemos hacer nada más, o acaba de fallecer, o ¿quieren venir a despedirse? ¿Qué le dices a tu padre cuando tienes 10 minutos y sabes que son los últimos que le vas a ver con vida ¿Ver que haces todo lo que puedes y más, que utilizas todos tus conocimientos , todo tu esfuerzo, todos los tratamientos y cuidados de que dispones, y que los pacientes se siguen muriendo solos.

Hay que vivirlo para entender lo que se siente. Se agradece mucho los compañeros que parecen estar siempre de buen humor, haciendo chascarrillos, canturreando o cantando a voces como si estuviera en la ducha. Otros estamos más sensibles y se nos salta la lágrima a la más mínima, otros días te puede el mal humor y saltas por cualquier cosa. Cansada, cabreada, buscando a quien echar la culpa, que si la gente de la calle que no cumple las normas, que ya no hay sentido común, el gobierno, la dirección del hospital, la prensa, los jóvenes, los no tan jóvenes, los mayores, en fin.

Me gusta escuchar a los compañeros como entran por la mañana en las habitaciones, dando los buenos días, preguntando que qué tal están hoy, que qué tal han pasado la noche, hablando con los pacientes a voces, que con la mascarilla y la pantalla no hay quien se entienda. Me quedo con la sensación de, más que compañerismo, amistad. Esto que estamos viviendo, la gente con la que estoy trabajando no lo voy a olvidar nunca.

Gracias a todos.

Cómo citar este documento

Pérez García, Teresa. ¡Rabia! Narrativas-COVID. Coviviendo [web en Ciberindex] 21/09/2021. Disponible en:  http://www.fundacionindex.com/fi/?page_id=2322
 

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