Astronautas

“Estas situaciones son las que te cambian la vida”

Teresa Flores García
Enfermera. Hospital Medina del Campo. España.

Soy Teresa enfermera con 15 años de experiencia profesional en distintos hospitales del SACYL. Quién me iba a decir a mi cuando empecé a trabajar que con tantas experiencias vividas llegaría a estar inmersa en una pandemia ¡¡¡PANDEMIA!!!, esa palabra que estudias en epidemiología pero que no comprendes que exista en un país como España en el año 2020. Pero sí, aquí hemos llegado y la hemos vivido en primera persona y puedo asegurar que no es nada fácil y seguro que muchos estáis de acuerdo conmigo.

Para ponernos en situación, ahora trabajo en la unidad de hospitalización de Cirugía General en un hospital pequeño en el que por las noches somos una enfermera y una TCAE. Todavía recuerdo la noche del domingo 15 de Marzo de 2020, cuando sonó el teléfono de la unidad y era mi compañera de la planta de al lado, traumatología, nos llegaba el primer caso de COVID-19, eso que estábamos empezando a conocer pero nadie comprendía. Nada preparado en las unidades, falta de material específico, ninguna orden en concreto, y las que nos daban incluso eran contradictorias, sin protocolos de cuidados específicos…. llegaba el CAOS. Pues así fue ingresado el primer paciente en planta y comenzó mi andadura con la COVID-19 (como se conocería más adelante).

Supuestamente después de una noche trabajando se descansan 3 días, pero en este turno todo cambió, el hospital se tenía que transformar, cambio en las unidades, en las planillas y las plantillas de todo el personal del hospital. La unidad de traumatología ahora sería planta COVID-19, el resto de plantas de hospitalización asumirían todo lo demás repartiéndolo de la mejor manera posible, las consultas y quirófanos quedarían suspendidos. Las plantillas se hacían en grupos burbuja (TCAES, enfermeras y celadores), constituidos por personal de todo el hospital, turnos de 12horas imposibles muchos días y alguna hora más añadida para intentar hacerlo todo lo mejor posible.

El lunes 16 de marzo en la mañana y ya con el primer covid ingresado mis compañeras se volvieron locas por organizar una planta que no se sabía muy bien lo que se necesitaría, pero lo consiguieron con mucho esfuerzo y gracias a ellas pudimos empezar a trabajar con todo lo necesario por el momento…. El miércoles 18 de marzo ahí estábamos ya, con el turno de 12 horas, en un principio me tocó en la unidad donde estaba, cirugía, con compañeras en mi grupo de consultas, quirófano… pero lo importante trabajar todas juntas y en EQUIPO.

Esa misma semana la unidad de COVID colapsó y hubo que reforzar; el primer día que entré me encontré todo lleno de plásticos, una habitación habilitada como zona de estar limpio, un cuarto donde nos cambiábamos los zuecos antes de entrar a sucio, un ambiente insólito, ojos tristes, llorosos, crisis de ansiedad entre compañeras, parecía una película de terror pero era la realidad. Mi mayor impresión el primer día fue enfundarme un EPI, miedo a no saber quitármelo bien, miedo a contagiar a los demás, miedo a no saber actuar bien, miedo a no saber atender como se merecían nuestros pacientes, pero ese miedo había que disimularlo y tirar para adelante con ganas, fuerza y mucho ánimo.

Tuve suerte, pues me tocó un grupo en el que éramos todos uno, hacíamos terapia entre nosotros, porque hoy sería yo la que estaba con la moral baja, pero mañana era otra y eso no lo permitíamos, siempre había alguien gastando una broma para subir el ánimo. También teníamos una ventana en el pasillo, la ventana del respiro la llamábamos, a ella acudíamos cuando teníamos sensación de ahogo.

Los días pasaban y eso no mejoraba, había pacientes que llevaban ingresados desde el inicio y pasaban las semanas y ahí seguían dando PCR positiva. Me acuerdo de una abuelita entrañable que ingresó la primera semana y la dimos el alta a los 2 meses, y ¡¡seguía PCR positiva!!. Estuvo muy mal, pero salió del hospital escuchando la misa en la televisión de los domingos y bendiciéndonos a todas. Otros pacientes tuvieron que ser intubados con plena consciencia y con lágrimas en los ojos, con pánico de no saber si despertarían, llamando a su familia, siendo en muchos casos su última llamada. Momentos en los que te agarraban la mano diciendo que ellos no querían irse. Éstas situaciones son las que te cambian tus pensamientos y prioridades en la vida.

Una de las situaciones que más me marcó fue amortajar a mi primer fallecido por covid, solo en la habitación, llevaría tiempo fallecido, pero teníamos que entrar en unos horarios establecidos para evitar el contagio masivo y no podíamos quedarnos ahí con ellos en sus últimos momentos. Un abuelito que habría luchado en su vida y ahora estaba solo, ¡solo!. Había que rociarlo con lejía, envolverlo en las sabanas y meterlo en un sudario negro (parecían bolsas de basura) y rociarlo de nuevo con lejía. Nadie se podía despedir de él. ¡Todo un drama!. Se vivieron muchas situaciones difíciles, pero de todo lo malo se sacan cosas buenas, había pacientes que no estaban tan apurados y con los que mantenías conversaciones muy revitalizantes para ambos, mientras les pinchabas o administrabas tratamientos se hablaba un poco de todo, lo primero que te decían muchos de ellos era que ya venían los ASTRONAUTAS, por como íbamos vestidos. Tú les preguntabas cómo se encontraban o cómo iba el día y ellos te intentaban animar a ti por estar ahí ayudándoles a salir en la medida de lo posible de esa situación tan penosa.

Otras vivencias buenas era que teníamos horarios de llamadas e incluso videollamadas de familiares a pacientes ingresados que no tenían teléfono, el móvil nos le facilitó el hospital y había uno solo para todos, se colapsaba, pero había llamadas muy emotivas, otras muy alegres. Abuelitos muy malitos que con escuchar la voz de un conocido se les iluminaba la cara, otros no podían articular palabra, pero todos esperaban esa llamada de la tarde. Todo esto pensábamos que se solucionaría rápido pero poco a poco veíamos que los meses pasaban y había altibajos, 1ª ola, 2ª ola, … hasta que comprendimos que teníamos que vivir con ello, la “nueva normalidad” se denominó.

Y por fin una pequeña luz al final del túnel, nos llegaban las primeras vacunas que, aunque sigamos contagiándonos el mal sería menor. Por fin una tregua. A día de hoy seguimos luchando, poco a poco en el hospital se va respirando normalidad dentro de lo que se puede. Algún día lo recordaremos como una gran experiencia en nuestra vida personal y profesional.

Cómo citar este documento

 Flores García, Teresa. Astronautas. Narrativas-COVID. Coviviendo [web en Ciberindex] 20/09/2021. Disponible en:  https://www.fundacionindex.com/fi/?page_id=2322
 

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