Un mundo donde los abrazos traspasan pantallas.

“Las enfermeras no solo están en primera línea, también en el último aliento”

Inmaculada Fraile Infantes
Estudiante de Enfermería. Centro Universitario San Juan de Dios, Sevilla, España.

El día 31 de Enero de 2020 comenzó todo como un huracán, trayendo consigo vientos destructivos, lluvias torrenciales, inundaciones y tornados que causaron enormes estragos en la población y los espacios naturales. Parece el comienzo de una historia de suspense ¿verdad?, pero sin irnos mas lejos de la vida real, representa todas las consecuencias que el Covid – 19 ha dejado a su paso por este mundo: millones de muertes, duelos en soledad, agotamiento del profesional sanitario y miles de abrazos amorosos intentando traspasar la pantalla. Meses antes, más concretamente, en diciembre de 2019, fueron identificados brotes de esta nueva enfermedad causada por el virus SARS – CoV – 2 en Wuhan, China. Su principal característica residía, no en la gravedad de los casos infectados, sino en su elevada transmisibilidad, llegando a infectar en un escaso periodo de tiempo a un gran número de personas. Su velocidad de propagación hizo saltar las alarmas.

Contundencia y firmeza eran las dos palabras que mejor resumían la actuación del Gobierno chino en su lucha contra esa enfermedad, algunas de las medidas tomadas fueron: Restricciones de movimiento, cierres de fábricas e industrias, confinamiento en casa, cierre de bares, parques, terrazas, etc. ¿Me creeríais si os digo que fue considerada pandemia y que España se encontraba entre los países más infectados? Pues sí, así fue, el 11 de Marzo de 2020 la OMS reconoció como pandemia global la Covid – 19, siendo el 14 de marzo de 2020, día en el que el Gobierno español decreto la entrada en vigor del estado de alarma y con ello las múltiples restricciones hasta la fecha. ¿Parece un sueño verdad? Si alguien meses antes, nos hubiese dicho que el comienzo de este año iba a traer consigo un gran confinamiento durante la época primaveral, estación en la que comienzan a reavivar los árboles, las plantas florecen y el sol suele ser el comienzo de extensos días, diríamos que está loco/a, ¿Cómo nos van a quitar nuestras cervecitas en una terraza a orillas del mar, disfrutando de momentos inolvidables con los amigos, familia y seres queridos? De un día para otro todos nuestros planes de futuro, viajes de fin de curso, trabajos de fin de grado, ideas para pasar el fin de semana, se desmoronan, dejando paso a una vida en familia basada en la rutina diaria, días más largos que de costumbre y frías demostraciones de amor a través de la pantalla del móvil o del ordenador. Múltiples dudas inundaban nuestra mente, sin encontrar una respuesta definitiva. Los días transcurrían en un no parar, y los medios de comunicación no paraban de dar noticias relacionadas con un aumento del número de contagiados, el colapso de los centros sanitarios, el agotamiento de los profesionales desde médicos, enfermeras hasta auxiliares, celadores y la muerte, una palabra tan temida en esos momentos.

La nueva pandemia estaba dejando muchos estragos en nuestra sociedad. Mientras tanto en las casas se vivían momentos únicos, los niños pequeños se alegraban porque tendrían más tiempo para jugar, los alumnos podrían realizar los deberes de manera más relajada y aquellos “casi profesionales” en su último año de carrera podrían terminar de manera más desahogada ese trabajo que para todos ellos representa el logro más importante de sus vidas. Para los padres trabajar desde casa sonaba a lujo ¿verdad?, no tener que madrugar, evitar esas colas inmensas de coches al inicio de cada día laboral, rutina y más rutina, intentar ganar un poco más de dinero para conseguir cosas materiales que llenaban un poquito de nuestro corazón, dejando a un lado la importancia de vivir momentos en familia, reírse con los amigos, dar abrazos y amor a los abuelos, primos, parejas, cantar, bailar, sentirse libres en un mundo sin final, porque realmente pensábamos que esto iba a durar dos días.

Tras solo 15 días de confinamiento, el 25 de Marzo de 2020, el Gobierno de España comparece ante toda la población, confirmando la primera prorroga del estado de alarma con el objetivo de reducir el número de casos contagiados y hacer frente a esta pandemia con la mayor entereza y fortaleza posible. En la población esta medida cayó como un jarro de agua fría, hasta ese momento el confinamiento había sido un período de relajación inesperado, unas vacaciones que llegan por sorpresa, pero… ¿Seguiríamos viéndolo de la misma manera después de esta prolongación? Los días pasaban y en casa todo se vivía de manera diferente, los niños tenían que hacer frente a todos esos deberes que enviaban los profesores por videollamadas para poder sacar el curso a flote, miles de preguntas en relación con las prácticas de último curso universitario, padres que tenían que enfrentar la realidad de trabajar y cuidar de la casa y sus hijos al mismo tiempo, videollamadas con la familia para expresarles todo lo que los echábamos de menos y dejarles ver a través de una pantalla lo importante que eran en nuestras vida, quedadas a las ocho de la tarde en los balcones de todas las casas para intentar mantener esa vida social que drásticamente se nos había arrebatado mientras nos enorgullecíamos de la labor tan importante que estaban llevado a cabo los profesionales sanitarios en primera línea de batalla, cambios y más cambios a los que teníamos que hacer frente.

Diversas prórrogas sucedieron a esta y con ello el temido término “periodo de confinamiento” dió paso al “ciclo de autoconocimiento”, sí era nuestro momento. ¿Cuántas veces habríamos querido tener un mínimo tiempo para dedicarlo a nosotros? Comenzar a cuidar nuestra salud física y emocional, entender que quizás este periodo de confinamiento no ha traído tantas cosas malas, comenzar a darle la importancia que se merecen a aquellos momentos inolvidables con nuestros hijos, con nuestros hermanos, abuelos, con todas las personas importantes que nos rodean, ver que realmente lo que más echamos de menos no son esas cosas materiales que previamente tanto apreciábamos, sino las personas con las que compartíamos los momentos inolvidables, esas risas, las miradas cómplices, un abrazo, un beso, un te quiero al despedirte de tus abuelos. Porque eso es la vida, una colección de momentos y personas infinitas. Finalmente, el día 11 de Mayo de 2020, el Gobierna español puso fin al periodo de confinamiento con algunas restricciones, esto supuso un gran alivio para todos los profesionales sanitarios que se encontraban luchando contra la pandemia en primera línea de batalla, bajo la banda sonora de Piratas del Caribe.

Las noticias no cesaban: reducción del número de casos contagiados, cada vez menos enfermos ingresados en UCI y menos muertes, disminución de la carga laboral, resultados del agobio físico y emocional de los profesionales sanitarios. Año 2020, año de la enfermería decían. Cuidar salva vidas, pues sí y ahora más que nunca. Los profesionales de enfermería no solo se encuentra en esa primera línea luchando contra el Covid, también se encuentra en el último aliento, en la despedida de un ser querido, en el apoyo y fortalecimiento de los familiares, en esos duelos en soledad, desiertos emocionales, lloros desconsolados. Porque esa ha sido la otra cara de la pandemia, millones de muertes y ninguna velada como realmente se merecen. Cualquier gesto por simple que sea un abrazo, sonrisa, una mirada, etc han seguido humanizando la labor tan característica de los/las enfermeras, superando la línea de protección, transmitiendo ese sostén a través de los equipos de protección individual, dejando saber a toda la población que con su ayuda van a seguir adelante y que no le teman al virus, juntos saldremos airosos. Una luz al final del túnel para toda la población, el inicio de una nueva vida donde las cosas materiales son insignificantes, los abrazos virtuales pasan a ser abrazos reales y los momentos inolvidables y el amor hacia nuestros seres queridos se convierten en la regla general de este nuevo viaje que estamos a punto de emprender.

Cómo citar este documento
Frailes Infantes, Inmaculada. Un mundo donde los abrazos traspasan pantallas. Narrativas-Covid. Coviviendo [web en Ciberindex], 16/05/2020. Disponible en: https://www.fundacionindex.com/fi/?page_id=1058

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