Profesión y Vocación

“Entonces deberíamos reflexionar un instante ¿Qué nos motivó a ser enfermeros?”

Yesenia Cortés Beledías
Enfermera. Unidad de cuidados intensivos, Secretaría de Salud, México.

La llegada del COVID 19 en el mundo tomo por sorpresa a todo el sistema de salud, en los países del tercer mundo se genero un gran caos ya que no se cuenta con instituciones acordes para el manejo de los pacientes; desde enero del 2020 se inicio la implementación de protocolos de manejo y la reingeniería de las unidades se empezó a desarrollar, sin embargo dentro de hospital se respiraba miedo, incertidumbre, angustia y temor por llevar el virus a casa. Como enfermera intensivista me movió el deseo y el compromiso ético de ayudar a quien lo ocupara, dentro de mi unidad hospitalaria se abrió el área COVID, tuve la oportunidad de estar con la primera paciente que ingreso como sospechosa, ya que no se contaba con personal asignado para la unidad me ofrecí de voluntaria junto con otra compañera del turno vespertino. A pesar de tener sentimientos encontrados ya que tengo familiares de riesgo seguí mi instinto vocacional.

Al colocarme el equipo de protección tuve la sensación de estar atrapada en una burbuja y quería salir de ahí, pasaba por mi cabeza la imagen de mi hijo de 14 años con insuficiencia renal, mi padre diabético y mi madre adulta mayor; sin embargo el amor a mi profesión y la seguridad de mi compañera ayudaron para sentirme mejor. Mis sentimientos se encontraron cuando percibí el miedo de la Sra. Mujer en sus primeras horas de puerperio fisiológico acusada de ser positiva “porque tosió esa mañana”, angustiada por no saber nada de su hijo y de su gente; me enojo que nadie se tomara la molestia de informarle que pasaba. Transcurrió el turno sin mayor complicación, me sentí satisfecha con el trabajo de ese día, sin embargo al cruzar por el pasillo miradas de compañeros me hicieron sentir como “apestada”, comentarios como: “que no tienen hijos, que les pasa, ustedes van porque a ustedes si les gusta su trabajo, de que lloren en su casa a que lloren en la mía” me deprimían.

La angustia creció, mientras transcurrían los primeros meses de la pandemia e incrementaban los casos, dejaron de existir las gripas comunes para pasar a ser neumonías atípicas, la paranoia en algunos profesionales de terapia intensiva se fue al extremo llegando a hacer comentarios negativos para la profesión; sin embargo reconozco que también hubo los héroes en silencio, compañeros que sin tener el equipo adecuado para su protección nunca dejaron sola a la paciente ofreciendo lo mejor de sus cuidados. Para el mes de agosto se protegió al personal de riesgo compañeros hipertensos, diabéticos, obesos fueron confinados en casa sin venir a trabajar; sin embargo la desconfianza de ser portadores del virus y contagiar a los más queridos (padres, hijos, hermanos) origino a varios compañeros a atentar contra su salud, subir de peso fue un reto para entrar al grupo vulnerable así como ingerir grandes cantidades de azúcar previo a la toma de la misma para ser detectado como diabético y así poder estar en casa con los suyos (una doble moral, en algunos casos lamentablemente en las redes sociales publicaban reuniones, vacaciones o que estaban en sus otros trabajos).

Pese a que el hospital no está destinado como hospital COVID, en el trascurso de este año de pandemia no hemos aprendido a vivir con esta nueva normalidad, personal administrativo ocupando equipos de protección y cubrebocas N95 mientras que el personal médico y de enfermería ubicados en áreas COVID carecen de estos insumos. Mujeres con cirugías negadas hasta tener prueba COVID negativa, ingresos al covitario de casos sospechosos y después de tres días de soledad y angustia ser regresada a piso, o en el mejor de los casos egresada a casa.

En el servicio de la UCI a donde estoy adscrita la incertidumbre emerge día con día, paciente que ingresa ya lleva la etiqueta de sospechosa aparte del diagnostico que la llevo a la unidad; puérperas, pos-operadas, diabéticas son privadas de la visita familiar; esto aumenta la ansiedad del binomio paciente-familia. En el paciente la psicosis que genera el aislamiento las ha llevado a levantarse de su unidad y arrancarse cables de monitor, catéter periférico y/o central, puntas nasales con la necesidad de salir corriendo de ese cuarto aislado y solo. El jefe del servicio opto por negar la visita familiar (a pesar de ser negativos), solo acudían al servicio para recibir información sobre el estado de salud de su paciente, esta situación no solo le genera angustia por su paciente, con lagrimas en los ojos proclamaban entrar a verlo, el miedo de no volverla a ver los llenaba de dolor, situación que a mi compañera de servicio y a mí nos contagiaba y optamos por permitir el acceso “visitas a escondidas”. Situación que favoreció en la recuperación de las usuarias ya que el simple hecho de saber de su familia (madre, esposo, hermanas), su recién nacido o de los hijos quedados en casa ayudo en su mejoría. Taquicardia, angustia, miedo a ser descubiertas fueron las emociones que esto generó en nosotras, mas la satisfacción de ver la sonrisa en sus rostros y la gratitud que emanaban a nuestras personas por ese simple regalo de 1,2, minutos nos hacían sentir que hacíamos lo correcto; es increíble cuanto puedes dar con un pequeño acto de compasión. Es necesario modificar paradigmas, el profesional de la salud se caracteriza por ser humanista, empático, con identidad profesional.

Nos encontramos en la encrucijada de vocación y/o profesión, en este año de pandemia hemos visto héroes de la salud que dan su vida por la atención y cuidado del otro, estando al servicio del enfermo con Covid-19 con amor y pasión: pero también nos encontramos profesionales institucionalizados que a pesar de transitar por un momento crítico en donde los casos positivos aumentan sin control al igual que las defunciones no cambian su actuar.

Como profesional de enfermería me quedo con todas esas enfermeras y enfermeros mexicanos comprometidos con su quehacer diario, dando lo mejor de si día con día, aún cuando sabemos que transitamos por momentos críticos, al ver morir a muchas personas resurge el miedo y la angustia de poder contagiarse y contagiar a los suyos, en espera de la vacuna para poder frenar un poco esta epidemia y trabajar con menores riesgos esta sería uno de los mejores regalos para el personal de salud y sobre todo que sea reconocida la labor de enfermería (o).

Enfermería una carrera con sentido humanista lleno en estos momentos de muchos contrastes, con un 2021 en el que se debiera reconocer a tantas mujeres y hombres a nivel mundial por que se ha demostrado de que estamos hechos y todo lo que se puede hacer para sacar a flote a la nación, a la que nos debemos, pero sobre todo dar lo mejor de uno mismo al prójimo, pensado en brindar ese cuidado con la misma pasión y entrega con que me gustaría ser tratada el día que lo necesite. Entonces deberíamos reflexionar un instante ¿Qué nos motivó a ser enfermeros? Y retomar ese sentir, ese llamado que recibimos en un momento de nuestras vidas y poder responder como enfermera, como médico, como profesional de la salud….ejerzo mi labor con vocación, con la pasión de ser lo que soy… o…. solo por ser un profesional mas del sistema, uno mas de la plantilla.

Cómo citar este documento

Cortés Beledías, Yesenia. Profesión y vocación. Narrativas-COVID. Coviviendo [web en Ciberindex] 12/02/2021. Disponible en: https://www.fundacionindex.com/fi/?page_id=2000
 
 

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1 comentario en “Profesión y Vocación

  1. Que fuerte “que nos motivó a ser enfermeros” si les digo que lo que me motivo fue tener un trabajo, no pasar necesidad y de alguna forma ser una persona de bien como dirían mis padres, hoy lo veo y lo siento de otro forma, para que lo puedan entender fue como si me pusiera de novia con alguien que me gustaba y de repente comencé a amar así me pasa, hoy se que puedo estudiar otras carreras por saber tener conocimientos, pero amo ser enfermera con todas las falencias, con la falta de reconocimiento que tenemos, pasar por esta pandemia y antes de esto me demostró el valor del cuidar al otro acompañar, son muchas las tareas y roles que tenemos, muchas veces me pregunté que hago y la respuesta es lo que se hacer cuidar al otro y se que nadie mejor que nosotros los enfermeros lo sebemos hacer eso es enfermeria, la volvería a elegir me dio mucho así como también es difícil el ver sufrir al otro, pero cuando nosotros sabemos que lo que le producimos es un bien todo se ve distinto.

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