La vida no se planea.

“Eres técnico auxiliar de enfermería y futura enfermera, ¿vas a quedarte en casa?”

María Tereñez Asencio
Estudiante de Enfermería. Centro Universitario de Enfermería San Juan de Dios, Sevilla, España.

Se marcha 2019 y con él, el año más difícil de mi vida. ¡Hola 2020! nuevo año, año de la enfermería, previamente planificado y deseado como el año más feliz de mi vida, llegaría el fin de mi carrera y su correspondiente festejo, rodeada de los seres más queridos de mi vida. El ser humano, por lo general, tiende a planear e imaginar cómo será su vida… y ¡ZAS, ERROR! la vida nos roba ese privilegio, pues a medida que vamos viviendo, diversos obstáculos se cruzan en nuestro camino, algunos más grandes que otros, pero solo aquellas personas que los sufren conocen la gravedad del asunto. Diciembre de 2019, solo me envolvía en el problema que azotaba con mucho dolor cada despertar, la angustia constante cada noche, y el sufrimiento de cada día por desear que fuese el mejor. Ha sido el problema más grande y terrible para mí y toda mi familia. A la vez, y no tan diferente, un virus acaba con la vida de miles de personas, creo recordar noticias sobre un nuevo virus que amenazaba la vida de persona en China y del cual no existía vacuna; Me costó sudores y lágrimas empezar este deseado y a la vez decepcionante año. La vida, destruyó todo lo planificado, me quitó lo más amado de mi vida, pero tenía que seguir adelante, reincorporarme a las prácticas, estudiar para los exámenes finales, sobrellevar un duelo añadiéndole una avalancha de gestiones administrativas correspondientes a un fallecimiento, de las cuales no tenía ni idea,…en definitiva sobrevivir.

No voy a negar que dudé abandonar mi carrera, mi vocación, en esos momentos no me sentía preparada para padecer los sufrimientos de otras personas. Por suerte, la vida te regala personas que te quieren con total sinceridad y nunca permitirán que te hundas. A todas ellas les estoy plenamente agradecida. A principios de Marzo del 2020, me encontraba realizando mis prácticas en el servicio de Urgencias y Observación del Hospital Quirón Sagrado Corazón, Sevilla, y se hablaba entre el personal sobre la introducción de nuevos protocolos con extrema precaución hacia el contagio del dichoso “virus de China”, Coronavirus o Covid-19, todo con bastante incertidumbre. Aún no era consciente. El 14 de Marzo en una rueda de prensa, el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, declara que España entra en Estado de Alarma, con estrictas restricciones, las cuales prohíben la salida de nuestros hogares, nos encontramos CONFINADOS con un país completamente paralizado.

Los primeros días de confinamiento los españoles en sus hogares se dedica a aprovechar el tiempo, como nunca antes lo habían podido hacer, pues nunca tenemos tiempo para dedicárselo a la limpieza, al orden, cocinar, hacer juegos y bailes de todo tipo… por lo que los más afortunados hemos tenido la ocasión de aprovechar ese tiempo para hacer todo esto, lo más importante, dedicarnos a nosotros mismos. Confías que esto no durará mucho y que en un par de semanas podremos volver a la normalidad, pero…enciendes la televisión, y se inunda la casa de colores grises, de incertidumbre y miedos; Cada día que pasa las cifras de contagio y fallecidos suben desmesuradamente, parece que no tiene fin, y lo peor es que, este dichoso virus a invadido a el mundo entero.

Finales de Marzo, cada vez soy más consciente de la situación y gravedad a la que nos enfrentamos. Ha habido una cosa que me ha hecho reaccionar, la situación de las familias que no podían visitar a sus parientes ingresados en el hospital. Las normas eran muy estrictas, se buscaba por todos los medios frenar la propagación del contagio y para ello había que sacrificarse, toda aquella persona que estuviera contagiada no podría recibir visitas, y en el peor de los casos morir sola en la habitación de un hospital o en una UCI. Mi subconsciente no me dejaba descansar; “eres técnico auxiliar de enfermería y futura enfermera, ¿vas a quedarte en casa?”. Sé que él, mi ángel, me hubiese animado a trabajar, y no perdí más tiempo, me puse en contacto con el hospital en el que otras veces he trabajado como TCAE para ponerme disponible para trabajar. Pasado dos días me llamaron para confirmarme que empezaría a trabajar en la planta del hospital habilitada para personas positivas en Covid-19. Comenzaba una nueva y dura etapa. Esta etapa traiga consigo una bomba de sensaciones, que por momentos me hacían sentir que explotaba dentro de ella. El hospital en que otras veces había trabajado no tenía ni un atisbo de parecido, aun siendo el mismo estaba muy diferente, cada día introducían protocolos nuevos, la organización en el trabajo, equipos de trabajos especiales, zonas muy restringidas… con todo ello era inevitable sentir miedo, incertidumbre, mucha tensión y todo tipo de sensaciones en el ambiente y en mi misma.

Las primeras semanas de trabajo fueron de una adaptación brusca, apenas podía dormir, me encontraba muy intranquila, pero una parte de mi sabía que era la mejor decisión que podría haber tomado. Era impresionante la capacidad de adaptación inminente de todo el equipo de trabajo en el Hospital, nos adaptábamos con más rapidez en cada planta, íbamos dominando con algo más de facilidad esas nuevas normas a seguir. Probablemente si preguntarais a cada uno de los trabajadores, contarán que se sienten más seguros trabajando en estas zonas especiales para personas positivas Covid19, que en otras que no lo son, ya que las precauciones y prevenciones en estas son las más extremas. No voy a negar que el Equipo de Protección Individual (EPI) es incómodo. Desde mi experiencia con el EPI puesto, y creo que el de la mayoría de mis compañeros, ha sido trabajar luchando a cada minuto con el calor, el agobio, la ansiedad que todo ello produce, dejando al lado todas estas sensaciones, para poder concentrarte en cuidar y tratar a pacientes que lo han estado pasando realmente mal. Nuestra misión no ha cambiado, y es que con EPI o sin ellos, tenemos que estar a pie de cama de personas que están pasando por un momento horrible en su vida. En nuestra mano está comunicarlos con su familiares, informarles de cada detalle, hacerles tener momentos de distracción ya sea manteniendo conversación, cogiéndoles de la mano e incluso jugando en ocasiones al bingo con aquellos pacientes en mejores condiciones, haciéndoles olvidar por un rato la situación en la que se encuentran.

Me gustaría hacer memoria de todas aquellas familias que han sufrido la pérdida de un ser querido en estos tiempos tan difíciles. Ellos si son “HÉROES” de verdad. Porque si ya es difícil perder a un padre, agarrándolo de su mano, no me quiero llegar a imaginar ni sentir lo tremendamente horrible y doloroso que es perder a un familiar lejos de él/ella. D.E.P. Por todos ellos, siempre estarán en nuestros corazones. Como digo al comienzo, no planifiques, simplemente vive cada segundo que la vida te regala, creo que es la mejor planificación que puedes hacer, VIVIR, y a cada obstáculo que por tu camino quiera cruzarse, mírale y sonríele. María Tereñez Asencio Por ti, mi amado padre, por enseñarme, que a la vida hay que bailarle hasta el último suspiro.

Cómo citar este documento
Tereñez Asencio, María. La vida no se planea. Narrativas- Covid. Coviviendo [web en Ciberindex], 27/05/2020. Disponible en: https://www.fundacionindex.com/fi/?page_id=1385

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