De estudiante a enfermera en mitad de una pandemia.

“Nosotros no hemos disfrutado de nuestros últimos días de carrera, pero otros no han podido vivir sus últimos momentos de vida”

Beatriz Díaz Muñoz
Estudiante de Enfermería. Centro Universitario de Enfermería San Juan de Dios, Sevilla, España.

Un rumor. Así comenzó todo. Escuchábamos en las noticias como en China se había extendido una enfermedad que estaba causando numerosas muertes afectando a la población anciana y a las personas en riesgo. Veíamos en las noticias cómo comenzaba el confinamiento y escuchamos, algunos por primera vez, la palabra cuarentena. Recuerdo escuchar a muchas personas diciendo que esto no iba a llegar aquí, comparando esta enfermedad con una simple gripe y que eran exageradas las medidas por la situación política de este país. En ese momento, me encontraba realizando las prácticas en la UCI pediátrica, en un servicio en el que estaba encontrando mi vocación, en el que en los últimos días las enfermeras nos transmitían esa incertidumbre del no saber qué alcanza tienen las noticias que escuchamos. Y llegó, llegó de un día para otro. Recuerdo cuando nos enviaron el correo diciéndonos que se cancelaban las prácticas, era un martes, a las 20:00 y el grupo de whatsapp de la universidad de disparó con comentarios. Al principio, para que mentir, nos alegramos de estas “vacaciones” improvisadas, justo cuando se acercaba la primera entrega de nuestro trabajo de fin de grado. Creo que en ese momento ninguno fuimos conscientes de todo lo que ocurriría y como echaríamos de menos las prácticas y sobre todo el tener un final de prácticas o más bien final de carrera “normal”. Después de la cancelación de las prácticas, recibí un correo, el jueves de esa semana, de la academia donde me estoy preparando el EIR de la cancelación hasta nuevo aviso de las clases presenciales, debido al Coronavirus o Covid 19. En él nos decían que como profesionales sanitarios no podíamos compartir un espacio común debido a las medidas implantadas por el ministerio para minimizar la propagación del virus. Cuando leí este correo, me pareció absurdo, recuerdo comentarlo con algunas compañeras cómo esta medida nos parecía exagerada y cómo podían llegar a esto si aún no se sabía nada.

Y llegó el momento, el gobierno implanta el estado de alarma, el confinamiento en nuestras casas, debido a que la situación de propagación estaba poniendo en una tesitura a nuestra sanidad devastadora. Recuerdo las primeras noticias acerca de esta pandemia. El miedo en el cuerpo por no saber que puede hacerte a ti o a cualquier persona un virus invisible. Se hablaba del lavado de manos o del uso de mascarillas, algo que era inconcebible en nuestra sociedad. Al principio, no creo que fuéramos conscientes de todo lo que iba a ocurrir en estos últimos dos meses, pero sin duda, ha ocasionado un cambio en nuestras vidas. A día de hoy, el lavado de manos o las mascarillas, están siendo nuestro salvavidas para poder volver a esta nueva normalidad. Una de las cosas que más me llamó la atención del inicio del confinamiento fue la aceptación por parte de la mayoría de la población acompañado por el pánico que se vio reflejado en la compra masiva de productos de primera necesidad. Creo que no fui realmente consciente de esta situación hasta que una noche, salí a mi terraza y vi como una de las principales carreteras de Sevilla (que pasa cerca de mi casa), se encontraba vacía y como el silencio invadía las calles de un barrio que a esas horas, el año anterior, estaría en su máximo apogeo. Durante este tiempo, el único momento de unión, de encuentro social, lo buscábamos a través de las plataformas de video llamadas o a las 20:00 con los aplausos a través de los balcones. Estos momentos, eran los únicos que nos recordaban esa vida social que teníamos antes de esta pandemia. Eran esos momentos, con familiares, amigos o vecinos los que me hacían sentir que esto pasaría y que por mucho que pasará al menos esta forma de comunicación era mejor que nada.

Llegó la noticia, el Ministerio de Sanidad llamaba a la primera línea a los estudiantes de enfermería en algunas comunidades autónomas por la falta de personal. Lo primero que pensé cuando lei esta noticia es ¿Estoy preparada? ¿Sabré hacerlo? ¿Seré capaz? Este tipo de cuestiones, suponía que me las plantearía el día después de mi graduación o de recoger mi título pero, todo se había adelantado unos meses y yo en vez de celebrarlo, me moría de miedo. Pasamos de la incertidumbre de no sabemos si podremos acabar este año la carrera a puede que se nos pida ayuda para trabajar a lo largo de esta pandemia.

He leído y escuchado testimonios de compañeros y compañeras que tuvieron que enfrentarse a todas estas preguntas, dejarlas atrás y ponerse la mejor de sus sonrisas para hacer de esta vocación su profesión. Nadie pensaba que nuestros cuatro años de risas, llantos, esfuerzo, iban a terminar de esta forma. No pudimos disfrutar de nuestro último día de prácticas o de nuestro último día como estudiantes, pero si hemos descubierto algo, y es que nos unimos a una profesión, a un equipo de profesionales, que son valientes, luchadores y a los que admiramos a día de hoy por encima de todo. Nosotros no hemos podido disfrutar de nuestras últimas veces en la carrera, pero esta pandemia ha causado que muchas personas no puedan disfrutar de sus últimos momentos con sus familiares, y eso es lo que más daño me ha causado durante todo este tiempo. El pensar que tenía lejos a mis abuelos o a familiares y amigos, me hacía plantearme lo verdaderamente importante y si algo he aprendido de esta cuarentena, es a valorar aún más esa libertad que creíamos infinita, esas horas y horas escuchando las historias que mi abuela me contaba o a pasar tiempo con mis amigos sin tener que guardar esos dos metros de seguridad. Esa humanidad que tanto nos hablan desde primero de carrera, nos la ha enseñado a base de golpes esta pandemia y espero que sirva todo lo que hemos avanzado para que no vuelva a ocurrir jamás. Porque lo verdaderamente importante ahora es saber que todos tenemos un pequeño grano de arena que aportar para frenar esto, y que en nuestras manos está el cómo será esta nueva normalidad.

Cómo citar este documento
Díaz Muñoz, Beatriz. De estudiante a enfermera en mitad de una pandemia. Narrativas-Covid. Coviviendo [web en Ciberindex], 12/05/2020. Disponible en:  https://www.fundacionindex.com/fi/?page_id=1013

Volver a Sumario de narrativas
Elabora tu propia narrativa

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *