“Gracias compañeros y algunos afortunadamente amigos, hoy y siempre quiero cuidaros a vosotros.”
Sonia Martín Márquez
Enfermera, Distrito de Atención Primaria Huelva-Costa. Lepe (Huelva).
A estas alturas, en junio de 2021, no cabe duda que el 2020 fue el año de la enfermería, jamás pensamos que lo celebraríamos tan a lo grande dando lo mejor de cada una y recibiendo aplausos a diario de la sociedad, dejando para el recuerdo estatuas en reconocimiento a nuestro trabajo. Elegido este año por la OMS al cumplirse el bicentenario del nacimiento de Florence Nightingale, fundadora de la enfermería moderna. ¡Qué casualidad!, ¿o no? Y lo hemos celebrado lavándonos las manos más que nunca y teniendo muy presente todos aquellos postulados que nos dejó Florence.
Muchas han sido las bofetadas que nos hemos llevado como sanitarios y como sociedad, como país que se ha medido a nivel mundial con un sistema de salud del que no podemos presumir tanto. Todavía no hemos despertado de esta pesadilla llamada COVID-19 y sabemos que la resaca será importante, nos tocará digerirlo todo, ya pasada la euforia del confinamiento y todo lo positivo que le vimos a quedarnos en casa. Hemos pasado a un estado de desesperanza y apatía que llena las consultas de psicólogos y psiquiatras, fatiga pandémica y cómo afrontarla, todo nuevo e improvisado. Echo de menos la vida antes del COVID-19. Nos invade la melancolía.
En las conversaciones diarias siempre hay alguna referencia al COVID en nuestro caso por partida doble, trabajando y fuera, más de lo mismo. Inmersos en el día de la marmota. Mucho sería lo que podría narrar de lo vivido como enfermera, en mi caso desde atención primaria, tenemos vivencias similares independientemente del punto cardinal donde nos situemos, el idioma y la experiencia, ha sido horrible, ¡ni a soñar que nos echáramos!
La semana pasada coincidíamos dos generaciones de enfermeras en el punto de vacunación del centro de salud y en uno de los enriquecedores descansos imaginábamos cómo recordaríamos lo que estamos viviendo. Algunos llenos de ilusión daban gracias a esta situación porque tienen trabajo y es el primer contrato que nunca se olvida. “Empecé trabajando en la pandemia”, decían viéndose ya mayores y explicándolo a futuras enfermeras noveles. Aprendimos a trabajar en la pandemia.
Hace mes, un técnico en transporte sanitario me pregunta cómo estaba yo a nivel emocional. Él me decía que últimamente sin motivo aparente, aparte de la pandemia claro, un día estaba con estado de ánimo casi eufórico y el siguiente muy triste y deprimido, sin ganas de nada. Y decía que le llaman estado en “sierra”. Es curioso le dije, a mí me pasa lo mismo.
Si como enfermeras cuidamos del estado emocional de los pacientes y la relación de empatía tan necesaria para una relación terapéutica de calidad, ahora nos cuidamos los compañeros porque por partida doble nos afecta la pandemia. Mis compañeros me aportan ahora la parte social que tenemos limitada, ir a trabajar se ha convertido en acto social también. Las emociones se contagian, hemos trabajado muy duro. Debemos darnos ánimos y motivarnos. No olvidaremos los compañeros de camino. Como enfermera me preocupo de mis pacientes, pero he de reconocer que más que nunca y sobre todo, busco los ojos de mis compañeros todos los días y quiero hacerles la jornada más amena y charlar sin pretensiones porque esa es mi forma de agradecerles todo lo que me aportan ellos, sin saberlo. Son muchas horas juntos. Estamos haciendo historia de la enfermería. Cómo cuidar si no nos cuidamos entre nosotros.
Gracias compañeros y algunos afortunadamente amigos, hoy y siempre quiero cuidaros a vosotros. Una palabra, un gesto, una sonrisa, para vosotros. Espero ayudaros tanto como me ayudáis vosotros, todos, no solo de enfermería, todo el equipo.
Cómo citar este documento
Martín Márquez, Sonia. El año en el que el mundo cambió. Narrativas-COVID. Coviviendo [web en Ciberindex] 05/07/2021. Disponible en: https://www.fundacionindex.com/fi/?page_id=2164